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"Me encuentro extendida sobre algo duro e incómodo, me reincorporó y puedo ver que es suelo de hormigón. Mi espalda y trasero duelen por estar allí cuantas horas sabré yo. Cuando recuperó el sentido común, y mi vista borrosa se enfoca. Comienzo a mirar para todos lados, asustada intento moverme y ponerme de pie para salir del oscuro lugar en donde estoy, que tiene una rendija donde la mínima luz de la luna entra por allí. Sin embargo, mis intentos de escapar fallan, no me puedo poner de pie, por más que lo intenté, es inútil.

Escucho pasos que resuenan y hacen eco en el solitario lugar cada vez que caminan. Empiezo a exasperarme poco a poco cuando los pasos se incrementan. Lo único que mi cabeza puede procesar son los latidos de mi corazón que hace en su pequeña cavidad del pecho, mi respiración caótica se mezcla con está.

Los pasos se detienen, cuando me comienzo a relajar, mis músculos se tensan cuando divisó una silueta de pie a unos pocos metros de mi. Apoyo mis manos en el suelo, esperando lo peor. De mi posición, no le veo el rostro, pero lo tiene cubierto por una tela negra gigante y harapienta que lleva. Se acerca dando pasos cortos y lentos. Haciendo la espera más tortuosa. Cuando está más cerca, me percato de cosas que lleva en ambas manos.

—¿Quien eres?— pregunto con em temor que fluye en mi tono de voz y ser. No responde, frunzo el ceño enfadada —¿Quien cojones eres? Dejame en paz. Dejame ir— está vez grito. Otra vez no contesta —¿Quien eres y que mierda hago en esté puto lugar?— digo alcanzando el límite

Observo como la persona, por detrás de su espalda saca algo. Lo pone frente a el y lo balancea como si fuera un juguete; una pistola.

Mi pánico y pavor comienzan a subir a niveles inimaginables. Se quita la máscara, mueve su cabeza haciendo que se le arreglé el cabello solo sin pasar sus manos o un cepillo, su ligera chasquilla cae sobre su cabeza y lo observó.

Mis ojos se abren por completo, ahora sí. Me fui a la mierda, ya valí. Mis ojos se empiezan a llenar de lágrimas, de inmediato comienzan a picar y arder como nunca.

—Pues, veamos, Dylan— pronuncia mi nombre lentamente —Soy tu peor pesadilla— dice extiendo una amplia sonrisa de psicópata loco sobre su rostro.

Se aproxima a mi lo más posible quedando frente a mi, se pone de cuclillas para quedar a mi altura. Con sus dedos toma mi barbilla bruscamente, suelto un gemido de dolor.

—Harás todo lo que diga— me suelta violentamente —Y... Guarda esos gemidos para cuando estés debajo de mi, te aseguró que lo disfrutarás.

—No te atrevas a tocarme maldito bastardo— me armó de valor y lo enfrento.

—Estás haciendo las cosas más difíciles, Dy. Me temo que quieres que ocupe el maltrato contigo. Y no quiero llegar a eso.

—No puedes obligarme, no quiero.

—Dy, estás haciendo las cosas más difíciles — dice irritado.

—¡Dejame ir!— grito con impotencia.

—¡Ya basta! Tu lo quisiste así. Pues te lo daré así— tira la pistola lejos y se acerca a mi dando grandes zancadas.

Me da una cachetada por mejilla, suelto quejidos de dolor, me muerdo el labio para evitar que salgan más de mi boca.

Baja sus manos hasta mi ropa interior, mete la mano en el pantalón y me toca. Golpeo su mano dándole una palmada. Quita su mano y con está me golpea nuevamente.

—Dejarás que te haga lo que yo quiera, o te golpearé más fuerte.

Me venda la boca para poder evitar que grite. Mete su mano nuevamente a mi pantalón y comienza a tocarme. Su mano se desliza por mi cintura hasta llegar a mis pechos. Me revuelvo para todos lados, pero el continúa. Mis lágrimas caen sobre mis regazo. Sigo moviéndome cuando el se harta de mi, y me pega un puñetazo en la mandíbula. Caigo al suelo, antes de cerrar los ojos. Puedo saborear el metálico sabor de la sangre".

Abro los ojos y me incorporó rápidamente. Comienzo a respirar agitadamente, y comienzo a llorar.

Todo ha sido una pesadilla, todo fue una pesadilla. Suspiro, cae otra lágrima que rueda por mi mejilla sonrosada. Mi sudor se mezcla con mis lágrimas.

Siento una mano que se ciñe a mi hombro, es Matt. Gira mi cuerpo y me mira detenidamente, me observa y examine como un doctor. No puedo dejar de llorar, esa pesadilla fue... Fue... Esé estúpido...

Rodea sus brazos por mi espalda, acaricia mi cuero cabelludo y me atrae hacia el con fuerza y cuidado. Sollozo una vez más.

—Dylan, todo estará bien. No te preocupes— otro sollozo acompañado de una lágrima.

La angustia se apodera de mi. El pecho ejerce un dolor imparable sobre el, haciendo que me den unas ganas incontrolables de llorar. El no deshace su abrazo, lo agradezco. Me sientl protegida en su cuerpo cálido y largos brazos, el perfume que emana el y su camisa me envuelven. Haciendo que mis nervios bajen un poco.

Relajo mis músculos tensos y me desplomó sobre Matt, me ataja con facilidad y continúa abrazandome. Sin soltarme, el se acomoda a mi lado en la camilla. Acaricia con sus dedos mi piel de la cintura, cadera, cuello y rostro. Pasa su largos dedos por mi barbilla con suavidad, besa mi cuello dejando un poco húmedo, siento como sonríe contra esté cada vez que lo hace, haciendo que mi piel se erize de vez en cuando. Posa su cabeza en el hueco de mi cuello, su cabello cae sobre mi rostro, el lo quita con sus manos para no molestarme. Coje mi mano y la lleva directamente a su cabello. Sin que me dijera, comencé a acomodar, desordenar y acariciar su cabello de manera suave para que se relajé, y yo también. El me imita, su mano llega hasta mi cabello y hace lo mismo que yo, me relajo por conpleto, se siente muy bien. Su otra mano acaricia mi piel con extrema pasión y ternura.

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Gracias por leer

Broken Hearts {matthew espinosa} ; en EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora