La Trampa Del Destino

capítulo 9 La fiesta y La partida

Catalina se encargó de la fiesta. Amelia estaba molesta con Lorenzo hasta que una mañana mientras estaba sentaba frente al piano sin tocar Lorenzo solicitó toda su atención.
- Señorita Amelia mañana os partiré, estoy seguro que el Destino ya tenía escrito mi boda con Mariel. El día que nos vio en el río, Mariel cayó inesperadamente habiéndome caer, con la sorpresa del Ángel que tenía tirado frente a mi, no me aparté a la brevedad, Mariel creo que quedó aturdida, pensé que hasta había desmayado. El incidente provocó la fiesta que hoy anuncia un compromiso afortunado para mi. He reflexionado y aunque Mariel no pareceis contenta Don Pedro está feliz, lo estimó y deseo hacer a tu hermana feliz. Mañana partiré por "las costumbres"- dijo en tono burlón y sarcástico- quiero llevarme la seguridad de que entre nosotros no habrá diferencias y que me ayudarás a ganar su corazón o por lo menos su amistad.

- Señor Lorenzo aunque lo que ha dicho sea verdad no puede romper su compromiso, y no puedo ayudarle- sintiendo terrible angustia por las palabras que acababa de escuchar si el no había seducido a Mariel, su hermana sería desdichada si unía su vida con un hombre al que no amaba-sólo puedo decirle que deseo pueda conquistar su corazón, por sus propios méritos o yo perderé el amor de mi hermana, su odio si me equivoco más de lo que ya lo he hecho.

- Señorita Amelia, no puedo acercarme a Mariel a solas para tener una plática en la que no estén incluidos su padre, tíos o hermana presente; ¿como puedo romper la muralla que nos habéis impuesto?, será mi esposa y no hemos entablado una verdadera amistad su padre nos cree enamorados, si lo estuviéramos no me molestaría partir de aquí con la confianza de que anhele mi regreso. Me voy con el pesar de saber que cruzamos palabras, montamos a caballo en grupo, comimos y tomamos té juntos, reímos de cada chiste de Arturo, y nos incomodamos ante las claras intenciones no mal intencionadas de Catalina por encontrar gusto por el otro, gustamos de bailar, aunque en realidad no se cual es su platillo favorito, su color favorito, sus intereses, sus deseos. En realidad no se si os soy de su agrado, si le agrada mi comportamiento, mis pensamientos, mis actos, mi impulsividad o mi aparente serenidad, si se apasiona por algo más que pintar, tocar el piano o hacer lindos bordados. Si le gustareis mis besos -dijo esto último con una necesidad apremiante, quería besarle antes de partir, quería descubrir su pasión, quería deleitarla con manjares, si apreciaba las joyas o los poemas. Lorenzo era un hombre de rango en España pero no le gustaban lo títulos, ni los formalismo, era honesto y recio, gustaba trabajar las tierras con sus propias manos, no era un tipo insípido bien vestido, que le gusta moverse entre la aristocracia y la política, odiaba toda aquella hipocresía en la que muchos hombres se escudaban para parecer finos, distinguidos, honorables pero capaces de bajezas peor que los rapaces.

Lorenzo de León tenía la inquietud de llevarse una niña mimada incapaz de amarlo, de sentir pasión por el contacto con su cuerpo. El era un amante fiero, incansable, apasionado, metódico, aunque poco delicado, era audaz en las artes amatorias, discreto, procuraba tener ciertos detalles como recompensa a sus amantes, pero no era una amante tierno y delicado, esa no era su naturaleza en la cama, admiraba a la mujer, gustaba de deleitarse con su desnudez, por eso gustaba de mujeres viudas, necesitadas de honestidad y placer, nada le molestaba mas que seducir mujeres casadas dignas o poco dignas; prefería mujeres necesitadas de caricias, energía y de sinceridad, jamás hacía promesas de amor, jamás engañaba para conseguir lo que deseaba, buscaba mujeres cargadas de deseo, de experiencia, serenidad y sin necesidad de compromisos o ataduras. Era un hombre soltero muy codiciado, pero rehuía de mujeres falsas, seductoras que anhelaban un marido rico, sin importar nada más que una cartera muy gruesa, insípidas, o demasiado mimadas. En Mariel encontró una chica bastante mimada, graciosa, un tanto rebelde, para ser demasiado mimada por su padre y amarlo , era capaz de contestar seriamente y negarse a cosas que le apenaran, pudorosa en más de una ocasión la noto sonrojarse de nada. Sus platicas dejaban mostrar interés por sus viajes, la naturaleza, por los detalles, pero en realidad eran tan breves sus platicas, nunca estaban demasiado cerca tenían las dos una manía de pasar pegadas al padre, solía reír abiertamente cuando algo le parecía gracioso, no parecía el tipo que gusta de guardar demasiado las apariencia, en ella había mucha transparencia;en realidad encontró agrado en ella. Siendo una chica honesta, que rehusaba casarse con un hombre que podía llevarla a conocer el mundo, que no se molestó en indagar sobre propiedades y cartera, ni su carácter, ni nada, en realidad podría creer que pasaba desapercibido a no porque descubrió que le agradaba su perfume, de repente la descubría tratando de descubrir las notas de dicho aroma.

