Me miré al espejo y no creía lo que veía.
Mi vestido quedaba a la perfección conmigo.
Era viernes por la tarde, el baile comenzaría en tan sólo dos horas.
Sarah cepillaba cuidadosamente mi cabello haciéndome finos rizos qué caían por encima de mis hombros y parte de mi espalda. Mi cabello no era muy largo, era corto en realidad.
Al terminar, Sarah me llevó al salón donde sería el baile y se fue de regreso a casa.
El salón era bastante grande, había decoraciones color dorado por doquier. Afuera había un jardín y bancas alrededor, podía divisar a muchas parejas sentadas por ahí, supongo que charlando.
Carlos me había dicho que nos veríamos afuera para entrar juntos, pero era raro que aún no hubiese llegado.
Me senté en una de las bancas alisando mi vestido, cuando en ése momento miré a Carlos en la banca frente a la mía, besándose con Fabianna. Él parecía no haberme visto, y por supuesto no estaba celosa ni nada, es decir yo no estaba enamorada de él, pero me molestó el hecho de que me haya pedido ser su pareja del baile y estaba con otra.
Me levanté de la banca y me dispuse a entrar sin él.
En el momento en que iba a entrar Emma llegó con paso apresurado.
-Creí que llegaba tarde- dijo riendo a carcajadas y no entendí el chiste- pero al bajar del auto me di cuenta que aún ni siquiera inicia, faltan diez minutos.
Ésta vez me sumé a la risa.
-Hey, ¿y Carlos?- preguntó calmándose.
Señalé con el dedo índice hacia donde estaba él, hablando con Fabianna. Él me miró, le dijo algo a ella que la hizo soltar una risita y se dirigió hacia conmigo.
-Hola Vany, no te había visto- dijo con una gran sonrisa.
Sonreí.
-Pues yo sí Carlos, pero veo que estabas ocupado- dije golpeando amistosamente su hombro.
Palideció pero inmediatamente soltó una risa
-Bueno, al fin accedió a salir conmigo- me dijo al oído.
-Eso es genial- respondí.
-Sí, resulta que la obligaron a venir acompañada de su hermano, y pues qué puedo decir- rió- pero en todo caso sabe que vengo contigo y eso no le molesta- comunicó.
-Bueno, solo bailemos el baile de entrada de parejas, de ahí en fuera te doy la noche libre- reí con ganas al haber dicho eso, él y Emma, qué solo escuchaba la conversación, también rieron.
-Bueno- dijo por fin Emma- te espero adentro. Buscaré alguna buena mesa.
Entró al salón.
Carlos me ofreció su brazo y yo lo tomé con cortesía.
Bajamos los peldaños del lobby principal hasta llegar al gran salón donde estaban situadas al azar mesas con manteles color dorado. Todo parecía ser de oro aquella noche. Al buscar a Emma con la vista me topé con una inesperada.
Alonso me estudiaba desde su silla de arriba abajo, como si no creyera lo que veía. Sus ojos parecían echar chispas por el brillo que tenía en ellos cuando se encontró con los míos. Eso por alguna razón hizo qué me sonrojara, pude sentir el calor ardiendo en mis mejillas.
El baile para las parejas comenzó con una pieza suave y lenta. Todas las parejas en el centro de la pista.
Carlos me tomó por la cintura con su mano derecha y con la izquierda tomó mi mano, y comenzamos a bailar lentamente. Por el rabillo del ojo podía ver cómo Alonso echaba furia por sus ojos, y eso me desconcertó un poco, por lo que me había contado Emma que él le había confesado.
ESTÁS LEYENDO
•Una Historia Como La Nuestra• PAUSADA
De TodoCuando Vanessa se ve obligada a dejar su natal tierra de Portland, Oregón, un mundo de nuevos caminos comienzan a surgir. Ella no sabe lo que le espera en su nueva vida, lejos de su ciudad, de sus amigos y de su instituto; sin embargo debe a adaptar...