La casa de Campo capitulo 25

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-Buenos, Días Meli -Acto seguido le dio un beso, se levanto de la cama en un salto y de inmediato cubrió sus hombros.

-He visto mucho más Meli , mucho más que tus hombros. - Amelia lo miro con coraje, y sentía nauseas nada más de escuchar que la llamaba Meli, nadie la llamo así jamás.

-Señorita Amelia por favor... -fue de mas a menos en la fuerza de su voz ya no lo era, ya no era señorita. Bajando la mirada súbitamente.

-Señorita, ja, ja, ja, ja. Señora De La Vega. Señora Amelia De la Vega, Señora Meli, Meli para mi. Dijo todo lo que pudo para molestarla.

-El desayuno esta listo, el ama de llaves te atenderá dentro de una hora te asistirá en la ducha y después a la montaña. yo desayunaré abajo.- Sebastian se acerco peligrosamente le soltó un beso lleno de alegría y se fue cantando.

-Que bonitas son las mujeres de mi tierra que bonitaaaaas. ¡Que bonitaaas!. Su madre lo acompaño al desayuno, lo miraba alegre y como no iba a estarlo.

-Madre me iré a mi luna de Miel, Caridad y Roman nos asistirá mañana he encargado a la cocinera comida suficiente para la comida y cena.

-Quieres intimidad es normal. La madrina dijo que fue muy difícil para Amelia, es la primera vez que funge como madrina, Se fue tranquila por que le amas, pero dice que las tradiciones son terribles. Hazme el favor, si en estos tiempos hay muchas mujeres que se hacen las difíciles pero son tretas para engañar a los hombres. No debería aplicarse a mujeres en desgracia que han caído en las manos de algún desalmado claro esta.

-Madre, te amo. Espero que me perdones si no me paro por aquí en tu cumpleaños, pero te dejo un obsequio en la biblioteca sobre el escritorio, he dado instrucciones a uno de mis hombre que abra el despacho hasta ese día. Sofia de la Vega era tremendamente hermosa sencilla pero de principios muy firme era bastante joven pues a su hijo lo tuvo a los 16 y su hijo era toda su vida.

*****

Amelia bajo con un lindo vestido blanco con flores amarillas y listones del mismo color y un lindo peinado con pequeñas flores naturales, la nana de Sebastian se inspiro, todo para la joven virgen, la música se dejaba escuchar los criados estaban jubilosos por que el hacendado se casaba con gente de su raza en vez de alguna estirada.

-Todos son tan amables.

-Te lo mereces querida, es la recompensa - Su noble suegra le dijo en tono bajo y cariñoso con una hermosa sonrisa Amelia se sorprendía de lo joven y hermosa que era parecía la hermana de su esposo.

-¿Recompensa? pregunto mientras pasaba a la sala, le presentaban a los sirvientes y bajaban los equipajes.

-Sebastian te quiere solo para él y lo entiendo ya platicaremos a tu regreso.

-Yo preferiría quedarme aquí con usted. Se arrepintió inmediatamente de lo que dijo.

-No temas mi hijo es bueno, la noche de boda es dolorosa y difícil pero no solo para nosotras, ellos también están nerviosos y la tradición no les deja muchas opciones o tanto la mujer como el hombre sufren las consecuencias, por ello se roban a las novias para comprobar su virtud la gran mayoría. -Recordó lo que le quiso hacer con ella Sebastian cuando la encontró y la piel se puso de gallina y no saber lo que le había hecho resultaba un alivio.

- Discúlpeme estoy nerviosa, me duelen... -guardo silencio y se sonrojo.

- Serán solo unos días, y después no te volverán a doler las piernas ya lo veras, esa sensación que deja cuando se monta a un caballo a horcadas por demasiado tiempo.

-¿Usted monta a horcadas?. Se sorprendió olvidando todo lo demás.

-ja,ja,ja¿tu no? ruborizada asintió, pero ella no experimentaba esa clase dolor recapacitó.

La Trampa Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora