Capítulo 8: "FRACTURAS."

1.3K 43 7
                                    


· No vas a responder?...

Había declarado Edgar, estaba cansado, frustrado y demasiado enojado de pie frente a un Nacho compungido. Maldita la hora en que el despertador había sonado el día anterior sobre las seis de la mañana iniciando la cadena de hechos que lo llevaron al desvelo y a poner a prueba sus nervios una vez más.

Cuando llegó a casa el día anterior de veras que no tenía ganas de lidiar con el volcán en actividad que seguramente sería Nacho y que de seguro no escatimaría voz ni esfuerzo a la hora de reprochar haberle contado a Ana Laura sobre su paternidad, pero él no lo había hecho con ánimos de divulgar nada y tampoco Nacho podía esperar que ande mintiendo cuando era el primero en reclamar que Mateo era su hijo.

Pero fuera de eso, habían otros puntos a tratar que no se justificaban bajo ninguna razón como no prestar atención en clases, el golpe al profesor, la falta de respeto a Gustavo a Ana y a él mismo, la suspensión por una semana como consecuencia y las disculpas que tuvo que prometerle al profesor a condición de que no realice una denuncia formal por el puñetazo... solo pensar en todo eso ya era agobiante, no quería tener que hacerlo, al menos no todavía... pero nunca se imagino que aquel deseo se cumpliera y menos imagino el precio que tendría que pagar, al postergar aquella singular conversación que le aguardaba con su indómito adolescente.

· ¿Dónde está Ignacio? - le pregunto a Nancy después de registrar cada rincón, tontamente había asumido que cuándo el muchacho alzó vuelo de la oficina de su hermano se iría a casa, es más había pensado que quizá tendría que limpiar algún destrozo producto de las reacciones que iba conociendo en Ignacio, se había preparado mentalmente para un sinfín de escenarios posibles con el afán de no sufrir un infarto por la sorpresa y no matar al chico en el proceso pero esto no se lo esperaba.

· Después de que vino por su libro no volvió - contestó la niñera desde la hamaca que Ed había puesto bajo el nogal del patio trasero donde se sentó a mecer a Mateo.

· ¿Por su libro? - respondió desconcertado.

· Si, vino a las nueve, yo pensé que otra vez andaba faltando a la escuela pero me dijo que se había olvidado un libro. Después estuvo un rato con Mateito y se fue.

· ¿QUE? - y dejó la pregunta en el aire porque corrió escaleras arriba a revisar más a fondo el chiquero de cuarto del criío para tristemente encontrar una nota donde Ignacio dejó plasmado su dolor. De repente vio negro y las horas se volvieron eternas.

Todo aquello era demasiado se decía, ¿así era la paternidad?, más allá de desvelarse por los cambios de pañal, ¿lo era por los descalabros de la adolescencia?, no tenía respuesta a eso, pero si tenía hambre, estaba cansado y frustrado, llevaba horas buscando a Nacho dando vueltas como idiota en el auto en un afán de matar tres pájaros de un tiro. Buscar al muchacho, despejar su mente y calmar a Mateo que exactamente a las seis de la tarde, hacia más de una hora, como si tuviera un cronómetro incorporado comenzó a llorar como nunca antes, con todo el sentimiento, solía ser un bebé tranquilo, francamente había pasado más noches en vela por el adolescente que buscaba ahora que por Mateo. Pero esta vez Mateo tenía un genuino reclamo, uno que expresó demostrando la calidad de sus pulmones, era su hora de estar con papá, con SU mini papá. Nacho puntualmente había hecho de aquella su hora y armado con un libro de estimulación para bebés que había comprado Estrella en algún momento mientras estaba embarazada, pasaba su tarde entreteniendo a su hijo y fortaleciendo el vínculo que ahora Mateo reclamaba en la distancia.

Edgar volvió a casa cuando por fin Mateo se había dormido, necesitaba ayuda para buscar al chico pero esta vez quería que todo quede entre ellos, sin involucrar a sus hermanos ni a nadie más, pero después de las más agobiantes horas en vela y un nuevo recorrido totalmente inútil acompañado de los primeros rayos del sol, cuando ya se le hacía hora de ir a trabajar, acudió a la única persona que podía tener información, pero para eso antes tenía que hablar con alguien más.

LA VIDA NO ES UN SUEÑO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora