Capítulo VIII: Acercamiento

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Luego de lo sucedido el día anterior no logré dormir en toda la noche, me sentía ansiosa, asustada por si las cosas no salían como esperaba. Después de dar mil y una vueltas en la cama tratando de conciliar el sueño decidí levantarme; la ventana de mi cuarto daba a una azotea a la cual me dirigí y me senté en el muro de la misma olvidando por completo mi miedo a las alturas.
La brisa de la noche sacudía mi cabello y golpeaba mi rostro suavemente; la ciudad se encontraba tranquila, dormida y sin sus característicos ruidos, iluminada por las luces de los edificios y una gran luna llena.
En un instante siento una mano apoyarse sobre mi hombro, giro levemente para ver a mi mamá con una manta y dos tazas de café.
_Veo que no soy la única con insomnio_ dijo sonriendo
_¿que te trae por acá?_ agregué sorprendida_ me levanté por una taza de café y por el sonido de la ventana supuse que estarías en la azotea. ¿Quieres?_ dijo extendiendo una de las tazas que acepté sin dudar. _ el café nos traerá más insomnio_ dije mientras ella se sentaba a mi lado y extendía la manta sobre ambas_ lo sé, pero es un vicio_ ambas soltamos una carcajada.
Nos quedamos en silencio hasta que la lluvia nos sorprendió y debimos ingresar, mi madre besó mi frente y se retiró. Desearía guardar ese instante para siempre.

Cuando amaneció me levanté entusiasmada, salí de casa con una sonrisa porque decidí que no valía la pena seguir ocultándome, negándome al mundo y a la felicidad; seré feliz porque yo lo decido.

Al subir al ómnibus noté que había mas gente que de costumbre pero me sentía tan positiva que nada podría arruinarlo. Visualicé un único asiento libre y fui hacia él, tras tropezar debido a las extrañas maniobras del conductor logré sentarme.
Me coloqué los auriculares y al cabo de unos segundos una voz a mi izquierda comenta: _buena música_ era un chico que jamás había visto, lo miré estupefacta y enseguida recordé que mis auriculares funcionaban mal.
_ ¡Dios! Olvidé que debía cambiarlos_ rió_ suele pasar, no te preocupes..._ su par de ojos azules me miraban expectantes, yo estaba completamente concentrada en ellos cuando me di cuenta que esperaba que respondiera mi nombre. _ Alexia... Agregué, tomando su mano que extendía a modo de saludo.
_Mariano_ añadió con una amplia sonrisa que le devolví tímidamente.

Martes 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora