Capítulo 11

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Qué molestia... ¿Por qué insiste en interferir? Si sólo hablara conmigo para intercambiar saludos, incluso yo lo podría soportar. Pero que meta el cuello en mis asuntos sólo para satisfacer su curiosidad... claramente está violando mi privacidad.

Kouji es un ejemplo perfecto de alguien que piensa que siempre es bueno interesarse por los asuntos de otras personas. Probablemente piense que está mostrando interés por mí al entrometerse en mi vida personal. No podría ser más molesto. Si sigue interfiriendo, puede que tenga que encontrar alguna manera de tratar con él. Como Saya dijo, tengo que mantener mi búsqueda del profesor Ougai en el mayor secreto posible. Kouji podría arruinarlo todo.

Saya dijo que allí no habría nada que sirviera para la búsqueda, pero inesperadamente encontré muchas cosas de valor en la casa del profesor. No tuve tiempo para examinar a fondo la casa hoy; a este ritmo, probablemente tan solo revisar el estudio tomará varios días. Tendré que ir y venir de la casa frecuentemente, pero ahora Kouji sabe dónde está. ¿Va a seguir haciendo las cosas difíciles?

—Disculpa, Sakisaka-kun. —Una voz espeluznante me llama cuando estoy a punto de entrar por la puerta.

Reprimiendo un estremecimiento, pongo una sonrisa falsa y me doy vuelta para hacer frente a la palpitante masa de carne podrida que me mira con ojos hinchados.

—Buenas noches, Sakisaka-san. ¿Acabas de llegar a casa?

—Sí...

Ah, sí, este es mi vecino Suzumi de la casa de al lado, un pintor de mediana edad (creo) quien pasa todo el día en casa mientras su esposa trabaja. No he tenido mucha interacción con él así que, ¿por qué de repente me habla hoy?

—¿Te has acostumbrado a vivir solo?

—Eh, sí... Gracias por su preocupación.

—Sé que debe ser muy difícil, pero todavía eres joven. Tienes que trabajar duro para seguir adelante con tu vida.

—Sí...

¿Qué es esto? ¿Me detuvo solamente para darme un sermón?

—Con una casa tan grande, debe ser difícil encargarse de todo por ti mismo.

—Sí, supongo que estoy teniendo problemas.

—¿Por qué no al menos contratas a un cuidador? ¿No tenía uno tu padre?

—Sí, pero aún soy un estudiante, y mis fondos son limitados. Este tipo de gasto sería...

—Ya veo... —La bestia de carne ondula vilmente, como si aún tuviera algo que decir. Tan solo mirarlo me está llevando al límite—. Aun así, ¿no te parece que deberías por lo menos atender tu jardín? Yo estaría feliz de ayudar.

—No, gracias. Ya me las arreglaré por mi cuenta.

Ahora lo entiendo. Le preocupa que la fealdad de mi casa pueda arruinar la belleza de la suya. Condenado esnob.

Con una sonrisa obligada, me retiro a la seguridad de mi puerta. Puedo sentir los ojos de Suzumi perforando mi espalda todo el camino hasta la puerta principal. ¿Por qué no pueden alejarse de mi vida? Quiero encontrar un lugar libre de gente, un lugar donde pueda vivir junto a Saya.

•••

Suzumi Yousuke suspira en disgusto mientras observa al muchacho vecino retirarse a su casa.

«¿Qué pasa con su actitud? Incluso mientras hablaba, él mantenía su mirada ausente, como si estuviera mirando algo sucio».

¿El hijo mayor de la familia Sakisaka había sido siempre un joven tan desagradable? No, por supuesto que no. Cuando sus padres aún estaban vivos era un joven normal, un poco introvertido, aunque sensible. El vivir solo tan repentinamente debe de estar poniendo mucho estrés sobre él. Si esto continúa, podría desarrollar problemas mentales.

«¿O es ya demasiado tarde?» Yousuke se pregunta mientras mira con cansancio el patio de Sakisaka.

Incluso durante la cena, Yousuke no puede desprender la casa vecina de su mente.

—¿Qué pasa, querido? Te ves como si algo te molestara.

—Sí... hoy vi al joven de al lado.

—Al lado... ¿Fuminori-oniichan?

—Sí. Hablé con él sobre ese patio.

—Lo sé... me gustaría que por lo menos hiciera algo al respecto de ese olor.

El hedor procedente de la casa Sakisaka empeora cada día, y la familia Suzumi está al borde de perder la paciencia.

—¿Podría haber un gato muerto o algo en los arbustos? Seguramente tiene que notar el olor que viene de su propio patio.

—No estará dejando basura por ahí al descubierto, ¿o si?

—No, seguramente no...

—No, yo no lo dudaría de él ahora. Quién sabe lo que estará haciendo allí todo el día con las contraventanas cerradas. ¿Qué clase de vida lleva...?

—¿Onii-chan no se habrá vuelto loco?

—Oye, Hiromi, no debes decir esas cosas.

—Honestamente, con las cosas como van, estoy empezando a preguntarme si ha desarrollado paranoia o algo así.

—¿Estará bien?

—A menos que lo admita y se consiga un médico pronto, quién sabe...

Saya No UtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora