Capítulo 8: Una nueva amistad

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Maratón: Parte 1 de 5

Marron caminaba por el parque aceptando que su amigo iba a volver a perder la cabeza. Quizás Goten tenía razón y ella no lo entendía porque nunca se había enamorado. Pero tampoco se quería enamorar si se tenía que volver como Goten. Marron no odiaba el amor sólo había tenido bastantes fallos en este hasta que acabó por aborrecerlo un poco.

—¡Déjame en paz!— se escuchó un fuerte grito de una chica. Se dió la vuelta y una joven de más o menos su edad, ojos negros y pelo igual lloraba en un banco. Se vió en la necesidad de preguntarle que le pasaba. Se acercó a esta y parándose justo en frente dijo:

—¿Estás bien?—La chica se limpió sus lágrimas y miró hacia arriba.

—Sí sólo he tenido algunos problemas en el amor.— Marron soltó una carcajada sarcástica.

—Dímelo a mi.

—Siento que me he cansado de los hombres—hizo una mueca parecida a una sonrisa. Marron se sentó a su lado.

— ¡Bienvenida al club!—abrió los brazos y la chica empezó a reír.

—¿Cuántas somos hasta ahora?

—Sólo nosotras, pero no necesitamos a nadie más. Tú y yo somos suficiente.—La morena sonrió de una manera dulce y Marron le devolvió la sonrisa.

—Mi nombre es Mai, encantada

—Deberíamos ser amigas Mai, tenemos dos cosas en común— Mai rió.

—Wow con dos cosas nos casamos directamente— las dos rieron— ¿Y cuáles son?

—Que nuestros nombres empiezan por M, me llamo Marron por cierto y que las dos estamos en el club de fracasadas en el amor—Mai rió.—Sabes, me estoy viendo en la obligación de hacerte reír cada rato porque me gusta tu sonrisa.

—No suelo reír muy a menudo pero tú me haces reír

—Eso es suficiente para mi ¿te gustaría tener una tarde de chicas Mai?—Marron se levantó y le ofreció su mano a esta. Mai asintió cogiendo su mano.

(...)

Goten y Trunks iban por el parque cogidos de la mano mientras hablaban de diversos temas. Nada importante, sólo de las primeras tonterías que se les pasara por la mente.

—Me estoy cansando de ser el centro de atención de tanta gente— le susurró en el oído Trunks a Goten. Para después cogerlo estilo recién casados. Empezó a volar y Goten se aferró con fuerza al cuello de Trunks.

—Últimamente volar me da arcadas

—Puedo hacer que te olvides de todo

—¿A sí?— Trunks asintió y besó de nuevo a Goten. Tenía que recuperar todo el mes perdido. Sentía que necesitaba los dulces labios de Goten sobre los suyos.

Llegaron a la Corporación Cápsula y entraron por la ventana al cuarto de Trunks. El oji-azul no le dejó tiempo a Goten ni para saber donde estaban pues en seguida lo tumbó en la cama, mientras lo besaba. Le quitó la camiseta y fue besando con delicadeza el abdomen de este hasta que llegó a su cuello. Allí repartió besos juguetones y dejó marcas, sacándole suspiros al moreno. Se detuvo de nuevo en los labios del menor, su lengua recorría la boca de este y mordia con fuerza sus labios. Se quitó su camisa mientras sonreía a Goten que lo miraba sonrojado.

Ambos acabaron desnudos, sus erecciones hacían fricción y se encontraban dándose suaves besos pero profundos y prolongados. El oji-azul acariciaba el muslo de Goten mientras se movía de arriba a bajo haciendo que sus erecciones hicieran contacto. Gemían por eso. Estaban los dos demasiados duros y excitados. Trunks separó las nalgas de este y se fue introduciendo de una forma lenta mientras besaba la clavícula de Goten. Entró entero mientras se sujetaba con sus manos, ya que no quería dejar caer todo su peso encima del abdomen del moreno. Este agarró del pelo a Trunks, cuando comenzó a moverse. La rapidez de sus embestidas aumentaron al igual que la de los latidos de su corazón. Su respiración se volvieron agitadas y entrecortadas, mientras que la única melodía que se escuchaba en la habitación era los gemidos de ambos. El sudor cubrió sus cuerpos y cada toque era mayor placer. Goten empezó a tocarse. Un tiempo después cambiaron de posición y el moreno se puso arriba, movía sus caderas al igual que Trunks. Este puso atención al necesitado pene de Goten, provocando mucho placer al menor. Cuando los dos acabaron se tumbaron el uno al lado del otro, intentando recuperar el aliento. Se sonrieron.

Goten se volvió a poner encima de este para besarse, mientras Trunks agarraba su cadera con fuerza.

—Te quiero—dijo Goten

—Yo también te quiero— se sonrieron avergonzados para quedarse durante horas abrazados.

(...)

— ¿Entonces te has llevado gran parte de tu vida buscando las bolas de Dragón?

—Sí, me acuerdo que cuando lo conseguimos una vez de pequeña deseé que me diera el helado más sabroso del mundo.

—Un gran deseo—Marron río.

Llevaban toda la tarde con Mai y la verdad es que habían ido descubriendo que tenían más cosas en común. Las dos amaban la música y la tecnología, les gustaba pelear y habían tenido una infancia relacionada con las bolas de dragón.

—Bueno me tengo que ir— dijo Mai levantándose.

—Si quieres te puedo llevar

—¿Conduces?— Marron sonrió

—No exactamente

La cogió de la mano y empezó a elevarse, Mai abrió los ojos

—¿Puedes volar?

—Claro. Sí quieres te puedo enseñar—le guiñó un ojo.

Llegaron hasta donde vivía esta. Marron la dejó con delicadeza en el suelo y después se quedaron en silencio la una delante de la otra.

—Bueno gracias por traerme— empezó Mai

—No hay de que—se quedaron un rato en silencio hasta que las dos dijeron a la vez

—Me gustaría poder verte otro día—rieron.

—Vendré a verte—dijo Marron y Mai asintió.

A la chica morena le encantaría poder ver de nuevo a Marron. Nunca se había sentido tan a gusto con nadie. Se sentía bien tener una amiga, alguien con quien poder reír y olvidar. Olvidar que no todo eran risas. 

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Editando.


Nuestro pequeño. Editado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora