El fresco aire abrazaba mis mejillas.
-Entonces, ¿querías hablar conmigo o algo así?- pregunté a Alonso cuando me di cuenta que a decir verdad no había tema de conversación.
Alonso sonrió.
-No... - hizo una pausa y me miró a los ojos- sólo quería verte.
Eso logró que me sonrojara, y... que una sonrisa escapara de mí.
Nos quedamos en silencio de nuevo cuando escuchamos que una voz nos llamaba a lo lejos.
Hice una mueca cuando me di cuenta de quién se trataba.
-Chicos, vaya, no sabía que estaban aquí- dijo Julieta sentándose en medio de nosotros dos.
Alonso se cruzó de brazos.
-¿Qué haces aquí?- preguntó él.
Julieta sonrió.
-Pues... pasaba a saludar a una amiga... y los vi aquí sentados...,¿me perdí de algo?
Alonso y yo nos miramos.
-No- respondió él - nada que te incumba, pero sí interrumpiste algo.
Sonreí ante sus palabras. Julieta parecía estar muy molesta.
-Lo siento, necesitaba hablar contigo- dijo dirigiéndose a él.
Alonso frunció el ceño.
-Creí que ya todo estaba claro- inquirió.
-Eh... sí.. es decir, no. Sólo quiero hablar contigo, es todo.
Me levanté de mi lugar dispuesta a irme a casa.
-Bueno, está bien. Los dejaré hablar... creo que me voy- anuncié.
Alonso me miró y se paró a mi lado.
-No hace falta Vanessa, yo no tengo nada que hablar con ella.
Julieta me dedicó una mirada llena de furia pero se suavizó en cuantos sus ojos se encontraron con los de Alonso.
-Es que sí que tenemos que hablar... yo...
-Mira Julieta, lo diré clara y directamente. Entre tú y yo no hay nada, quería que termináramos de buena forma pero no haces más que insistir y meterte en mi vida. Deja de buscarme, definitivamente no eres la misma- interrumpió de mala gana.
Los ojos de Julieta estaban hechos una furia.
-¿Cambiar yo?- rió irónicamente- tú ya no eres el mismo desde que te encontraste con ella- dijo recorriéndome con la mirada.
Me puse tensa, pero decidí seguir callada.
-Es obvio que me dejaste por ella- añadió de mala gana.
Alonso me miró tiernamente y después se dirigió a ella.
-No me da miedo decir que sí- a ambas nos sorprendió esa respuesta.
-Ella no es como yo. No encontraras nunca el amor que te di.
-Tienes razón, no es como tú... y por eso me gusta- confesó con voz suave.
Mis mejillas se tornaron color rojo.
Julieta me miró amenazadoramente.
-Bien, pero esto no se quedará así, ya lo había dicho- se levantó y se fue.
-Lo siento- se disculpó Alonso
-No tienes que disculparte- dije sonriendo.
Soltó un suspiro.
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•Una Historia Como La Nuestra• PAUSADA
De TodoCuando Vanessa se ve obligada a dejar su natal tierra de Portland, Oregón, un mundo de nuevos caminos comienzan a surgir. Ella no sabe lo que le espera en su nueva vida, lejos de su ciudad, de sus amigos y de su instituto; sin embargo debe a adaptar...