Capítulo 29

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Las manos de su reloj se mueven con agónica lentitud, como si dieran la cuenta regresiva para el fin del mundo.

Con demasiado tiempo en sus manos, Kouji regresó a su apartamento, se duchó, se cambió de ropa, e incluso tuvo su primera comida completa en días. Quería tomar una siesta, sabiendo que necesitaba el descanso, pero el sueño nunca llegó, sin importar lo mucho que lo intentara. Tratar de obligar a sus nervios a relajarse sólo los hizo agudizarse.

Sin nada más que hacer, decide vagar sin rumbo por la ciudad hasta el anochecer.

El centro de Tokio está rebosante de apacibles distracciones. Rodeado de peatones que sonríen felices, luces brillando alegremente, y ventanas decoradas con anticipación para la Navidad, parece como si toda la felicidad en el mundo se hubiera reunido en un solo lugar. Kouji la recibe completamente, la graba en su memoria como si fuera la última cosa que jamás verá.

¿Es el mundo así de hermoso a causa de la terrible locura que acecha en sus sombras? Probablemente nunca podrá bañarse en el resplandor de la ciudad de nuevo. Tal vez por eso todo parece tan estimado para él.

Kouji mira a la ciudad durante horas. Se siente inalcanzablemente lejos de ella, como si estuviera leyendo el obituario de su primer amor, perdido en el pasado distante.

Su teléfono suena a las 8 P.M. La llamada es de Tanbo Ryouko. Su conversación es breve, termina inmediatamente después de decidir un lugar de encuentro. Y así termina la última noche de paz de Tonoh Kouji.

Ryouko llega al restaurante familiar de 24 horas a la 1 A.M., una hora más tarde de lo acordado. Tiene una bolsa de lona de aspecto pesado bajo el brazo. Kouji no se siente con ganas de preguntar qué dentro de la bolsa está causando que sobresalgan todos esos bultos.

-Lo siento, tenía que preparar muchas cosas.

Ryouko no suena en absoluto apologética, pero Kouji decide no decir nada y simplemente asiente con la cabeza.

Sólo unas pocas mesas se llenan a esta hora, como islas solitarias en medio del amplio restaurante. Después de alejar a la camarera de apariencia letárgica con un pedido de dos cafés, Kouji y Ryouko se quedan solos, como si hubieran quedado olvidados en un rincón del área de servicio.

-Entonces... ¿encontró lo que estaba buscando? -Kouji pregunta sin rodeos mientras se toma diligentemente su tercera taza de café aguado y sin sabor.

-Me gustaría pensar que no te hice esperar en vano, por lo menos. Sin embargo, aún no estoy segura de nada.

-Creo que Fuminori también está bastante estresado. Después de todo, lo he dejado colgado por un día desde que le dije que llamaría.

-¿Crees que está tan preocupado por verte?

-Su reacción a ante el nombre "Saya" fue muy clara.

En el silencio que sigue, Kouji trata de calmar su garganta reseca con otro sorbo de café flojo.

-Ya veo... -murmura Ryouko. -Así que es "Saya".

Es obvio que el ceño fruncido en su rostro no es debido al mal café.

-¿Ha encontrado la respuesta, doctora? -Kouji pregunta, prácticamente exigiendo una respuesta-. ¿Sabe lo que "Saya" es?

Ryouko hace caso omiso de la pregunta de Kouji fingiendo estar absorta con su café, pero sólo funciona hasta que la taza queda vacía.

Mirando fijamente a la mancha marrón en el fondo de su taza, Ryouko dice con voz dura y plana:

-Fuiste lo suficientemente tonto como para ignorar mi advertencia, pero... yo soy igual de terca, así que te lo diré una vez más Tonoh-kun, deberías ir a casa y olvidarte de todo esto.

Saya No UtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora