Capitulo 8

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—¿Porqué hiciste eso? —Krista estaba muy enojada.

Cuando Hoseok se fue, no dudo en reclamarle a su amigo. El chico había estado incómodo con la escena, y Krista no quiso avergonzar a Taehyung por lo que sólo lo apartó y se adentró en la casa dándole un gesto de disculpa a Hoseok.

—Pensé que seria una buena idea, deberías agradecerme —indicó Taehyung.

Sin embargo, ese no era el momento para su cinismo. Krista estaba comenzando a perder la paciencia con él.

—No te hagas el gracioso, ¡estoy muy enojada en este momento! Quiero que me digas ¿qué esta pasando por tu cabeza?

—Mira, yo sólo quise darle un poco de celos al tipo. Pensé que así tal vez se animaría al ver un poco de competencia y te invitaría a salir —se encogió de hombros—. debes admitir que es una buena idea, no entiendo porqué estás tan molesta.

—¿Bebé? ¿En serio? —preguntó incrédula—. Mira Taehyung, sé que quieres ayudarme pero lo que hiciste estuvo mal, yo no quiero hacer las cosas así. Si no te comportas, te voy a pedir que te mantengas al margen de esto.

—No te pongas así Kris, yo sólo quería ayudar. ¿Perdóname, sí?

Krista suspiró.

—Está bien, pero no vuelvas a hacerlo, tal vez él haya pensado que tú y yo estamos saliendo y se aleje de mi —dijo con pesar.

—No, no lo creo —la abrazó.

Pero Krista no sabía que esa era la intención de Taehyung desde un principio. Cuando llegó la noche, la castaña decidió ir a la pizzería donde trabajaba Hoseok. Ahí le dijeron que el chico no fue ese día por su otro trabajo. Entonces rápido fue al restaurante. Desde afuera miraba como el chico servía mesas con su sonrisa.
Ella estaba sentada en una banca enfrente del local, esperaba que cuando él saliera pudieran hablar.
Tras dos horas después vio como el chico salía poniéndose una chaqueta negra, rápido guardo su celular en el que estaba jugando para entretenerse.
Se levantó e hizo como si hubiera sido una coincidencia encontrarlo ahí.

—¿Hoseok? —fingió sorpresa.

El chico llevó su mirada a la dirección contraria de la que iba, al escuchar esa conocida voz. Y al ver que se trataba de ella sonrió.

—Krista, ¡Hola! ¿Qué haces aquí a estas horas?

—Vine por un café y decidí dar una vuelta. Supongo que acabas salir de tu trabajo, ¿No?

—Si, hoy me tocó venir aquí.

Krista estaba sorprendida porque a pesar de ser tarde y haber trabajado todo el día, el chico mantenía su sonrisa y esa tranquilidad tan característica en él.

—¿Vives muy lejos?

—No tanto, pero tengo una moto. Si quieres puedo llevarte a tu casa.

—Oh gracias, pero tan sólo vivo a unas cuadras. Puedo ir sola.

—¿Estás segura?

—Si —sonrió.

—Está bien, ten cuidado —dijo el chico con una sonrisa—. nos vemos luego.

—¿Hoseok? —la chica dudo en si debía, pero después de todo, ya estaba ahí y llevaba poco más de dos horas esperando—. me preguntaba si podríamos salir un día de estos hum... Si puedes claro —se dio una cachetada, de las buenas, internamente por lo torpe que se había escuchado.

A Hoseok le causó ternura al ver el nerviosismo de la chica.

—Me encantaría —contestó sonriente—. ¿te parece mañana? Sé que es domingo pero es mi día libre y...

—Claro, por mí está bien —sonrió.

—Bien, entonces paso por ti a las seis.

Cuando el chico se fué, Krista no pudo contener más su emoción y gritó en medio de la calle. Agradecía que no había nadie a esas horas, de lo contrario hubieran pensado que estaba loca. No es que eso le importara ahora.

El Chico De La Pizza → HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora