Meli capitulo 26

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La noche los arropo por completo, Amelia durmió en su brazos como si fueran los de su padre, quizás el cansancio de tantas noches de inquietud la llevaron a ese sueño tan profundo. Sebastian despertó en la madrugada, sediento de caricias y pasión quería despertarla con sus besos y caricias, inteligentemente eligió dejarla dormir y se lleno de felicidad al verla dormir tranquila sin temor, sin llanto, en completa paz sin sentirse aturdida por la vergüenza, la paz lo llevo dormir a sus pies.

-Buenos días, Meli. - Amelia despertó radiante ya casi no se le distinguían las ojeras ni sus ojos se veían hinchando- estas especialmente hermosa. -Amelia se cubrió con la sabana pues solo lleva su corpiño y los pequeños calzones que realmente la sonrojaban, lo que la llevo a preguntar lo que en realidad prefería no saber.

- Sr. Sebastian ¿usted me miro desnuda?- deseo tragarse su pregunta..

- quieres saber todo lo que paso cuando te desvaneciste. -Amelia bajo la mirada, la verdad, difícilmente sería de su agrado.

- Meli, tu miedo me hizo reaccionar, tu suplica, no quería lastimarte por eso me corte el brazo para dar una prueba contundente, sin lastimarte, sin aprovecharme de ti. Jamás me imagine haciendo algo así, si mi madre se entera me daría un par de cachetadas por cobarde, pero no hice las cosas bien contigo y no debías tú pagar las consecuencias, no te mire, te quite la ropa bajo las sabanas, sería hipócrita sino admito que contuve todas mis ganas de mirar, pero tenia que ser convincente, Meli yo quiero hacerte...

-No lo diga, por favor.. Sebastian la miro intrigado, por un momento creyó que en la noche estaría dispuesta recibir su cariño y ahora no soportaba ni escucharlo, estaba tratando de ser obediente, se pregunto si quería que fuera obediente o que lo amará, solo deseaba llenarla de caricias y hacerle el amor suavemente.

Meli, hacerlo no es malo, además he prometido llenarle la casa de nietos a Pedro. Soy un hombre de palabra, pero tú tienes que cooperar... La risa juguetona de Sebastian se dibujo ante su ingenio.

-Podemos decir que soy estéril. -como Amelia lo dijo sin mirarlo a la cara, el rostro de Sebastian se vio desencajado y se rió un tanto amargo, esta mujer de cara angelical era demasiado lista y pensó que realmente debió aprovechar, antes que hacer todo aquel enredo para conservarla virgen... y volvió a sonreír por que si ella pudiera escuchar su pensamientos ya tendría ardiendo los cachetes.

- Serás mía esta noche y luego averiguaremos si eres estéril... Sebastian dijo siguiendo su ingenio

-¿esta noche? - Dijo con la voz quebrada y angustiada.

-Si, no puedes pedirle a un hombre enamorado más tiempo. Dijo en un tono serio pero no autoritario, dejando un tono débil de suplica y seducción implícita.

-Yo no estoy enamorada. Amelia fue contundente, honesta, tenía que serlo y el ambiente se torno serio en Sebastian que mantenía un animo generoso.

-Yo haré que te enamores de mi. Sintiéndose seguro de sus sobradas cualidades de amante.

—Solicito una prorroga. -Amelia pelearía por mantenerse digna, ella no estaría lista en unas horas, días o semanas, necesitaba un par de meses y si se lo permitía le pediría un año.

—Esto no es política Meli. -Amelia no esperaba esa respuesta y no sabia si debía reír o llorar. Eran tan listo y se escuchaban cómicos el uno al otro.

-¿Me quiere o me desea? -Contesto lo más astuta que pudo actuar en un momento desesperante, pero muy distinto de otras ocasiones.

-Meli. -estaba apunto de perder la batalla. Maldijo ser un hombre decente por que de no serlo su mujer perdería su virginidad en ese mismo instante.

-Yo no lo seduje, no lo orille a este matrimonio,es usted el que ha puesto todas las condiciones. Perdía, perdía en su desesperación pensaba como lograría ganarle.

-Meli, no soy un hombre paciente.-Dijo al fin un tanto desesperado pero sin enojo.

-Yo se que es un hombre con autoridad. - Me esta chantajeando se decía por dentro.

-Meli, por favor. -Si de repente se escucho suplicando.

-Yo debo obedecer, lo se. -Amelia lo estaba acorralando, sebastian se pregunto si ella era consciente.

-Basta Meli. -Levanto un poco la voz pero con serenidad, era una suplica otra vez él no sabia si reír, llorar o gritar.

-Si, Sr. disculpe.

-No me hables de usted, Meli... y si me debes obediencia pero no me trates como si yo fuera tu padre. Sebastian estaba al borde la locura.

-Disculpe Sebastian.

-Meli, Meli...-ya no sabia que decir estaba a punto de ceder.

-Me dará la prorroga, sabe, mi tía Catalina es estéril, y si usted quiere hijos, esta a tiempo de buscar en otras mujeres y yo regresaría con mi padre. -Por Dios esta mujer era demasiado inteligente pero su estrategia se fue al traste cuando se recordó que el dirigía ejércitos y que ella no debería dominarle.

-Meli... no te daré una prorroga, no te regresare con tu padre, te haré el amor y tu vas a darme por lo menos 5 hijos me oíste, 5 hijos. -Justo cuando creyó que había logrado imponerse y mantener de pie su dignidad de hombre, Amelia lo hizo pedazos llorando.

-Meli, no llores, yo no quiero hacerte daño, será muy despacio, lo prometo... Amelia siguió llorando sin bajar de la cama.

- Meli por favor, me harás llorar...

-Meli, el plazo que no sea muy largo, -le dijo mientras la abrazaba no soportaba verla llorando, ella lo harías pedazos, nadie jamás hizo algo así con él, se sentía ultrajado.

-Un año.

-Amelia De La Vega, no abuses...No abuses- se llevo las manos a los cabellos y luego la tomo de los brazos.

-No hay trato. -Dijo con seguridad Sebastian.

-Sebastian por favor.- tratando de persuadirlo con bastante dulzura.

-No Amelia eso no es un plazo es una eternidad. -O se ponía lo pantalones o terminaría casto por un largo rato en contra de su voluntad.

-Ya no me llamas Meli...lo miro con ojos de gato.

-Me volverás loco Meli...

-Hay que desayunar decidiremos mas tarde aunque en realidad Amelia ya te he dado 2 noches...

- Digame cuales su plazo.

- Hasta esta noche.

-Eso no es un plazo.

Estas semidesnuda Meli.

-Podria mejorarlo, por favor.

-Meli, Meli. -Termino besándola y ella escabulléndose de sus brazos. Mientras permanecía en el cuarto de baño se acomodo en una abrigadora bata y solo cuando abandono Sebastian la habitación ella salio rumbo al comedor. Al mirarlo mientras desayunaba lo percibió guapo, gentil, simpático, seguramente llegarían a un buen trato.

-Amelia esperare 3 noches. No rebatió a sus palabras, prefirió hacer como que no escuchaba...

- Debes prometer que bajaras la guardía. Amelia ya no diría nada...

La Trampa Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora