Saya No Uta

Capítulo 31

Kouji regresa el revólver a su bolsillo y saca su teléfono.

» Él llama a Fuminori «

Es hora de terminar con esto. Justo como lo había prometido antes, Kouji llama de nuevo a Fuminori.

La llamada entra de inmediato, como si Fuminori estuviera esperando por ella.

—Hola, Kouji. ¿Dónde estás?

—Eso no es asunto tuyo, ¿o sí?

Tan pronto como Kouji responde, el sonido estridente de un teléfono que suena llena la casa. Sorprendido, Kouji se da vuelta y mira hacia el pasillo. El teléfono de la casa de Fuminori suena y parpadea para indicar una llamada entrante.

—Ya veo. Me imaginé que estarías en mi casa.

Kouji cayó en la trampa. Fuminori es quien está llamando al teléfono de la casa. Probablemente usó un teléfono diferente para llamar a su propia casa mientras hablaba con Kouji, sabiendo que, si llegaba a oír el teléfono sonando en el otro extremo, podría precisar su ubicación.

Fuminori debe haber previsto que la primera cosa que Kouji haría sería entrar en su casa, y, al encontrarla vacía, llamarle de inmediato.

—Por lo tanto, supongo que ya has visto todo...

—Sí... —Kouji responde sin miedo, a pesar de sentirse horrorizado por la astucia y la previsión que Fuminori ha comenzado a mostrar.

—Parece que te has convertido en todo un caníbal desde que nos reunimos la última vez. ¿A cuántas personas has matado?

—En realidad, sólo he matado a una hasta ahora —responde Fuminori sin excusas, completamente animado—. He desmembrado a tres o cuatro, sin embargo. Me he vuelto bastante bueno para cortar los tendones, drenar la sangre y eso.

Kouji ya no siente tristeza o horror ante la inhumanidad de Fuminori. Sólo existe el frío deseo de matar a la criatura que dice palabras tan repugnantes con la voz de su amigo.

—Maldito. Has matado a Oumi, ¿no? Estabas mintiendo cuando dijiste que no la habías visto.

—Hmm, me lo pregunto... —Fuminori murmura, al parecer de alguna manera avergonzado—. Para ser honesto, la que comí primero podría haber sido Oumi. Fue el mismo día en que ella desapareció, después de todo. Bueno, el cuerpo ya no se podía identificar de todos modos.

Kouji ya ha perdido la esperanza, por supuesto, pero esta es la primera vez que ha descubierto algo del brutal final de su novia.

—¿Tsukuba también?

—No. —dice Fuminori con una risita exasperada—. Ella está aquí, como he prometido. No soy un tonto. La necesito para negociar contigo, ¿cierto? No la desperdiciaré.

—Déjame oír su voz.

—No creo que eso sea posible. Ya no está en forma de hablar, después de todo.

Las palabras desdeñosas de Fuminori agudizan aún más la sed de sangre de Kouji.

—¿Te olvidas de lo que dije? Si no la dejas ir sana y a salvo...

—Vamos, alégrate de que todavía está viva. ¿O preferirías que fuera ya un cadáver? Hagamos un acuerdo, Kouji. Trae tus evidencias, junto con todos los archivos que has reunido. Cuando esté convencido de que son los reales, te entregaré a Yoh.

—Bien.

Incluso para Kouji, es obvio que este acuerdo es una farsa.

Con toda probabilidad, Fuminori tiene la intención de matarlo y enterrar sus secretos para siempre. Además, Kouji duda de que Yoh esté aún viva. Su carne podría bien estar en algún lugar de la nevera justo en frente de él.