"Insomnio"
Son las dos de la madrugada y no he podido conciliar el sueño. Sigo pensando en todo aquel asunto de Benny y Liam. Fue realmente horrible. Jamás en mi vida pensé ver un hueso quebrado de esa manera, creí que solo sucedía en las películas de zombis. Sé que no debo darle más vueltas al asunto, Benny está con vida, o al menos así lo deje en el hospital la última vez que lo vi. He intentado pensar en otra cosa, de distraerme con cualquier ocurrencia pero el asunto vuelve a mi cabeza como una plaga. Cuando eran las doce conté mil novecientas noventa y dos ovejas, pero lo único que logré fue recordar la tarea de matemáticas que olvidé hacer. Mañana me darán un castigo; o bueno, será ahora, porque ya es lunes. También me tomé una enorme taza de chocolate como a eso de la una de la madrugada, pero diez minutos después recordé que es la leche tibia la que da sueño y no el chocolate.
¿Qué? No me juzguen, la somnolencia me hace más torpe. ¡Ni siquiera tengo ganas de masturbarme! Esto está comenzando a preocuparme.
Veo la hora en mi reloj nuevamente; las dos con diez. ¡Esto se está haciendo eterno! Mejor revisaré el chat desde mi móvil, me da un poco de flojera encender el ordenador, además, si lo enciendo estoy seguro que me veré tentado a visitar alguna página con contenido explícito. Saben a qué me refiero ¿cierto? No me considero adicto a ese tipo de webs pues cuando tenía quince comencé a controlar mis impulsos—por no decir necesidad latente—de ver mujeres desnudas todo el tiempo mientras me manoseo. Puedo decir que esa parte de mi adolescencia la tengo controlada...aunque sea un poco. Creo que cualquiera podría pensar que soy un completo pervertido, pero déjenme aclararles unas cuantas cosas: número uno, si, lo admito, no soy inmune a la pornografía, número dos, sí, paso pensando una cuarta parte de mi tiempo en el sexo, pero me defiendo con decirles que eso ya viene instalado por instinto en el cerebro de cada uno de nosotros los hombres, es una triste realidad pero así es ¿Qué se puede hacer?, y número tres, controlo mis impulsos sexuales. No crean que por cada chica que veo tengo una erección. No señor. Si bien los hombres nos cargamos una bomba de testosterona entre las piernas no significa que no podamos pensar con claridad y raciocinio. Para bien de las chicas, sepan que sí podemos interactuar con ustedes y probarles nuestro afecto sin necesidad de tramar algo. Yo puedo darle un abrazo a una chica y no necesariamente me veré en el deseo incontrolable de tocarle los senos; y si me viera tentado, sepan que puedo controlarme.
Un mensaje salta en la esquina inferior de mi celular; Cori está conectado. ¿Acaso tendrá también insomnio? Seguramente sí, con todos los problemas que tiene el pobre no es de sorprenderse. Si hay algo que admiro mucho de él es esa manera de sobrellevar—o más bien maquillar—muchos de sus problemas para que no afecten en lo más mínimo a las personas que ama. Sus padres se están queriendo divorciar por asuntos que hasta el momento Karla y yo desconocemos. Jamás nos hemos atrevido a preguntarle qué está sucediendo en su familia, no porque seamos malos amigos, sino porque sabemos que si se lo preguntamos entonces sí se desmoronará completamente y será entonces cuando explote en rabia y depresión. La última vez que traté de saber un problema de él para ayudarlo pude darme cuenta de cuan frágil es. Su hermana menor estaba enferma y le diagnosticaron leucemia. Ninguno de los familiares era compatible para un trasplante de medula ósea, Karla y yo buscamos la manera de ayudar pero las pruebas que nos realizaron resultaron negativas y no pudimos ser donantes. Buscaron entre otros tantos donantes voluntarios pero el tiempo de espera era enorme. La lista de personas que padecían de leucemia era descomunal y todas esperaban ser tratadas y curadas, lastimosamente estoy seguro de que muchas de ellas murieron en esa espera por no obtener el tratamiento a tiempo...como la hermana de Cori.
Emily murió el diez de septiembre de dos mil ocho, hace un año y nueve meses exactamente. Pronto se harán dos años de su muerte y no quiero que ese día llegue, no quiero ver lágrimas cayendo, no quiero ver a Cori llorar otra vez hasta perder la conciencia y verme obligado a recordarle que todos en algún momento moriremos. El día en que Emily murió, ese día descubrí que mi vida era insignificante, pero también supe que era valiosa y que jamás dejaría que algo entrase en ella y la ennegrecerla, pero a medida que transcurre el tiempo comienzo a pensar que esa negrura jamás entró; simplemente ya venía dentro. Los problemas de los padres de Cori surgieron después de que supiéramos sobre la deuda del hospital que aún no terminan de pagar y al parecer aún siguen echándose la culpa el uno al otro por la muerte de su hija. Creemos con Karla que tal vez esa sea la verdadera razón de su divorcio pero no podemos asegurar nada.
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Sasha: Diario de un chico adolescente. (Vol. I)
Novela JuvenilSasha es un chico de 17 años con una vida adolescente bastante normal, pero la adolescencia no es una etapa común y corriente; está llena de muchas emociones y vivencias que presionan su vida. Las experiencias vividas y las sensaciones a flor de pie...