Don Pedro inquieto por la ausencia de Sofia en días posteriores al incidente del charco, se encerró en su despacho por las tardes. Rememorando es sueño que tuvo después del incidente. Donde él y Sofia estaban encerrados en la penumbra de un lugar aterrador, sentía calidez de su cuerpo rodeándola con sus masculinas manos, el roce de sus labios, sintiendo todo el deseo que no pensó que pudieran despertar en él.
Atormentado por este sueño, sin negarse a la fuerte atracción además de la profunda admiración a Sofia, pensaba que no encontraría la paz si Sofia adivina sus sentimientos y no los correspondia, se preguntaba por qué está mujer en este momento de su vida entraba en su corazón para atormentarlo, si el no quería jamás volver a enamorarse volver a sufrir.Catalina lo invitó a la terraza para platicar.
— Hermano, sabes tú algo sobre Sofia, ella es tan jovial, no habrán tenido alguna rencilla, tu eres muy necio.
— tal vez, mañana me disculpare con ella. Pedro no le diría ni media palabra a su hermana del verdadero motivo.
— Pedro notó tu pesar a consecuencia de su ausencia, te haz enamorado de ella, no temas demostrar tu sentimientos, eres un hombre maravilloso que tiene derecho a ser feliz.
— No la merezco, no me correspondería es mejor evitar una situación incómoda para ambos.
— Pedro por que no habrías de merecer a una mujer tan digna como ella jamás he sabido que hagas algo que no vaya ligado a la bondad.
— No tengo valor, así que dejame... Catalina vio el tormento que Pedro vivía a causa del miedo.
— Tenlo, si tu tienes intenciones con ella son las mejores.
Pedro no dijo nada permanecieron callados abrazados. Catalina no necesito respuesta, su hermano tenía miedo de sufrir y lo entendía, lágrimas rodaron, Pedro recordó todo su dolor, y ahora este dolor nuevo le daba un vuelco a su vida, tendría que armarse de valor para amar, entonces trataría de ganar corazón de Sofia.******
—Tú negra coqueta eres la causante de mis pesadillas. Amelia le dijo una mañana a la morena de contoneos seductores.
— Que hecho yo señora para que este molesta contigo.
—Contonearte por toda la casa.
— ¿Eso hace que tenga pesadillas?. Pregunto un tanto intrigada pero con aire sonriente. Amelia soñaba que ella misma caminaba igual que la negra coqueta y que su esposo lo tomaba como un coqueteo he iba en su búsqueda. Así como muchas veces le buscaba a ella para pellizcarle las mejillas. Amelia en verdad creía que esa mujer morena era toda seducción. Y que excitaba las emociones de su marido que cantaba entusiasmado y bailaba con ella. No eran celos era desesperación si él verdaderamente no se acostaba con ella, la buscaría insistente en la cama, pues la segunda noche después de terminar el periodo le dijo:
— No sabes cuánto te deseo. Después de bailar con ella, mientras Amelia terminaba un bordado para Sofia con motivo de su cumpleaños. Amelia lo miro con excesivo desprecio. Y lo apartó de una bofetada.
— Suélteme como se atreve a mirarme y a tocarme así. No lo soporto.- El miedo que le provocaba al hacerlo y su instinto por defenderse la hacían una fierecilla, que él no se atrevía a lastimar, puesto que la hacía tan digna y conmovedora, Amelia tenía la mano pesada, está se mortificaba, ella con sus rasgos morenos tuvo la suerte de verse envuelta en la pasión de ese hombre que gustaba de las mujeres de color.
Nunca en su vida fue más rebelde que entonces, entendió por que decían que era rebelde, montar a caballo salir sola sin carruaje, no le daban importancia más que una travesura, mientras que Mariel era más cuidadosa.
— Está será la última vez que tú me levantes la mano, Amelia dejaré que tu humor se aplaque, y el mío también, tú sabes que si yo quiero aunque te opongas puedo hacer contigo lo que se me plazca porque eres mi esposa. -Amelia bajo la mirada, recordando que debía obediencia a el hombre que más le aterraba en la vida. Que él respeto el plazo, que su periodo pospuso lo que tanto temía, que en la alcoba y en todos los aspectos ella le pertenecería lo amará o no. Su rostro de enrojeció sin mirarle queriendo contener las lágrimas.
— Amelia... -quería disculparse por ser impulsivo, por exigirle obediencia al defender su dignidad, pero no lo hizo- mañana debes estar dispuesta y amorosa para mi, soy tu esposo, sabes bien que no morirás Virgen estando casada, te debes a mi, mañana no diré nada vendré a ti en silencio, y no rechazarás mis caricias, quiero que respondas a ellas...
Amelia se refugio en el baño y no salió de ahí hasta muy tarde. Por ello las palabras a la negra.
— Anoche tuve una....- no daría detalles
—Le daré un té de tila, si sigue teniendo problemas se lo daré durante una semana, pero por ningún motivo señora mimada, dejaré de contonearme, si quiere puede decirle a mi patrón que mande por alguna otra a la casa de su madre y yo no volveré a molestarle.
