Hoseok acomodó su cabello antes de tocar el timbre de la casa de Krista, había venido en la moto y el casco lo despeinó un poco.
Todo el día había estado pensando en la cita, inusualmente se encontraba un poco nervioso.Cuando la puerta se abrió, dejó ver a una sencilla pero muy guapa Krista.
Se quedó corto al describirla con sus amigos.—Hola —la chica estaba sonriente y el brillo en sus ojos la hacía ver tan tierna e inocente.
—Hola, estás muy bonita —dijo sincero.
—Gracias.
El chico notó el suave rubor que se extendió en las mejillas de la chica.
—Tú también —añadió Krista y enseguida se avergonzó.
Hoseok rió.
—Gracias, ¿nos vamos?
—Si.
El chico se sorprendió cuando ella se subió a la moto sin peros.
En algunas ocasiones había salido con otras chicas y ellas al ver la motocicleta se llenaban de temor. Pero Krista no lo hizo, y eso le agradó. Con delicadeza le puso el casco a la chica y ella sonrió. No le importaba despeinarse, otra cosa que Hoseok admiró.Llegaron a una plaza muy conocida en la ciudad y tomaron un helado. Ellos tuvieron una agradable tarde, los temas de conversación parecían nunca acabarse. Ambos habían descubierto que tenían cosas en común, así como también no congeniaban en otras.
—¿Tienes hermanos? —preguntó la chica.
—No, soy hijo único —respondió tranquilo.
—¿Y vives con tus padres?
Al hacer esa pregunta se dio cuenta de la expresión de Hoseok. Parecía como si le hubieran abofeteado; sin embargo, trató de disimularlo. Se movió incómodo en el asiento.
—No, mis padres murieron cuando era pequeño, vivía con mis tíos pero me independice al entrar a la facultad.
Krista sintió una punzada en el pecho, ¡qué imprudente había sido!
—Lo siento mucho, no sabía.
—Descuida —sonrió amable—. ¿y tú vives con tus padres?
—No, igual salí de casa al entrar a la facultad. Mi madre suele ser un poco demandante.
Ambos rieron.
—Seguro que sólo quiere cuidarte —se encogió de hombros.
—Si, eso creo.
Cuando oscureció Hoseok se dio cuenta que debía llevar a casa a la castaña, pues no quería dar una mala impresión. Cuando llegaron el la acompañó hasta la puerta.
—Me la pase muy bien contigo —el chico metió las manos en los bolsillos de su pantalón.
—Yo también —sonrió.
Hoseok tomó su móvil y se lo ofreció ala chica.
—Me encantaría volver a verte, ¿puedes darme tu número?
Krista no sabía como explicar lo que sentía en esos momentos. Pero estaba segura que alegría, quedaba muy corto.
—Claro —y lo más tranquila que pudo, tomó el celular y tecleó su número en el móvil del chico para después entregárselo.
—Gracias, ahora debo irme, bonita noche —se acercó sonriente y le plantó un beso en la mejilla a la chica dejándola embelesada.
—Ten cuidado ¿sí? —fue lo único que pudo decir.
El asintió y se dirigió a paso lento a la motocicleta. En realidad no quería irse, pero tenía que hacerlo.
Cuando subió a ésta se colocó el casco y dio una última mirada a la chica. Agitó su mano despidiéndose. Ella le regresó el gesto y arrancó. Cuando estaba por doblar en la esquina, Krista recordó la foto que le prometió a su hermana y rápido sacó su móvil y le tomó una foto al chico, a pesar del movimiento había salido bien, su perfil era hermoso.
Krista entró a su casa y saltó de alegría. Esto tenía que hablarlo con alguien.
Después de enviarle la foto a su hermana, marcó el número de sus amigas, una por una para contarles lo sucedido.Supuso que Jessica estaba dormida ya, a causa de Alicia, así que decidió contárselo después. Se fue a la cama contemplando la foto que le había tomado al chico.