~Capítulo 14~

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Pasaron dos días más.

Alonso seguía con esa misma actitud indiferente y eso me carcomía viva.

Había llegado a tener la leve sospecha de que estaba celoso de Carlos cuando me abrazó, pero después de sopesarlo bien caí en que él ya se mostraba distante desde mucho antes de eso. A pesar de que no extinguía por completo las llamas del fuego que se hacía en mi cabeza, la idea no pasaba por alto. En realidad era bienvenida, pues no tenía otra posible excusa.

Estaba dispuesta a hablar con él y no lo dejaría ir hasta que me dijera qué pasaba con él... o conmigo.... con nosotros.

<<Nosotros>>

Sonreí de sólo pensarlo.

Caminé a paso aún más apresurado por el corto trayecto que me separaba del instituto.

En cosa de dos minutos ya estaba pisando la grava de este.

Me dispuse a esperar a Alonso para hablar con él; el mejor momento que veía era precisamente ése: antes de iniciar las clases. Después de todo, lo peor que podía pasar era que llegase tarde.

Y efectivamente, llegó sólo un minuto para el timbre de inicio de clases, por lo que no dispuse de tiempo adecuado.

Evidentemente derrotada me senté en mi lugar, esperando a Emma.

-Uh.. Hola Emma- la saludé.

-Hola Vanessa- sonrió.

La clase comenzó tan sólo segundos después.

A la hora del almuerzo me dispuse a hablar con él, pero mis intentos se vieron vencidos por el hecho de que recorrí cada rincón del edificio y ni rastro de él.

Comenzaba a frustrarme. Estaba bastante exasperada a ese punto. Sólo quería aclarar las cosas con él, pero era como si huyera de mí. Y lo hacía muy bien. Estaba comenzando a perder la paciencia, pero definitivamente no dejaría pasar más tiempo con este asunto.

Definitivamente lo arreglaría. Después de todo aún me quedaba la opción de hablar con él en cuanto concluyera la jornada. Y así lo haría. Desde luego, Alonso podía cambiar mi día de un momento a otro.

Empezaba a afectarme mucho todos sus actos, siempre estaba pendiente de él, siempre mirándolo con una sonrisa que yo no era consciente que estaba ahí pegada en mi rostro hasta que verdaderamente lo sentía. Y eso me asustaba; me asustaba que pudiera llegar a depender mucho de él y que al final llegara a darse cuenta que no soy suficiente para él ...o que no fuese lo que él buscaba, y eso bajaba mi moral en segundos.

Sacudí la cabeza deshaciéndome de esos pensamientos.

Ahora tenía que concentrarme en arreglar las cosas.

Llegó la hora de salir.

Esperé a la entrada del instituto y en cuanto lo miré cruzar la puerta principal me dirigí hacia él... pero entonces él me... ¿desvió? Sí, me desvió. No podía creerlo. Se fue para el lado contrario, pero rápidamente obligué a mis piernas a actuar.

Al alcanzarlo ni siquiera crucé palabra con él, sólo lo tomé del antebrazo y lo guié hacia los jardines detrás del edificio.

Había algunas personas allí, sobre todo los que tenían entrenamiento de fútbol o básquet y esperaban el timbre que daba inicio a este.

Me paré soltándolo de mi agarre para finalmente encararlo.

-¿Qué diablos te pasa Vanessa?- preguntó cuando sus ojos encontraron los míos.

•Una Historia Como La Nuestra• PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora