~Capítulo 11~

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Pasaron dos meses desde entonces.

En ese transcurso no había tenido mucho tiempo de nada. No había hablado mucho con Alonso, de repente solo nos saludabamos y eso comenzaba a hartarme.

¿Acaso algo andaba mal?

Definitivamente el baile había resultado un escenario de la confesión del amor qué evidentemente ambos sentíamos, pero la idea de que desde ese día no nos dirigiamos la palabra, a menos que fuese realmente necesario, comenzaba a atarearme.

Durante ese ínter de tiempo se me habían arremolinado millones de proyectos y deberes, por lo que eso tampoco ayudaba mucho.

Me iba más temprano de lo normal a mi casa para poder completar de tiempo en todo lo que tenía que hacer, y aún así, me dormía bastante tarde.

Supongo que también era eso, no dormía bien desde hacía tiempo.

Esa mañana desperté estresada nuevamente. Ya comenzaba a hacerse una rutina.

Hice lo habitual de las mañanas y después me fui al instituto.

Al llegar escuché que una voz femenina me llamaba.

Me giré para ver de donde provenía pero realmente nadie se dirigía a mí. Supuse que estaba algo cansada e imaginaba cosas, así que continué mi camino.

-Vanessa- dijo alguien acercándose finalmente a mí.

Me giré sobre mis tobillos para encontrarme con la persona perteneciente de la voz.

-Hola Estefanía- saludé algo confundida.

En el instituto nunca me hablaba. Tenía muchos amigos de todos los programas, era bastante conocida; además de que ella y yo simplemente no nos llevábamos del todo bien.

Me sostuve de las correas de mi mochila.

-Hola- dijo dedicándome una sonrisa- sé que no hablamos demasiado, pero he pensado que sería buena idea hablar al menos un poco. Es decir, nuestros padres se llevan muy bien, tal vez deberíamos reforzar sólo un poco nuestra amistad; aunque quizá concuerdas en que tenemos muchas diferencias.

Una interrogante se posaba en mi mente y en mi rostro.

Estefanía tenía más que claro que no éramos el mismo tipo de persona, entonces qué quería exactamente era mi cuestión.

-Eh, sí... somos totalmente diferentes- respondí sin muchas ganas; sentía mi cuerpo pesado a causa de la falta de sueño.

-He decidido que podríamos comenzar de a poco. Creo que a nuestros padres les encantaría que nos lleváramos mejor y, hay que aceptarlo, nos vemos muy seguido como para llegar al instituto y fingir que somos completas desconocidas-dijo en tono amistoso.

Debo admitir que era un buen punto; sin embargo, Estefanía no era precisamente la clase de persona con quien me gustaría enlazar una amistad. Con el tiempo me si cuenta que ella era algo egocéntrica y que siempre pretendía hacer parecer que todo lo que hacía o decía era perfecto. Con personas como ella prefería mantenerme al margen.

Pero por otro lado tenía razón en que no podíamos actuar como si nunca nos hubiéramos visto la una a la otra.

-Supongo que es buena idea- le dediqué una sonrisa.

-Genial, bueno ven siéntate- dijo dando palmaditas en una silla de las mesas del jardín.

La miré con confusión, pero finalmente dejé mi mochila a mis pies y me senté. Ella se situó justo en la contraria a la mí, ambas separadas por la mesa circular.

•Una Historia Como La Nuestra• PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora