Capítulo 5.

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"Khana"

Faltan 2 días para el festival de deportes del instituto. Todo ha estado ajetreado últimamente. Se acumulan exámenes, reuniones de salón para ver qué hará nuestro grupo como actividad para el festival, Cori que por fin regresó a su casa y me he quedado solito—me abruma realmente estar solito—sin nadie con quien charlar por las mañanas, sin compañía... creo que moriré de depresión. Además, me preocupa un poco como están las cosas en casa de Cori, supongo que sus padres no han de estar nada contentos por haber estado él ausente por tanto tiempo, pero qué más da, el bastardo de su padre no debería de rezongar ni pío, ha sido él quien en un principio causó todo este embrollo.

Cada día le pregunto a Cori que tal han estado las cosas, pero él siempre me contesta que bien, tras una sonrisa fingida que oculta realmente tristeza. ¿Qué cómo lo sé? Mi vida ha estado llena de ella, es por eso que sé cuándo una sonrisa en realidad es dolor en estado puro.

—Vamos, ¿por qué esa cara triste?—exclama alguien a mis espaldas.

Volteo y me encuentro con unos ojos achinados de color marrón bastante profundo. Khana. Me sonríe mientras examina mi rostro ávidamente. Khana es una de mis compañeras de clase. Su familia es de Japón; Odaiba para ser más exacto. Es bastante activa y amable conmigo. Me encanta hablar con ella, siempre es bastante liberador y entretenido. Me dice que le recuerdo a su conciencia. No sé a qué se refiere, pero me alegra saberlo... creo.

—Muero de aburrimiento—le contesto bostezando.

—¿¡Aburrimiento!?—exclama Khana—Pero si los preparativos del festival apenas comienzan.

—Lo sé, pero...

—Piensa rápido—me dice, extendiendo su brazo y lanzándome por los aires un jugo de manzana—, tal vez esto te anime un poco. Necesitas azúcar, hombre, eso sí te da energía.

—Preferiría un café con leche.

Khana se tira una risotada contagiándome rápidamente y nos vemos envueltos en una oleada de carcajadas. Su sonrisa es hermosa. Me encanta ver a la gente reír, me encanta ver que son felices para siempre o por momentos... simplemente me encanta ver que viven la vida.

Pero qué hijueputa soñador resulté ser.

—¿Siempre eres así de gracioso?—me dice dándole un sorbo a su jugo y limpiándose las lágrimas de su rostro que salieron descontroladas de tanto reír.

—Vamos que esto me sale bien espontaneo—le digo entre risas mientras le doy un sorbo al mío.

Khana me mira fijamente mientras sonríe. Sus ojos de pestañas crespas y largas, de aspecto achinado y el flequillo en su frente la hacen ver... linda.

Ahora que lo pienso detenidamente, Khana es linda en muchos aspectos. Su personalidad es bastante contagiosa, me encanta estar cerca de ella pues siempre me saca una enorme sonrisa, es bastante confiable e inteligente. Cabe mencionar que cocina delicioso, su pollo con salsa teriyaki es inigualable. Aun no comprendo por qué demonios no tiene novio.

—¡Oh! Por cierto, Sasha, casi lo olvido, necesitaba pedirte un favor.

—Ni creas que dejaré que me violes—le digo succionando el jugo.

Khana suelta otra risotada y me da un golpe amigable en la espalda

—Vamos que no es eso. Necesito que me ayudes a decorar el salón. Todos los demás están ocupados y veo que tú has terminado con tus obligaciones. ¿Podrías?—me dice haciendo un puchero y poniendo cara de imploración—. Le he pedido a Cori pero está muy ocupado y me ha mandado para acá contigo

Sasha: Diario de un chico adolescente. (Vol. I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora