De vino y caricias

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Con el mayor cuidado, salí de la cama en silencio, para no despertarlo. No había pasado nada, de éso estaba segura. Él jamás se propasaria conmigo, y no estaba borracha ni nada.

Antes de salir de la habitación, le di último vistazo. Ya no era el niño al que solía besar cuando éramos pequeños. Ahora era todo un hombre. Ésa imagen, de él tirado en la cama, despeinado, con ése abdomen que parecía photoshop y sólo un boxer que dejaba poco a la imaginación, despertó en mi pensamientos que me hacían sonrojar. Empecé a reír por la vergüenza. Observé que lo estaba despertando así que salí corriendo del lugar.

                              -

Estaba cocinando huevos revueltos cuando Lio entró en la cocina.

-Buenos días -me dijo, sonriendo, y vestido-

-Buenos días

-¿Cómo dormiste?

-Bien -contesté- Si no fuera por el hecho de que no dormí en mi cama

-Sí, perdón, es que te quedaste dormida y... Bueno, hacia frío en el cuarto de huéspedes.

-Estamos en verano...

-Sí, pero con el aire acondicionado y todo éso... Oh... Bueno, quería que no estuvieras sola, nada más.

-Bueno, la próxima no te preocupes, voy estar bien

-Perdón

-No hay nada por qué pedir perdón

Desayunamos juntos, hablando y riendo. Me contó anécdotas sobre su vida de futbolista, le conté sobre mis viajes.

-Debe haber sido hermosos recorrer todo éso

-Sí, pero dale, vos viajas todo el tiempo. Debes conocer un montón de países.

-He ido a un montón de países, a jugar. Pero nunca los conocí realmente.

-Bueno, algún día, en algunas vacaciones, podemos ir a recorrer algún lugar.

-Dale, pero si yo pago.

-¿Pagar? -reí- No es necesario pagar. Bueno, ponele los boletos, pero lo demás es gratis. Con una carpa, tocando la guitarra y vendiendo un par de artesanías, te aseguro que vamos a tener para comer todos los días, y la vamos a pasar genial.

-Me encantaría -dijo, sonriendo por la idea- ¿Promesa?

-Promesa

Y así cerramos el trato.

                                -

-Llamalos -dijo, entregandome el teléfono-

-Capaz no están en casa. Mejor los llamo después.

-Ahora.

-¡Ay! ¡Está bien!

Lio había estado intentando convencerme todo el día para llamar a mis papás. No les había dicho nada de todo lo que había pasado, quizás por vergüenza o, no sé. El teléfono sonó y sonó, y cuando estaba a punto de cortar, mi mamá atendió.

Les conté, mi mamá lloró, y cuando se aseguró que estaba bien, empezó a reprenderme. Luego de que terminó de gritar por no haberla llamado al instante, me aseguró que iban a enviarme dinero, y que no me moviera de la casa de Lio.

-Te odio -le dije mientras cortaba-
-Yo no -me contestó él- ¿Estaban muy enojados?

-Sí, igual ahora están tranquilos, saben que estoy con vos.

Gol Del Destino (Lionel Messi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora