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- Por fin me llamas - dijo Maite a Christian por teléfono - te vi hablar con Anahí más temprano.

- Maite, la reina de las traumadas - le dijo riéndose.

- Ya - se rio - quise, pero no pude hablar con Alfonso... no supe cómo. Él es muy reservado y, no sé, después de tanto tiempo no sé si a él le gustaría que esté metida en lo que tienen los dos. Tú, ¿Qué me cuentas? ¿Qué te dijo la loca?

- Que las cosas están raras entre ellos, pudieron hablar, pero no lo suficiente y ahora están como medio raros y no se han hablado hoy.

- Pero ¿Qué pasó? ¿se han peleado otra vez?

- No, Mai, lo contrario... pudieron hablarse con la verdad, decir lo que sienten el uno al otro.

- ¿así que se han arreglado? - preguntó en un tono lleno de esperanza.

- Todavía no, pero creo que en eso podemos ayudarlos. ¿Me ayudas?

- Claro, ¿Cómo no? Todo para ayudar a esos dos. ¿Qué haremos?

- Así, el plan es muy simple...

Cuando colgaron un largo tiempo después, ya tenían el plan perfecto para juntar a Anahí y Alfonso y darles espacio para hablar y arreglarse.

- Bueno.

- Alfonso Herrera Rodríguez.

- ¿Quién habla?

- ¿ya no reconoces mi voz?

- ¡Mai! - Alfonso casi le gritó por teléfono - mi blanca, hace tanto no hablamos, con tanto por hacer en los ensayos no he pasado casi nada de tiempo contigo.

- Sí, ¿verdad? - le habló Maite con nostalgia - justo por esto te llamo. Venía pensando que podías pasarte por mi casa mañana y tomamos un café, juntos y hablamos...

- Pues, mañana me voy a Estados Unidos. Me quedó algo por resolver en Netflix, aunque ya acabé de grabar la temporada que viene de la serie, me necesitan para unas cosillas, fotos y eso. No iba, pero Pedro nos liberó hasta el próximo miércoles, así que mejor lo hago de una vez.

- Yo pensando que te tendría en México por dos semanas enterito para mí, ilusionada estaba - se rieron - si ya te vas mañana entonces tiene que ser hoy.

- Pero ya son casi las seis de la noche, ¿café a estas horas?

- Pues te invito a un vinito, entonces.

- ¡Ámonos! Así que está mejor...

- ¿vienes?

- Sí, me voy a bañar rapidísimo y ya. En menos de una hora llego.

- Te espero - dijo Mai, preparándose para colgarle.

- Oye - sí, Alfonso la oyó decir del otro lado de la línea - ¿tú y yo apenas o es con todos?

Maite respiró un par de veces antes de mentirle a su amigo, era una mentirita de las buenas y necesarias.

- No he invitado a nadie, ¿quieres que lo haga?

- No, no, así mejor.

No era que Alfonso no quería que estuvieran todos juntos, era que la verdad sabía que si a alguien Maite invitaría ese alguien era Anahí. Y Alfonso no quería verla. Por lo menos conscientemente no quería.

Así que le colgó, Maite llamó a Christian.

- Se va - casi gritó - a Estados Unidos ya mañana y solo regresa la semana que viene, tiene que ser hoy.

- ¿Pero ya? ¿Qué le digo a Anahí? Acabo de invitarla para el desayuno mañana.

- Pues, no sé... dile, dile que salgamos hoy, que nos vayamos a tomar algo.

- Ya casi ni toma nada.

- ¿Anahí? En Chiapas. Con nosotros, sí, toma. Es Anahí, por favor.

- No sé, Mai.

- Es la chance que tenemos. Dile que nos vayamos a tomar algo, que pasan por mí y vienes y ya.

Christian le llamó a Anahí en seguida.

- Ándale - pidió Christian, hablándole a Anahí después de colgarle a Maite - unas copitas nada más.

- No es que no quiera, extraño salir a emborracharme con ustedes... pero estoy rara, Chris, estoy confundida, voy a emborracharme en menos de nada y les voy a arruinar la noche.

- Te cuidamos, te prometo. Anda.Queremos estar contigo. Por favor.

- Está bien. ¿Pasas por mí a qué horas?

- ¿En media hora? - Anahí se rio - es que todavía pasamos por Maite y, pues, lo mejor es que regresemos temprano, ya que no estás en la onda de tomar y bailar y eso.

- Ok, me arreglaré como pueda en media hora.

Mai y Chris eran los que siempre habían apoyado a Any y Poncho y habían sabido de todo lo que los dos habían pasado. No que Alfonso hubiera dicho algo, pero eran los más grandes amigos de Anahí y eran sus buenos amigos también, así que fue inevitable que supieran. Christopher y Dulce no, aunque Poncho y Any hablaban con ellos a veces y se llevaban muy bien, el contacto era mucho menor después de RBD con toda la nueva vida que tenía cada uno de ellos.

Alfonso se levantó de su cama, después de arreglar todo con Maite, y se bañó, poniéndose pantalones cortos, una playera y zapatillas. Antes de irse a su coche, respiró un par de veces. Algo le decía que Maite le estaba mintiendo y que sí había invitado a más gente. Seguro Christian... y Anahí. Y él no quería verla. Mejor dicho, quería verla, pero no podía. No podía ceder a las ganas de estar cerca de ella, de abrazarla, de besarla. No quería lastimarla otra vez. Y no era valiente lo suficiente para verla y no querer tenerla con él. Tampoco era valiente lo suficiente para tenerla y mantenerla y luchar para que se quedara con ella. Estaba casi seguro de que, aunque su corazón le decía lo opuesto, ya no tenía caso lo de los dos. Ya los dos, especialmente él, habían tirado a la basura todas las oportunidades que habían tenido. Ya apenas el amor había quedado. ¿Sería su amor suficiente para borrar el dolor y rehacer la felicidad que sentían al estar juntos?

Giró la llave en la ignición con su consciente gritándole que Maite no le mentiría. Gritaba para que Alfonso no pudiera oír su subconsciente que le decía el exacto opuesto, que Maite sí había invitado a Anahí y que quería juntarlos. Y su subconsciente le gritaba algo más: que Alfonso solo estaba yendo a la casa de Maite porque en el fondo de su corazón sabía que Anahí estaría allá.

(A&A) | Segundo Amor ✓®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora