Capítulo Veintidós

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MANGEL

—Tío, eso no tenías que preguntarlo, gilipollas—Rubius me respondió como si fuese una evidente obviedad. Me encogí de hombros con una sonrisa de disculpa y me tiré de nuevo sobre el sillón. Puse ambos brazos detrás de mi cabeza como un señal de relajación. Mi amigo se sentó a mi lado y el corazón me dio un vuelco; aún no me acostumbraba a tenerlo de vuelta pero era la mejor sensación del universo.

Tomé aire, y sintiendo una renovada seguridad, me dispuse a hablarle del tema en el que había estado pensando toda la noche: Eco.

—Yo he cortado con Bea—Musité con ligereza, como si no me importase del todo. Él asintió y me miró inquisitivo—. ¿Cómo está todo con Eco?—Pregunté y me giré para verle.

Su expresión cambió más de lo que yo había esperado. Su aire relajado y risueño se esfumó dando paso a un Rubén decepcionado.

—¿Me preguntas por Eco?—Cuestionó con incredulidad—¿En serio, tío, por Eco?

—¿Qué pasa, macho?—Respondí yo a su vez, consternandome por su actitud.

—¿Es que no te ha quedado claro que no he pasado de ti?—Me miró con el ceño fruncido. Le sonreí de nuevo a modo de excusa y me encogí de hombros.

—Ya, Rubiuh, lo sé—Involuntariamente lleve mi mano hasta su flequillo y enredé un dedo en él.—Pero en serio quiero saber, hombre, pensé que la habías invitado a España.

—Bueno, sí—Respondió y sentí un vacío en el estomago. Sin embargo llegó su turno de encogerse de hombros,—Pero aún no sé si vendrá.

—¿Y si viene?—Le miré con temor y él negó con la cabeza.

—Quizá la deje plantada en el aeropuerto—Rió y apartó mi mano de su cabello para revolverlo. Yo asentí entusiasmado, inconscientemente, con la idea.—No lo digo en serio, joder, eso sería muy hijo de puta de mi parte.

—Dejaste a Beatriz plantada en el hotel—Repliqué rodando los ojos. Él rió de nuevo y se rascó la cien.

—Si viene, no me queda de otra que acogerla, sabes—Aseguró e hizo ademán de levantarse pero lo detuve tomándolo del brazo.

—No quiero que nos separen, tío, no otra vez—Solté casi con un tono de súplica nada propio de mí.

—Nunca lo harán—Me sonrió abiertamente y le dio una mirada al cojín de bgames—Siempre tuyo, Mahe.

Le sonreí de vuelta y me levanté junto a él pero pronto me quedé solo en la sala pues iba a por mantas. Una vez regresó, empezó a fundar el sofá en ellas mientras yo lo observaba.

—¿Debemos confirmarlo o decir que todo está bien entre...?—Cuestionó débilmente. Sabía a lo que se refería así que me limité a contestar:

—No lo sé. 

—¿Y si...?—Empezó pero se interrumpió y buscó su móvil. Lo tomó y agregó:—Usemos Twitter, mira.—Tecleo un par de palabras y me lo pasó.

El corazón se me aceleró por el miedo dejándome casi sin aliento. Temía lo que pudiese pasar y lo acepto.
»@Rubiu5: A lo mejor :)

Cámaras » [rubelangel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora