3: Promesas

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Algunas chicas pensaban que yo me sentía feliz conmigo misma

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Algunas chicas pensaban que yo me sentía feliz conmigo misma. ¿Por qué? Porque era delgada, mi cara no sufrió de acné, nunca tuve que usar gafas. Así que si, a simple vista seria perfecta ¿no?

Déjame decirte que no, no era así.

Las personas tenemos estándares, yo tenía estándares, estándares que debía seguir.

Decían que estaba gorda, que estaba "sobradita de kilos", que si no había dañado mi cama con el peso que llevaba.

Yo me miraba en el espejo y me veía bien, pero llegaban a mi mente todos los comentarios que me habían hecho y los kilos que no veía, aparecían.

Flash Back

— Que gorda — me digo a mí misma frente aquel espejo que refleja más miedos que verdades

Entro al baño y hago lo que he visto que en tantas páginas de internet dice, una cosa que jamás pensé utilizar. Vomitar.

Escuchó que alguien entra en la habitación, no prestó demasiada atención, mi mente está en aquellas personas que dijeron esos comentarios, en que debo dejar de ser gorda, que soy fea, que esto es lo mejor que puedo hacer por mí, por mi vida

— ¡Pequeña! ¿Pero qué? —-escuchó que dicen, siento unas manos en mi cintura que me apartan del retrete — ¿Qué haces pequeña?

—Gorda, fea, gorda, no quiero que me digan gorda, no quiero ser más gorda y fea, no más, no quiero—susurro algo mareada

Él toma un poco de papel que está cerca, lo pasa por mis labios y hace que lo miré.

— Pequeña, eres perfecta tan cual eres, tu cuerpo está bien, Dios, está perfecto. Eres hermosa como te ves, no dejes que las demás personas digan lo contrario. Amate, porque créeme, solo necesitas tu opinión, las demás personas no van a darte de comer, de vestir, de vivir. Amate, tal cual eres. Porque pequeña, tú eres perfectamente hermosa como eres — me abraza y nos quedamos en silencio, no lloró, llorar frente a las personas nunca me ha gustado así que simplemente le abrazó

—Sofía — dice rompiendo el abrazo y llamando mi atención

—Dime

—Hazme una promesa

— ¿Cuál?

— Amate y no permitas que los demás digan cosas que te lastimen, no aceptes esos comentarios de gente ignorante y estúpida. Amate pequeña y por favor, nunca jamás en tu vida vuelvas a vomitar, no te lastimes pequeña — Me sonríe — ¿Me lo prometes? —

Sonrió y asiento con la cabeza mirándolo fijamente.

—Dímelo, no hagas gestos

—Te lo prometo, David— digo abrazándolo

—Te quiero, pequeña —dice en mi oído y yo sonrió, es la primera vez que me dice te quiero.

Repite Una Vez Más Te QuieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora