Capitulo 4

4.4K 489 42
                                    

Krista tenía una gran sonrisa en su rostro por haber pasado los exámenes del día anterior. Pensar que todo el esfuerzo que hizo al estudiar se veía reflejado en esos dieces, la hizo sentir orgullosa de sí misma.
Por lo que ese día Emily las invitó a comer a un restaurante en la tarde para festejar los buenos resultados de todas.

—Quiero una ensalada de pollo por favor —pidió Aileen.

—Enseguida —la mesera se retiró después de tomar sus órdenes.

—¿Qué haremos mañana? —preguntó Krista—. es sábado.

—Ni me lo recuerdes, mañana debo cuidar a mis hermanos —dijo con fastidio Aileen.

—¡Vamos! No puede ser tan malo, Ellos se ven muy adorables —añadió Emily que hasta el momento había permanecido callada.

—Eso dices porque no vives con ellos —replicó la rubia—. si supieran todas las travesuras que me hacen no pensarían eso. La semana pasada robaron uno de mis sostenes y se lo regalaron al vecino de al lado diciendo que ¡yo se lo había obsequiado! ¿Pueden creer eso? —exclamó indignada.

Krista y Emily rompieron en risas sin poder contenerse. Lo cierto es que a ellas no les hubiera gustado ni un pelín que les sucediera lo mismo, pero la situación les parecía divertida viéndolo desde otro lado.

—¿Está guapo? —preguntó la primera.

—¡Sí! Es lo peor de todo. Ahora tengo que cerciorarme de que no anda por ahí cuando llego porque me moriría de vergüenza si lo llegara a ver a los ojos.

—Tal vez le gustas —dijo Emily— nunca sabrás si no...

—Oh cállate, mi brasier muy apenas es copa B. Eso es una completa humillación.

Todas rieron. Emily iba a decir algo pero al ver detrás de Krista que la razón por la que estaban allí se estaba acercando, se levantó rápidamente excusándose que iba al sanitario.
Aileen comprendió la situación e hizo como que recibía una llamada y salió del lugar.

Krista vió como dejaban su platillo frente a ella en la mesa. Y sonrió porque no había ingerido alimento desde el almuerzo.

—Que lo disfrute.

Al escuchar esa voz levantó la mirada pensando que estaba alucinando, pero para su completa felicidad, no era así. Hoseok estaba frente a ella viéndola con una sonrisa.

¿Pero es que este chico la hacía de todo?

El al reconocerla ensanchó más su sonrisa.

—Hola —saludó e hizo una pequeña reverencia.

—Hola —ella le correspondió con una sonrisa.

Ahora entendía porque estaban aquí. Estaba claro que sus amigas habían tenido que ver en esto, y por el contrario de lo que ellas creían, les estaba internamente agradecida.

—Nos volvemos a encontrar.

—Si, qué coincidencia —contestó casual, pues ahora ella sabía que no era así.

Un señor vestido con una camisa de botones blanca y un pantalón negro le hizo señas a Hoseok indicándole que debía atender a las personas que acababan de llegar. El regresó su mirada a la castaña.

—Debo regresar, lo siento. Me alegro de verte.

—No te preocupes y, pienso lo mismo.

Tras mirarse unos segundos más, él se fue a atender otras mesas.
Durante la comida ella lo seguía con la mirada. El tenía mucha gracia con las personas y su sonrisa siempre permanecía en él. No se veía forzada, por el contrario. De vez en cuando él la miraba y no podía negar que ella era muy bonita.

Cuando el trío estuvo fuera del restaurante, Krista se volvió hacia sus amigas.

—Ya, díganme como sabían.

—¿Saber qué? —Emily preguntó haciéndose la inocente.

—Que Hoseok trabaja aquí. No me mientan, no estoy enojada, de verdad.

Ellas soltaron una risita.

—Bien, agradécele a Aileen, ella fue quien lo interrogó.

—Que quede claro que sólo pregunté algunas cosas —enredó un dedo en su cabello.

—Y escondiste mi cartera —agregó Krista sonriendo.

—Esa fui yo —Emily levantó la mano y se encogió de hombros.

—Chicas, ¡las adoro! —la castaña se abalanzó hacia ellas abrazándolas.

Gracias a ellas pudo ver a Hoseok nuevamente. Aunque aún no estaba segura, presentía que tal vez, sólo tal vez, él no le era indiferente.

El Chico De La Pizza → HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora