Promesas sobre el bidet

1.3K 62 12
                                    

Estaba intentando dormir cuando mi puerta se abrió de golpe, dejando ver a un furioso Lionel del otro lado.

-Ay tranquilo, estoy segura que no te van a echar -dije mientras me quitaba el vestido-

-Ésta vez te pasaste, Mara. Te metiste con mi trabajo, con lo que me da de comer

-¿Y? ¿Por qué quisieras tener un trabajo donde tus jefes son una mierda?

-Porque ésas mierdas son las que me pagan. ¿Vos crees que a mi me caen bien? No, los detesto. Pero tengo que pretender que son mis amigos para asegurarme

-Sos el mejor jugador de fútbol, estoy segura que tendrás trabajo en otro lado

-Mara, entende que esto es importante para mi

-¿Un trabajo es más importante que tu dignidad?

-¡SÍ, MARA! HAY VECES QUE SÍ. Hay veces en que tenes que dejar tu dignidad de lado para seguir viviendo tranquilo. Hay veces en que no te gustan tus jefes, pero tenes que halagarlos. Se llama ser un adulto, algo que deberías ir aplicando a tu vida

-¿Qué es ser adulto? ¿Vivir como un títere? ¿Tanto te interesa el dinero? ¿Por qué cambiaste tanto?

-No cambie, crecí

-No, cambiaste. Vos no sos el mismo, no sos el pibe de barrio que jugaba por amor a la pelota, del que yo me enamoré. Sos uno más de ellos, sos igual a los checos de los que nos burlabamos

Ni siquiera respondió, salió casi corriendo de la habitación y dio un portazo. Esto me estaba matando, cada vez más, lentamente. No podía soportarlo más.

-

-¿Cómo va todo con Lionel? -preguntó Sofía antes de beber su jugo-

-Bien... No, mal... No lo sé

-Me contó lo que sucedió

-¿Hablas con él?

-Claro, también tengo terapia con él

-¿Qué?

-Sí, es un poco menos formal, por teléfono

-¿Y qué te dice?

-No puedo decirte éso. Ahora dime, ¿te arrepientes de lo que sucedió en la cena? ¿de lo que dijiste?

-Sí, pero no quiero admitirlo

-Bien... ¿Por qué lo hiciste?

-No lo sé... Estaba enojada con ellos, lo manejan como quieren

-¿Por qué no te creo?

-¿Qué?

-Intento hacerlo, intento creer en tus razones, pero simplemente no puedo. Siento que hay algo más, algo que no me estas diciendo. Lionel también me contó sobre tu comportamiento, lo que haces, lo que decís. Todo. Y siento que lo estás haciendo para que... ¿cómo decirlo? Para que él se harte de vos

-¿Por qué haría éso?

-Porque lo amas muchísimo, y no quieres lastimarlo. Te da miedo.

Mis ojos estaban abiertos como platos. ¿Esta mujer leía mi mente?

-Cómo dije, soy buena en esto -dijo con una sonrisa de satisfacción- Tranquila, no tienes que responderme. El que calla otorga

Yo no podía modular ninguna palabra, no podía creer que había descubierto mi plan.

-Hay algo más de lo que quiero hablarte

-¿Qué?

-Bueno, Lionel también expresó su preocupación sobre otro tema... un poco más... delicado. El tema es sobre tu... alcoholismo.

-¿Mi qué?

-Alcoholismo, adicción al alcohol.

-Ya sé lo que significa. ¡No soy alcohólica!

-Estás tomando un whisky en las rocas a las 4 de la tarde

Miré mi mano, era cierto. Está bien, quizás no era el momento de un trago, pero no era alcohólica.

En ése momento Lionel cruzó por la puerta, nos miró sorprendido.

-Perdón, no sabía que seguían acá. Salí temprano de entrenar y...

-No soy alcohólica -le lancé, enfadada-

-Estás tomando un whisky en...

-¡YA SÉ! Pero no significa que sea alcohólica

-No es la primera vez, Mara. De hecho, cada vez que te veo últimamente siempre estás con un trago

-No necesito ésta mierda

Me levanté y subí corriendo a mi habitación. Oí que me llamaban de abajo, pero no presté atención. No era alcohólica, pero si Lionel quería una alcohólica, esquizofrénica, loca, enferma, descuida, psicópata, entonces se la iba a dar.

-

Eran las 20, le pedí a Dora que se fuera temprano. Lionel llegaría en cualquier momento. Había estado tomando toda la tarde. Si ahora no me odiaba, no sé qué lo haría. Entonces escuché el ruido de la camioneta, estaban todas las luces apagadas. Cuando oí el ruido de las llaves en la cerradura, le di play a "Promesas sobre el bidet" de Charly.

Lo único que iluminaba el lugar era la cereza de mi cigarrillo. Entonces encendí la lámpara, Lionel se asustó al verme.

-Casi me matas del susto... ¿Qué haces así? -dijo observando mi vestimenta-

Tenía puesto solamente mi ropa interior negra y una bata de seda.

-Te estaba esperando

-¿Para qué?

-Uhm... No sé, para jugar con vos -dije poniendo mis brazos alrededor de su cuello-

-Apestas a whisky

-Ay otra vez con éso -me aleje de él- Está todo bien, Lionel

-¿Cuánto tomaste?

-No sé, pero podes hacerme lo que quieras, estoy segura que mañana no me voy a acordar. Como lo hiciste ésa noche en el bar.

-Yo también estaba ebrio, y me diste a entender que lo querías.

-Bueno sí, sos Lionel Messi, ¿qué chica no quisiera estar con vos?

-¿A qué te referís con éso?

-Ay por favor Lionel, ¿en serio te creiste la historia de amor? ¿Que nunca me había olvidado de vos? -comencé a reír como histérica-

-No le hagas caso, no le hagas caso -decía él para si mismo-

-Sí, haceme caso. Porque es la verdad. Mi amor por vos fue interés, me habían robado y necesitaba dónde quedarme y comida. Y vos apareciste en mi mente, con tus millones

No paraba de reír. Él seguía consolandose a sí mismo. La escena era realmente una locura.

-Y cuando te vi besandote con Angélica, ahí fue mi puerta para poder irme. Mis papás ya habían depositado dinero en mi cuenta, ya no te necesitaba. Todo había terminado. Ésa noche me la pasé de fiesta, y conocí a un lindo chico al que lleve al hotel y estuvimos juntos hasta que salió el sol

-Basta

-Te la creiste, creí que eras más inteligente. "Te amo" "Vos me enseñaste a ser yo misma" "Nunca te olvidé" "Nunca me voy a alejar de vos" -repetía mis palabras, burlandome, como una maniática-

-¡BASTA!

En ése momento Lionel le pegó un puñetazo a la pared tan fuerte que la se hizo un hueco. Se sentó en el piso, y lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

-Basta por favor, basta. Andate. No te puedo ver más así, basta. Deja de hacerme daño.

Ahí estaba. El momento que más había anhelado, el momento en que me odiaba. Pero no estaba preparada para esto. No. Cuando lo veía no veía a Lionel, veía a aquel niño de 6 años. Mi corazón se hizo añicos, no lo podía soportar. En ése momento mi vista comenzó a nublarse. Intentaba acercarme a él, pero no podía controlar mis piernas. Intentaba hablar con él, pero tampoco podía controlar mi boca. Lo último que recuerdo fue estar cayendo al piso, desvanecida.

Gol Del Destino (Lionel Messi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora