Rosario siempre estuvo cerca

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Salí de la ducha, y decidí ponerme un vestido con estampado floreado. Baje las escaleras, y encontré a Lio navegando en su computadora. Levantó la vista hacia mi, y sonrió.

-Te ves hermosa -dijo cerrando su notebook-

-Soy hermosa -le aclaré mientras le sacaba la lengua-

-Lo sé... Che, pedí una pizza. No sé que te gusta, no tengo mucha variedad en mi cocina, y me acordé que te encantaba la pizza

-Veo que tenes buena memoria

-Siempre me acuerdo de lo que considero importante

Éstos comentarios me estaban matando. Casi no podía disimular mi sonrisa.

El timbre interrumpió el momento, Lio se levantó a recibir al delivery. Antes de abrir la pizza me dijo que pasara a la cocina, me indicó cual era la puerta. Del otro lado se encontraba una cocina enorme, tenía una mesa, y luego venía una cocina completamente blanca. ¿Qué tenía Lionel con el blanco? Pero lo más maravilloso eran los hermosos ventanales, me mostraban el patio delantero de la casa, y arriba debe haber una enredadera, porque unas ramas colgaban frente al cristal. Me imaginé lo hermoso que se vería con la luz del día. Y entonces, cuando me fijé atentamente en los detalles de la cocina, reaccione.

-Llegó la pizza -anunció Lio cruzando el umbral de la puerta-

-Es igual a mi cocina... Bueno, no a mi cocina, pero a la que diseñé cuando éramos chicos.

Cuando teníamos 11, en el colegio nos hicieron dibujar cómo quisiéramos que fuera nuestra casa. A mi ya en ése momento me gustaba la arquitectura. Yo había dibujado una cocina blanca con ventanales grandes, por la luz del día. A Lio le había encantado, me había prometido que cuando fuera famoso y tuviera dinero, me iba a construir una igual.

-¿Cómo te acordaste? -le pregunté, con la voz temblando-

-Como te dije antes, siempre me acuerdo de las cosas que considero importantes

Corrí a abrazarlo, y nuevamente me recibió con brazos abiertos. Me separe de él, y nuestros rostros quedaron enfrentados. Miré sus labios, con deseo. Pude notar que él quería lo mismo. Me fui acercando cada vez más, cuando el sonido de un teléfono interrumpió el momento.

Nos separamos al instante.

-Eh... voy a atender. Anda comiendo, si queres.

-Dale -dije como si nada hubiera pasado-

Busqué dos platos, dos vasos y el jugo, me senté en la redonda mesa, y encendí el pequeño plasma que estaba frente a mi. Hice zapping hasta que sintonice Volver al Futuro. Intentaba no pensar en lo que acababa de pasar, pero mi mente volvía a ése momento una y otra vez.

Comí dos porciones, no porque no tuviera hambre, sino porque quería esperar a Lio para comer con él. Volvió después de unos minutos. Parecía tenso. Ni siquiera me miró al pasar, fue directamente a la heladera.

-No tengo hambre, me voy a dormir. Tu cuarto queda frente al mío. Tiene un baño también. Sentite cómoda, estas en tu casa. -al finalizar, cruzó la puerta, sin mirarme-

¿Qué acababa de pasar? Hace unos minutos estábamos a punto de besarnos, y ahora ni siquiera me miró. ¿Me habré desubicado? Yo tuve la iniciativa de besarlo, pero él también quería besarme, lo noté. A lo mejor no sentía lo mismo. Capaz yo entendí cualquiera, mezcle todo. Él quería ayudarme no porque sentía algo por mi, sino porque sentía una especie de afecto, o le daba lástima. Se me revolvió el estómago con sólo pensar que a él no le interesaba para nada, y yo intenté besarlo. Ay no... debe pensar que soy una interesada. Guardé la pizza en la heladera y subí las escaleras. Estaba a punto de tocar la puerta de su cuarto, para disculparme, pero me di cuenta que sería patética. Simplemente entré a mi cuarto, estaba pintado de verde, tenía una cama matrimonial y un gran televisor colgando en la pared. Me desvesti y me metí bajo las sábanas, decidí que al día siguente, despertaria temprano y me iría. Supongo que tendré que llamar a mis padres y contarles lo sucedido, para que me compren unos boletos de regreso a casa. Mi sueño tendría que esperar.

Gol Del Destino (Lionel Messi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora