Epílogo

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RUBIUS

Le sonreí a la cámara con sinceridad y tomé aire antes de proseguir. Sentía un pequeño aleteo nervioso en mi pecho pero sabía que estaba haciendo lo correcto.

—¡Muy buenas, criaturitas del señor!—Me llené de coraje aunque temía que en algún momento no pudiese seguir hablando con seguridad—Éste vídeo es un «¿qué tal estamos?» dos punto cero o un Meet The Rubius, ¿vale? Para que tengáis claro que si vinisteis para divertiros pues... Quizá este no sea el vídeo más adecuado o quizá sí, joder—Me encogí de hombros—Así que... Que... Últimamente me habéis petado mis redes sociales por, bueno... Por lo que dije en lo del premio con Google y YouTube acerca de Mangel, así que prefiero que todo quede claro antes de que salgáis con conclusiones que... Uh... Joder.

»—Mangel y yo hemos sido amigos desde que yo vivía en Noruega, que fue hace mucho, y es tal vez una de las amistades más largas y bonitas que he tenido—Sonreí de nuevo y sentí calor acumularse en mis mejillas—Así que ya le echaba de menos porque habíamos, pues, habíamos estado bastante separados y no digo que no pueda vivir sin él solo que...—Me corté porque no sabía qué cojones estaba diciendo, me reí un poco. Ya cortaría eso luego así que lo intenté de nuevo—Ya le echaba de menos y pues, vale, quería decirle que le echaba mucho de menos porque en realidad lo extrañaba un montón y cuando le echo de menos no puedo pensar bien, vale, suena raro pero es que nunca le había echado de menos tanto y extrañarle así, de esa forma, era una mierda y... Y...

Mangel se burló a mi lado y me dio unas palmaditas en la espalda. Lo miré con desdén; claro, él no tenía de qué preocuparse. Le di otra mirada de nuevo, y pude ver en sus ojos la alegría que sentía al verme confirmar a mis suscriptores lo que teníamos. Sin embargo, yo no me sentía tan a gusto de tener que hablarle a los fans acerca de lo nuestro.

—Tío, que está más difícil de lo que pensé—Suspiré apartando los ojos de Mangel, pues temía que terminara obligándome a proseguir, y me estiré en el sofá. Él se hizo a mi lado riendo una vez más.

—Eh, pero Rubiu, que no es nada, hombre—Me sonrió con diversión y tras sus gafas, sus ojos destellaban inevitablemente.—Solo llegah, diceh un par de palabricas y ya se sabe que...que...

—Que hay feelings entre nosotros—Le interrumpí pues siempre he sido un tío muy tímido, así que cada vez que Mangel se refería a nosotros como novios, me sonrojaba por minutos y no quería que me viesen así en el vídeo. Él asintió animadamente—¿Pero y si no decimos nada mejor?

Había decidido que quizá nuestros seguidores no debían saber todo lo que pasaba entre nosotros. Que todo lo que había dicho en mi intento de discurso en aquellos premios y los tuits conjuntos era suficiente. Lo último que quería era que nuestra relación fuese totalmente pública y transparente, que todos supiesen cuando peleábamos o cuando salíamos a cenar, porque joder, la privacidad era muy importante para mí. Quería, en cambio, que nuestra relación fuera algo así como pura, es decir, que los momentos fuesen más mágicos porque nadie más sabía sino nosotros dos lo que en realidad pasaba, lo que en realidad somos. Y si alguien alguna vez llegaba a enterarse de que éramos almas gemelas, novios, y mejores amigos, debía saber toda la historia para hacerle justicia a todo lo que habíamos pasado hasta el momento.

Es que, joder, al fin y al cabo, era algo exclusivo entre nosotros. Todo lo que habíamos pasado en Nueva York durante el reality, en la habitación del hotel, en el parque, en mi departamento, en el restaurante, todo aquello era nuestra historia. Una historia que nadie más sino nosotros debía saber. Ése era mi ideal, y sólo supe que aquello era lo que buscaba mientras me encontraba frente a una cámara intentando explicar qué éramos Mangel y yo.

—¿Na' de na'?—Mangel preguntó con desconcierto y quizá un poco de decepción en el rostro—¿Nada?—Insistió.

—Nada, Mangel, la gente no tiene por qué saber eso, tío, es algo entre tú y yo—Sonreí con sinceridad y acuné su cara entre mis manos con ternura. Él me dio aquella sonrisa que tanto me gustaba de él, -ésa que aparece después de haber reído- y me dio el valor de continuar:—Algo íntimo, sin cámaras de por medio.

Cámaras » [rubelangel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora