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Capítulo Trece

–> doble capítulo hoy porque no puedo vivir por mucho tiempo sin escribir rubelahe y porque os quiero.

-> para leer este capítulo se recomienda escuchar música. vuestra favorita, sin embargo, en la Intro he dejado una playlist :).

RUBIUS

—Nada—Respondió y se quedó allí plantado frente a mí sin expresión alguna. Me miraba detenidamente, como si quisiera ver cada uno de los detalles de mi cara y cuerpo. Entonces hice lo mismo con él.

Tenía un pequeño mechón de cabello más largo que los demás, sus gafas estaban torcidas levemente hacia la izquierda, se había dejado la barba junto con el bigote y conté en total seis lunares en su cuello. Tenía los labios entreabiertos y su ceja derecha estaba algo despeinada. Su respiración era lenta y tranquila. Sus manos estaban a sus costados; los dedos de su mano derecha tamborileaban contra su pierna y los de su mano izquierda estaban inmóviles. Y allí, bajo la luz blancuzca del hotel, lo observé mejor que como lo había observado en toda mi vida. Se le veía somnoliento pero en vez de verse dormido, se veía a punto de despertar completamente.

—¿Mangel?—Le llamé de nuevo cuando acabé de memorizar su rostro.

—Sólo quería verte—Su expresión se relajó—Tuve una pesadilla que tenía que ver contigo—Desvió la mirada a un punto cercano de mi pie derecho y frunció los labios—Y quería asegurarme de que estuvieses bien.

Le sonreí y él me devolvió la sonrisa. Me aparté de la puerta para que entrase. Con paso lento entró y se sentó en la cama. Seguía moviendo sus dedos con nerviosismo cuando me senté frente a él.

—¿Cómo era el sue...?

—No diré nada—Me interrumpió decidido y me miró atravesándome con sus ojos cafés—Ya no importa—Se encogió de hombros para restarle importancia. Sin embargo, suspiró cansinamente—¿Nunca has pensado que esta vida es demasiado vacía?

Le miré sorprendido por la pregunta. Evitaba mi mirada y se le veía realmente esperando una respuesta sincera. Pude ver cómo sus dedos se tensaron y su respiración se hizo más suave y silenciosa, sin embargo más acelerada. Me quedé callado unos segundos antes de contestar lo primero que se me vino a la cabeza.

—¿A qué te refieres?—Pregunté. Se le veía con ganas de desahogarse así que tenía que estar ahí para él como él tantas veces lo estuvo para mí. Como en los viejos tiempos.

—No sé, macho, cada vez estamos más cerca de la muerte, cada vez estamos más marchitos y no hacemos nada para evitar el olvido—Su expresión cayó y miró entonces sus manos—Iremos olvidando gradualmente YouTube y YouTube nos irá olvidando; seremos ya demasiado mayores para seguir—Suspiró—Y aunque siempre digamos que estaremos en esto por mucho tiempo más, a veces solo quiero dejar de hacerlo e irme a viajar por el mundo y marcar la vida de todas las personas que pueda—Lo miré atento sin saber qué hacer. A veces ignoraba que Mangel tenía un gran corazón—Joder, ni tiene sentido lo que digo... Es sólo que me he puesto a pensar después de despertar de aquella pesadilla... Y veo que quizá no sea del todo feliz...

—Mangel, no sigas—Lo interrumpí con el ceño fruncido pero tranquilamente—Jamás seremos del todo felices porque eso es imposible—Toqué su hombro para que me mirara—Tenemos dias buenos y malos, Mangel, todo ser humano los tiene—Negué con la cabeza involuntariamente.

—Rubius, nadie se acordará de nosotros en cien años—Se quitó las gafas para limpiarlas—Nadie.

—¿Acaso importa?—Le espeté—El olvido del universo no es tan terrible como el olvido de las personas que amas—Se volvió a poner sus lentes y me miró por un segundo para desviar la mirada de nuevo—Tus padres te recordaran siempre, todos tus amigos lo harán, tu esposa y tus hijos no se olvidarán de ti—Toqué su hombro una vez más—No me olvidaré jamás de ti.