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Se anunció el compromiso la fiesta estaba envuelta de regocijo los visitantes más acaudalados, de la región llegaron en tiempo y forma a felicitar a don Pedro que era el tipo más querido de la región.Los prometidos realmente radiantes se aproximaron al salón de baile,bailaron, y todo el tiempo uno pensó que realmente desconocía al otro, Mariel se preguntaba como sería la vida al lado de un desconocido, lejos de su padre, pensaba que sería tan infeliz, que sin darse cuenta dejo de disfrutar la música y los ojos colmaron en lágrimas, que Lorenzo advirtió inmediatamente.

-No puedes romper a llorar así, tu padre preguntara por qué lloras y pensara que hemos discutido.

- Mientras no estemos casados, no me dirá lo que puedo hacer o no. Y en cuanto llorar, no pediré permiso -el gesto serio y duro en la mirada de Lorenzo se notó de inmediato.

- Yo no soy tu padre Mariel, a un esposo se le debe obediencia, no eres mi esposa aún y no me respetas, no será esta, una rencillas de novios. Solo no quiero que tu padre te vea. Cuando estemos casados no deberás retarme de esta manera, no seáis soberbia, estáis tan mimada que te has acostumbrado a mantener tu postura y que sean las cosas como tu quieras. Mariel guardó silencio y también guardó sus lágrimas para después de la fiesta.

Los invitados fueron despedidos y terminó la fiesta todo estaba maravilloso, según Don Pedro Catalina y Arturo, la boda sería en octubre y para Mariel fue un sorpresa, pensó que esperarían 6 meses en realidad no le había informado nada, Don Pedro Arbizu pensó que era algo que la pareja había decidido previamente. Para Mariel fue terrible en realidad quería un año o mas, en que estaría pensando. Lorenzo dio una fecha corta como para demostrar entusiasmo aunque después de la revelación de "las costumbres" considero prudente que no fuera un tiempo muy prolongado ni tampoco antes de la fecha que había establecido, acepto mantener correspondencia con Mariel. Después de la discusión no quería irse sin hablar con Mariel.

- Don pedro solicitó hablar con usted.

- Vamos -dijo señalando el despacho, y lo dirigió a la silla frente al escritorio- te escucho.

- He visto a Mariel inquieta entre la gente no pude hablar con ella. Respeto las costumbres pero no me iré de aquí, antes de que me de el derecho de una entrevista a solas con Mariel dejando a su criterio el tiempo que que conceda para la misma. El tono serio de un novio preocupado como el de Lorenzo no dejo opción a Don Pedro.

- Mariel estará aquí a las 9:00 am a las 9:30 am pasaremos el comedor para desayunar y después despedirte.

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Sentada en el borde de la silla Mariel escucho los pasos de Lorenzo aproximarse.

- Señorita Mariel, os he sido imprudente con usted, le mandaré una carta sin establecer un tiempo específico, si me retraso por alguna circunstancia podría tomarlo como una descortesía. Se que nuestro enlace fue algo imprevisto por ambos, procuremos crear un lazo por nuestro bien. Mereces mucho Mariel.

- Esperare sus cartas, responderé cada una una de ellas.

No hubo más comentarios solo miradas en las que se dijeron muchas cosas. Estoy molesta, lo siento, entiendo, no te veré hasta nuestra boda....