Amelia se quedo atónita con sus palabras...
— contoneate entonces todo lo que quieras...
— Está celosa de mi... jummm, que tonterías -dijo con un acento que era muy peculiar.
— No estoy celosa.
— Sí lo está y yo misma le pediré a mi patrón que me regresé con mi Señora Sofia, no me gustan las Señoras tan mimadas, sino quiere que el señor me toque debería ser usted la que le de atención, como puede pasar su tiempo bordando, haciendo de lado a su marido, ¿no se caso por amor?, no quiero meterme en lo que no me importa, pero ayer él no durmió en su cuarto, cosa que no es bueno Señora.
— Por que me dices estas cosas...
— No durmió conmigo de eso puede estar segura, así que no me este molestando, me escucha - Amelia no tuvo jamás diferencia con alguien del servicio.
— No le diras nada a Sebastian me oíste, eres una mujer demasiado odiosa, también he bordado para ti este detalle pero que importa, ya vi que no me quieres, negra tonta. -Se dio media vuelta con las lágrimas de vergüenza, expuestas.
La negra se quedó sorprendida, además de contenta, y no sabía que hacer.
Era una rencilla de dos mujeres demasiado testarudas, y aunque no pensaba decir ni media palabra a su señor, esté escuchó toda la discusión, que para él fue bastante cómica. Pensó que este acto arrebatado no eran celos tal como lo había dicho Amelia sino un acto desesperado ya que atribuía sus ansiosos excesos a causa del andar de la negra, y sentenciada a no discutir más con él. Reparo en aquella negrita.********
— Buenos días.
— ¡Tú! - dijo Sofia sorprendida al abrir la puerta que tocaron y encontrarse a don Pedro mirándole, en bata, sin maquillaje ni tocado.
— Disculpame Sofia no he debido tocar tu puerta y menos tan temprano sin ponerte sobre aviso de mi presencia – Ninguno de los dos advirtió que se estaban tuteando, Sofia esa misma noche como un presagió de lo que sucedería ese día soñó que Pedro venia a su habitación, en el sueño, él no tocaba para entrar, le quitaba la bata y debajo sólo lucía un escandaloso camisón transparente y después de un beso la llevaba a la cama aunque ella intentaba resistirse débilmente, despertó inquieta las última noches soño con el incidente del charco,soño que Pedro le llevaba cabalgado entre sus brazos al río, que la miraba de una forma que dejaba vulnerable expuesta y temblando, Sofia reconoció que sentía necesidad de la cercanía de Pedro despertaba en ella lo que quería evitar hacia pedazos su idea de no volver a casarse y amanecer sonrojada por él no le permitía bajar para acompañarlos a la mesa, su dama de compañía Aurora pasaba las tarde con ella leyendo algún libro y las mañanas disfrutaba el paisaje, y las atenciones de Catalina que no permitía que se quedará en cada aburrida.
— Pedro bajaré para desayunar, por favor no se preocupe por mi y por favor no vuelva a tocar está puerta, yo no quiero ver comprometida mi reputación con algo así, y si algún comportamiento de mi parte le ha confundido le suplicó que me disculpe, mañana prepararé alguna habitación disponible en la Mestiza para instalarme lo más pronto posible.
—No te vayas Sofia, no haz cometido ningún acto del que puedas avergonzarte, destrozarás mi corazón si lo haces, si yo comprometiera tu reputación repararía el daño, eres dueña de mi admiración, respeto y cariño. Pedro miró sorprendido lo bella que lucía al natural con la linda bata blanca sintió deseos de retirársela y comprendió lo que Sofia quiso decir, sin saber cómo sucedió llevo su mano al rostro de Sofia para acariciarle y en un instante de manera sorpresiva se acercó a ella y posó sus labios sobre los de Sofia y luego en su frente, Sofia no pudo evitarlo estaba a punto de hacerse hacia atrás pero si Pedro avanzaba estaría tomándolo como una invitación, el beso comprometía el honor de la viuda, una mujer que jamás tuvo un comportamiento inapropiado con un hombre jamás.
Instintivamente le soltó una bofetada su rostro mostraba confusión y sus lágrimas rodaron.
— ¿Por que lo haz hecho? -Sofia sabía que si alguien presenció el acto estaba perdida, sería una viuda más de reputación dudosa y se trataba del padre de su nuera.
—Sofia, perdoname, yo te juro que mis intenciones no son malsanas...
— Venir a tocar mi puerta para besarme lo parecé... No advirtieron la presencia de...
(Que más da quién era, lo cierto es que la viuda era demasiado remilgosa más de lo que aparentaba)
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La Trampa Del Destino
Ficción históricaMariel es una linda chica gentil, alegre y a la vez tímida. Su hermana tiene el mismo aire de compromiso de cuidarse mutuamente a pesar ser sólo medias hermanas hijas de un criollo muy importante en la época.Don Pedro viudo y con el compromiso de da...