Sin rumbo

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Abrí los ojos y un techo de color azul me cubría del cielo. Estaba cansada, y sin ánimos de nada. Anoche me había quedado con Luana hasta el amanecer hablando de lo que había pasado, y llorando más que nada. Por suerte, en el Hostel le había tocado una habitación individual, así que pudimos hablar tranquila.

Me levanté y me había dejado una nota en la mesa de luz.

"Mara: date una ducha y baja a desayunar cuando despiertes. Dejé ropa mía sobre mi cama para que te pongas. Te amo!"

Para los que nunca fueron a un Hostel: es bastante raro que te toque una habitación individual, generalmente no tienen, y si la tienen tenes que pagar un poco más, o rezar para que todas las habitaciones estén llenas y te den ésa. No es muy distinto a las otras, excepto que duermes solo y tenes baño privado. Pero fuera de éso, no hay ningún lujo, tenes que compartir la cocina, la sala de estar, de juegos y sólo hay un cuarto de televisión. Y el baño si te hospedas en un cuarto común. Parece incómodo, pero en realidad es bastante agradable, conoces mucha gente de la que te haces amiga.

Terminé de ducharme y baje las escaleras. Luana estaba sentada hablando con un chico bastante guapo, pelirrojo.

-Hola -los saludé cuando entre-

-Mara -me saludó Luana, mirándome con ternura- veni, sentate, te preparé huevos y un café

-le agradecí- Hola, un gusto, soy Mara -me presenté al muchacho, estrechando mi mano-

-Gustav, un placer

-¿Y de dónde sos Gustav? -le pregunté cuando me senté-

-Nueva Zelanda

-Wow, hablas muy bien español

-Gracias, ¿tu de dónde eres?

-Argentina, como Lu

-Es un país muy bello, siempre quise ir

-Bueno, cuando te decidas, me avisas y si estoy ahí te doy un recorrido por Rosario, mi ciudad
-Perfecto -sonrió-

Desayunamos entre charla y risas, pero mi mente siempre volvía a la situación de anoche. No podía olvidarlo. Las manos de Lionel estaban por todo el cuerpo de ésa chica. La deseaba, quería estar con ella. Mi ánimo cayó por el suelo, lo perforó y tocó el mismo centro de la tierra.
-¿Qué queres hacer hoy? -me preguntó Luana, sacandome de mis pensamientos-

-Dormir, dormir y dormir

-Anda, él es el idiota que se pierde de vos. No te vas a quedar todo el día encerrada, hoy vamos a comprar ropa

-¿Está todo bien? -preguntó Gustav, claramente preocupado al observar mi rostro-

-Todo bien, un chico bastante estúpido, nada más

-El amor -dijo mientras untaba manteca en su tostada- puede ser una cama de agua. Suave, tranquila, cómoda. O una cama de espinas, incandote, haciéndote recordar que el dolor es real, y nadie escapa de él

-Eso fue hermoso -lo felicite- ¿Sos poeta?

-No, sólo alguien con experiencia -dijo, mirando hacia abajo, con nostalgia-

-Bueno, basta. Dejen de deprimirme -interrumpió Lu- Hoy vamos a salir a divertirnos. Vos -dijo señalandome- vas a tocar tu guitarra y cantarnos con tu hermosa voz de ángel

-Lo haría, si no fuera porque todas mis cosas están en la casa de Lionel

-Oh, cierto, mierda -dijo, mientras pensaba un plan- Está bien. Voy yo a buscar todas tus cosas

Gol Del Destino (Lionel Messi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora