-¿A dónde vamos, Tae?-inquirí, subiendo desganada la colina de arena.
El muchacho, ajeno a mi angustia, parecía rebosar felicidad y energía. Tomó mi mano con mayor fuerza para que no se resbalara y me guió hasta la cima más apartada. Si me giraba, podía ver a los chicos bailando al rededor de las fogatas; completamente indiferentes a nuestro silencioso escape.
-Aquí está-dijo, por fin, soltándome la mano y sonriéndome cual niño con juguete nuevo-. ¿Qué te parece?
Miré a mi alrededor: sólo había arena y árboles, algunas matas de césped y más allá la carretera. A decir verdad la zona estaba muy poco iluminada, por lo que se me hacía complicado dar en lo que el muchacho estaría tratando de enseñarme.
-No lo sé, no veo nada-me lamenté.
El muchacho, sin previo aviso, me empujó suavemente hacia abajo. Haciendo caso omiso a mis regaños, pues no quería que el cabello se me llenara de arena, me recostó e hizo lo mismo a mi lado.
-Tardaré días en quitar todo esto-me quejé, tocando mi cabello.
-No te arrepentirás, te lo aseguro. Ahora bien: mira-levantó un dedo y señaló hacia arriba.
Entonces comprendí a lo que Taehyung quería llegar: el cielo nocturno yacía totalmente despejado y, desde la playa y con la poca iluminación, las estrellas brillaban formando increíbles constelaciones que en las que jamás había prestado atención.
-Vaya...-murmuré bajito, y giré el rostro para verle.
El muchacho tenía la boca abierta en una sonrisa, y en sus ojos castaños se veían reflejadas las estrellas. Su piel aceitunada se veía pálida frente a la luz de la luna. Mirándole así, incluso reparé en que tenía un lunar en la nariz.
Parecía extasiado, feliz. Veía tanto en aquel detalle que me entraban ganas de llorar. Taehyung era un muchacho, como cualquier otro, hormonal, irritante y a veces un poco infantil (bueno, qué bah, siempre lo era); pero asimismo era un ser totalmente sobrenatural a mis ojos: tenía la capacidad de ver la belleza incluso en las pequeñas cosas, y también tenía el don de hacer sonreír a todo el mundo.
Porque ahora mismo, pese a que mi estado de ánimo había bajado considerablemente, me encontraba sonriendo como una tonta.
-Te las regalo-dijo de repente, y me apresuré a mirar el cielo de nuevo-. Te regalo todas ellas.
-No puedo aceptarlo, Tae... ¿Qué haré con tantas estrellas?
El muchacho sonrió y entrelazó sus dedos con los suyos, mandándome un subidón de adrenalina por todo el cuerpo. Sentí que me ardía la piel allí donde el muchacho acariciaba con el pulgar.
-Puedes usarlas para escalar y llegar a mi casa.
-¿Tu casa?
-Allí-señaló alguna parte del cielo-. Detrás de la luna, hay una planeta azul llamado Taehyundia.
Me reí.
-¿Taehyundia? ¿Ese es tu planeta?
-Ahá. Puedes visitarme cuando quieras: mi familia estará encantada de conocerte.
-¿Y por qué dejaste tu planeta?-inquirí, mordiéndome la mejilla interna.
El muchacho se giró y me miró.
-Porque la Tierra me necesitaba.
Un jadeo escapó entre mis labios. Aquello me había tocado onda. Yo le necesitaba. ¿Tanto me había costado comprenderlo? Mis días, monótonos y aburridos, habían cambiado totalmente bajo la aparición de aquel muchacho. Y es que, en aquellos momentos, nada me hacía sentir así; tan... viva.
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Why So Serious? [Kim Taehyung]©
Fanfiction¿Quién diría que mi nuevo vecino era tan... extraño? Cuando el alienígena Kim Taehyung se mudó a la casa no le di mucha importancia hasta que... ya no pude ignorarlo. Es que, ¡ese muchacho comenzaba a sacarme de mis casillas! ¡Demasiado ruidoso! ¡De...