Chapter 8

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Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Kishimoto. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a Juri . DP y esta historia fue beteada por la linda Karen Hikari del Team Beta Readers.

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Sasuke estaba molestó.

Esta era sólo su segunda vez juntos, pero Hinata no había estado consciente la mayor parte del tiempo. Sabía que era necesario que ella no fuese capaz de huir o de pedir ayuda cuando la secuestró, pero se había molestado cuando ella no quiso ir con él de buena gana.

La había herido un par de veces, lo reconocía, pero en el pasado nunca le había hecho daño. Ella no podía ver dentro de su mente, así que por lo que ella sabía, él nunca había tenido una razón para hacerle daño, así que ¿por qué estaba siendo difícil? Las cosas irían mucho mejor para ella si se diese cuenta de que sus repentinos intentos de estar cerca de ella eran desencadenados por algo que no era una intención criminal.

Cualquier otra chica se hubiera dado cuenta.

—Difícil —murmuró. Se puso de pie a un lado de la cama mirando a la heredera dormir. Una mirada preocupada no se dibujaría en su rostro, y se cruzó de brazos. Al mirarla de cerca le hizo sentir un nudo en el interior. Cada vez que la miraba, luchaba para no demostrar cualquier emoción, pero de lo que estaba sorprendido era de que ella todavía estaba a la defensiva.

No era razonable, ni de parte de él, ni de ella.

Así que se concentró en otras cosas.

El muchacho de niebla hizo algo que no le había ordenado esa noche. Después de que secuestraran a Hinata, él y el chico de hielo desaparecieron durante unos dos minutos, en ese tiempo, la niebla creada se había vuelto un poco más densa. Sasuke estaba bastante seguro de que habían ayudado al clan Hyuuga por el veneno. Nadie habría muerto, pero se sentirían enfermos durante mucho tiempo. Se suponía que no era una cosa de la que debían preocuparse, pero tendría que hacerles frente a los niños independientemente. No podían actuar por su cuenta y esperar salirse con la suya. Las aldeas de la niebla y del hielo pronto recibirían la visita del Uchiha.

Hasta entonces, Sasuke tendría que esperar.

Puso una silla junto a la cama y se sentó, con los codos apoyados en las rodillas, y con las manos cruzadas delante de su boca. Ella había hecho algo esa noche, también, pero no estaba seguro de lo que era. Tenía algo que ver con su aspecto.

Viéndola a los ojos, observó que no había estado durmiendo estos últimos días. Eso era algo que quería, pero ¿tenía que lucir tan endemoniadamente agotada? Podía haber tomado una siesta durante el día o algo así. Incluso ella tenía que saber que sería demasiado improbable que él fuese a por ella cuando el sol estaba en lo alto.

—Idiota —murmuró, mientras trazaba ligeramente los círculos oscuros bajo sus ojos con el dedo.

Tenían unos días para estar juntos hasta que ella tuviera que volver, y él odiaba admitir que odiaba enviarla de vuelta. No podía quedarse con él todo el tiempo, porque este no era un escondite adecuado. Todavía estaban cerca de la aldea, y tenía que pensar en provisiones, agua y ropa. Sasuke nunca había pensado en buscarse su propio escondite, el único fallo que había cometido en estos últimos años, no quería seguir viviendo donde Orochimaru pudiera encontrarlo. Además, una vez que la secuestrara para siempre, su familia la buscaría incansablemente.

Y él aún no estaba preparado para enfrentarse a ellos.

Podía intercambiar miradas mortalmente con su padre antes de que él adecuadamente desflorara a su hija mayor y le haría prometer no estar con nadie más que él. Y no podría enfrentarse a su pomposo primo hasta estar seguro de que el prodigio pudiera mirarlo a los ojos y ver cada intimidad que había ocurrido entre él y la inocente Hyuuga.

Negro y púrpura no se mezclanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora