~Capítulo 17~

27 3 1
                                    

Un molesto sonido me hizo abrir los ojos de golpe.

Me incorporé sobre mi cama sólo para encontrarme con que se trataba del despertador.

Me levanté de la cama y me dirigí hacia el baño, donde tomé una ducha rápida.

Me puse el uniforme del instituto y bajé a la cocina. Sentía un excesivo silencio carcomer cada rincón de la casa, pero desde hace tiempo eso ya era normal. A Sarah le habían dado un horario más exigente en la universidad, y mis padres siempre se la pasaban en la empresa.

Tomé una galleta integral y salí por la puerta principal con la mochila en mi hombro dirigiéndome al instituto.

La cabeza me dolía significativamente. Desde el sábado que mis padres nos habían dado la "gran noticia" de la transferencia de Ernesto, Clara y su familia mi cabeza era un total dilema. No estaba preparada... y no quería estarlo. Por más que intentaba darme algunas palabras de consuelo, el golpe seguía siendo muy duro. Era consciente de que algún día tenía que aprender a olvidar... e incluso quizá a perdonar; pero ese día no podía ser dentro de un mes. Seguía doliendo, y yo sabía con toda certeza que aunque no quisiera ver a Usher tendría que hacerlo por obligación, porque después de todo tendría que haber un día en el que ambas familias hagan una típica reunión y entonces, sin más, tendría que encararlo.

Todo este tema de Usher comenzaba a cansarme. Ni siquiera había llegado el instituto y ya me sentía sin fuerzas. Probablemente porque el resto del fin de semana no hice más que darle vueltas al asunto.

Y lo peor es que no sabía cómo actuar cuando me lo topara. No iba a actuar con naturalidad, pero frente a mis padres tendría que hacer creer que nuestra amistad seguía intacta, inquebrantable de hecho. Ya en otra ocasión, o a solas, actuaría con él como lo merecía.

Pero aún faltaba un mes, así que tenía tiempo de argumentar las palabras adecuadas.

Llegué al instituto está vez más tarde de lo normal. Llegar temprano me había malacostumbrado a dejar los deberes para más tarde, y no quería qué se formara un mal hábito.

Encontré a Emma inmediatamente y ella corrió a saludarme.

-Hola- respondí a su gesto.

-Sabes, he escuchado que habrá una fiesta aquí en el instituto- anunció Emma.

La noticia me tomó por sorpresa.
-¿Fiesta?, ¿a qué se debe?- pregunté con los brazos cruzados.

-No lo sé, al parecer hemos estado subiendo el nivel académico, y escuché que el Director Woodwork planea hacer una fiesta el viernes... como un premio para nosotros, se podría decir. Pero todo se confirmará hoy a la hora del almuerzo.

-Oh... vaya, pues eso está bien, supongo. Aunque debo decir que en el baile las cosas no salieron muy bien-puntualice.

-Sí, pero el baile ya pasó. Déjalo atrás. Ésta fiesta será un poco más sencilla.

Solté un suspiro de cansancio.

-¿Y tú vendrás?- pregunté.

-Sí, tienes que venir... la pasaremos bien, ya lo verás.

Dudé un segundo pero después asentí.

-Supongo qué está bien- sonreí.

A la hora del almuerzo había un gran alboroto por la fiesta. El Director no hizo más que confirmar que se llevaría a cabo el viernes a las ocho y que sería algo sencillo con ropa casual: una fiesta con música y algo de comida. Dijo que se debía a que calificábamos como el tercer mejor instituto de enseñanza juvenil en Lakewood, y que eso, sin duda, era un logro.

•Una Historia Como La Nuestra• PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora