Capítulo 2

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Abrí la puerta de casa haciendo el menor ruido posible, pero fue en vano. Nada mas oir el click de la cerradura, mi madre bajó corriendo las escaleras hasta llegar a mi. Vestía una bata de seda rosa y un camisón. Su pelo ya canoso estaba recojido en un inmaculado moño, haciendola ver más mayor de lo que ya era. Se paró enfrente mio con una cara que habría hecho salir por patas al mismísimo Satán.

-Ho...

-¡¿Donde estabas?!¿Acaso no viste mis llamadas?-tomó aire para seguir hablando-No, que las vas a ver, estarías ocupada con ese novio macarra tuyo.-gritó.

Me quede sin habla. Me había sorprendido su tono de voz. Ella no solía hablarme así, normalmente era mi padre el que gritaba y se ponía como un loco. El pecho de mi madre subía y bajaba sin parar, impulsado por su propio enfado.

-No se llama "ese novio macarra", se llama Min Ho. Ni siquiera lo conoces como para hablar asi de él, mamá.

Noté como mi pecho empezó a imitar el de ella. No tenía ningún derecho de tratar así a Min Ho cuando él nunca le había hecho nada malo. Me frustraba el hecho de que porque él llevase pendientes le tratase de macarra o punky. Siempre me decía que teníamos que dejarlo. Que era de clase demasiado baja para mi. Que merecía a un chico mejor, uno que estudiase en una universidad, no uno que se pasase todas las noches de bar en bar y de fiesta en fiesta. Siempre teníamos la misma discusión y ya estaba harta de decir siempre lo mismo. Saqué la llave de la cerradura y subí las escaleras para llegar a mi habitación, dejando a mi madre con la palabra en la boca. Me tumbé en la cama. Al rato, oí como subía y se metía en su habitación. Ella y mi padre estaban hablando, probablemente sobre mi. Pero me daba igual, estaba harta de esto. Y sin previo aviso, una lágrima rodó por mi mejilla. Me apresuré a secarla antes de que saliesen más pero fue en vano. En seguida, mi almohada estaba empapada. Ni siquiera tenía claro por qué estaba llorando. Probablemente fuese por mi madre y por el peliverde. No había dejado de pensar en él desde el "incidente", por llamarlo de alguna forma, y no me gustaba. No quería pensar en él ni en el miedo que sentí cuando lo vi acercarse a mi con las manos hechas puños. Me abracé a mi misma y me cubrí con las sábanas, con la esperanza de dormir y alejar todos esos pensamientos de mi.

*PIIIIII*

Le dí un manotazo a la alarma para apagarla y me levanté de un salto. Entré al baño y me duché. Dejé que el agua caliente recorriese cada rincón de mi cuerpo para que se deshaciese del olor a alcohol que tenía impregnado desde ayer. Caminé escaleras abajo y me dirijí a la cocina.

-Hola Hye.

-Buenos dias señorita Park, que desea para desayunar?

-Unas tortitas con Nutella estarían bien, gracias.

-¡Marchando!-dijo ella alegremente mientras cogía harina de uno de los armarios.

Hye era una de las criadas de la casa. Siempre hacía todo con una sonrisa, bastante falsa en realidad. Pero lo entendía. ¿Quién podría estar sonriendo siendo la criada de una familia de pijos? Si, una familia de pijos. Una de las familias más adineradas de Seúl, como le gustaba  llamarnos a mamá. Toda mi vida he sido tratada como una niña pija. Criada, diseñador de ropa personal, los mejores productos para el cuerpo, la mejor casa, la universidad más cara y un largo etcétera.

-Hye, ¿Donde están mis padres?

-Oh, se me había olvidado decírselo, salieron hace unas horas por trabajo, ya sabe. Me han pedido que le diga que vendrán a la noche.

-Perfecto.-susurré.

Sin mis padres en casa podría salir de esta a cualquier hora y volver a cualquier hora. Y no solo eso. Podría traer a Min Ho a casa.

AGUST D {BTS-SUGA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora