•Una Historia Como La Nuestra• PAUSADA

~Prólogo~

La casa aventaba chispas de una mezcla de color anaranjado y rojo. Las llamas se esparcían cada vez más rápido, poco a poco todo se destruía. Al poco tiempo se podía divisar la llegada de una camioneta, estacionada frente a la casa en llamas. Los paramédicos por fin habían llegado y, con ellos, los Bomberos. Helen y David, dueños de la casa, afortunadamente ya estaban a salvo. Su piel estaba cubierta de rastros color negro, producto del fuego que había logrado retenerse en ellos. Pero la pequeña de tres años, su hija, aún seguía adentro.
-¡Necesito ir por ella!- gritaba Helen histérica.
-Los Bomberos se están encargando de ella Helen- la calmaba David, su esposo.
-¡No quiero que nadie se encargue de ella!,¡quiero ir yo a buscarla!- las lágrimas corrían por sus mejillas- ellos no hacen nada, ni un esfuerzo por encontrarla y sacarla de allí.
Unos minutos más tarde, lo que se había convertido en una eternidad para Helen, un par de Bomberos y paramédicos salieron con una camilla arrastras. Tenían a la pequeña.
Helen se incorporó y corrió a ver lo que pasaba con su hija, pero al llegar donde ellos, su rostro cambió al ver que la niña estaba demasiado quieta.
Un paramédico le tomaba el pulso, otros comprobaban signos vitales, el oxígeno...
Helen estaba impaciente, quería saber las malas noticias cuanto antes.
-Lo siento-dijo un paramédico por fin.
-Ella está... - Helen lloraba desesperadamente.
El paramédico asintió dedicándole una mirada de tristeza, una mirada que probablemente ya había practicado cientos de veces.
David abrazó a Helen, las lágrimas corrían por las mejillas de ambos. Esa pequeña había sido el milagro que los médicos jamás consideraron que pasaría. Las posibilidades de que tuvieran un hijo eran prácticamente nulas, y así, de la noche a la mañana, habían perdido su pequeña esperanza, su milagro, su única razón de vida. Así, de la nada y por culpa de un incendio que los Bomberos afirmaban era intencional, ella se había ido.
La pequeña de tan solo tres años, había muerto.