Capítulo 26

31 0 1
                                        

Kouji se detiene a dos cuadras de la casa Sakisaka y mira el edificio en silencio. Ante la brillante luz de la mañana, la casa Sakisaka parece estar envuelta en un miasma oscuro, como un agujero negro arrancado del paisaje. ¿Es sólo un producto de la imaginación de Kouji?

Cada ventana está cerrada, sin ofrecer visión alguna del interior. Kouji no tiene manera de saber si Fuminori está en casa.

Un peatón, probablemente un vecino, pasea su perro por la calle, mirando hacia atrás a Kouji después de que pasa frente al Accord. Kouji no se sorprende de llamar la atención a pesar de que está sentado dentro de su automóvil. No se ha bañado o cambiado de ropa desde que pasó la noche en el lodo del fondo de un pozo, por lo que se debe ver como un vagabundo sin hogar. Cuando se ve en el espejo retrovisor, encuentra el rostro demacrado de un hombre con un pie en la tumba devolviéndole la mirada. Es difícil de creer que esa cansada cara sin afeitar realmente le pertenece.

Si se queda aquí durante mucho tiempo, podría ser denunciado a la policía. Será mejor ponerse en movimiento.

Después de conducir lentamente hasta la parte delantera de la casa de Fuminori, Kouji gira la cabeza rápidamente para asegurarse de que no hay nadie alrededor; a continuación, sale del coche. Cualquier persona que pudiera estar en la casa ya debe haber escuchado el sonido del coche, pero no hay por qué preocuparse de eso ahora.

Kouji camina rápidamente a través de la puerta y el patio hasta llegar a la puerta principal. Pone su mano sobre el pomo de la puerta, absteniéndose de tocar el timbre o golpear. El tiempo para tales atenciones ha quedado atrás.

La puerta está abierta, y el pomo gira con facilidad en su mano. Pone su oído contra la puerta y trata de escuchar cualquier sonido que provenga del interior de la casa. «Es como si fuera un ladrón», piensa, sintiendo algo de vergüenza.

N

o parece haber movimiento en el interior. Después de revisar la calle de nuevo para asegurarse de que nadie está mirando, abre la puerta rápidamente y desaparece en el interior. Un hedor extraño ataca de inmediato a sus fosas nasales. Ya está preparado para cualquier cosa, sin embargo; por lo que, en vez de desanimarlo, el hedor sólo agudiza su precaución como el filo de una navaja.

Ha cruzado por este umbral muchas veces, y tiene un sinnúmero de recuerdos vívidos de los tiempos pasados en esta casa. ¿Entonces por qué? ¿Por qué siente la misma aura siniestra y escalofriante que sintió en la casa y cabaña de Ougai? La ira y la tristeza se apoderan del corazón de Kouji, como si la imagen de un amigo muerto hubiera sido profanada.

Kouji no se quita los zapatos antes de entrar. Sabe por qué está aquí, después de todo. Cada persiana está cerrada, llenando la casa de penumbra, y no puede ver nada más que negra oscuridad a través de las puertas abiertas de las distintas habitaciones.

«Debí haber traído mi linterna del coche», piensa con tristeza, y luego recuerda que se le cayó cuando fue atacado por Fuminori fuera del pozo. Todavía debe estar tirada en el patio trasero de la cabaña en Tochigi.

La casa podría estar vacía, aunque también puede que no lo esté. Cada partícula del aire parece estar cargada de silenciosas amenazas, como cuchillos presionados contra su garganta. ¿Hay un enemigo al acecho en la oscuridad que llena todas las habitaciones de la casa? No es difícil imaginar a Fuminori esperando una oportunidad para tomarlo por sorpresa y terminar lo que el pozo no pudo.

Kouji camina por el pasillo del primer piso, luego sube por las escaleras al segundo piso y revisa ese pasillo también. Se mueve lentamente y con cuidado, manteniendo aguzados sus sentidos, pero no siente nada a escondidas detrás de él u observándolo desde las sombras.

Saya No UtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora