Flashback On
Dance, dance, dance, rock, rock, rock, roll, roll, roll, contigo, cariño mío...
Anahí se meneaba las caderas de forma sensual y encajada al ritmo de la canción. En lugar del micrófono, en su mano seguía la copa de vino. Alfonso se acercó a ella con la botella en la mano y volvió a llenarle el vaso.Gracias, dijo ella, paró de bailar tantito, tomó la botella de la mano de él y la puso en el suelo. Tomó el contenido de su vaso de una vez, sintiendo el sabor dulce de su vino favorito. Me está encantando la noche, la música, la compañía, dijo ella, regresándose al baile justo en el momento donde la coreografía indicaba que debían de bailar más pegados que nunca.
Contigo, cariño mío...
Algunas cosas podrían considerarse responsables por lo que sucedió en seguida: el tema caliente de la canción, la sangre que les hervía en las venas por todo el vino que habían tomado, la carencia que sentían por estar solos ya hace un buen tiempo, alguna nostalgia de los tiempos en que se estaban besando todos los días... eran besos actuados, pero los puntos de excitación y las hormonas eran humanas y reales, así que muchas veces había sido difícil no dejarse llevar ni que fuera tantito.
Sentían la mezcla de sus perfumes a envolverles en una nube de pura excitación y calor. Alfonso la agarraba de la cintura y meneaban sus caderas juntas, lo siguieron haciendo hasta que ya no podían aguantarse y él la volteó, haciéndole girar de su mano, y volvió a pegar sus cuerpos sudorosos y calientes.
Con sus íntimos pegados seguían bailando al ritmo de la canción y el calor no dejaba de subir de tono más y más a envolverlos en una ola de pura excitación. Naturalmente, el intercambio de miradas y la mezcla de sus respiraciones agitadas los hicieron pegar sus frentes. Hoy Anahí no se acordaba muy bien de esta parte, creía que había dicho algo como ¿qué estamos haciendo? pero esto no los frenó.
Sus labios se encontraron y sus lenguas se entrelazaron como la primera vez, la diferencia era que no había cámaras, no había productores u otros actores mirándolos, no tenían que demonstrar nada que no quisieran o que no sintieran, y lo mejor: no tenían que hacer de cuenta que nada sentían. En este momento, pegados, besándose al ritmo de Cariño Mío, eran apenas Anahí y Alfonso, una mujer y un hombre, con ganas de aprovechar cada segundo de aquella enorme tensión sexual y de aquel deseo que parecían haber guardado por años. Ya no había ex novia o novio, ya no había la novela o la banda, nadie necesitaba saber de nada y, finalmente, se podían rendir a las ganas de satisfacer aquel deseo sin límites que habían ocultado y frenado por años.
- No sabes cuánto tiempo - confesó Alfonso sin despegar sus labios de los de ella - he querido tenerte así...
- Ah, ¿sí? - preguntó ella, acariciándole el cuello y el pelo - y ¿por qué nunca intentaste algo?
- Porque - le acarició la lengua con la suya antes de seguir hablando - somos amigos, había mucha gente alrededor y al pendiente de nosotros y había la banda y la novela...
- Pero podíamos haberlo hecho en secreto - susurró ella, antes de morderle el cuello.
- Ah... - gimió él - sí, ¿verdad?
- Sí - susurró de nuevo, sensualmente, succionándole el lóbulo de la oreja.
- Dios... eres todavía más caliente de lo que me imaginaba - él le apretó las caderas al decirlo.
Anahí le mordisqueó la barbilla antes de volver a juntar sus labios, lo besó hasta dejarlo sin aire, acariciando su lengua con la suya, barriéndole los adentros, succionándole despacio y, al salirse del beso, le mordió el labio inferior. Alfonso gimió contra su boca, apretándola dentro de su abrazo, pasaba las manos por su espalda, acariciaba la lateral de sus muslos.
- Qué caliente eres - repitió con voz ronca, mientras le besaba el cuello.
- Hay cosas más calientes en mí que esos besos y abrazos que estamos compartiendo...
Alfonso gimió fuerte y, sin poder contenerse, la llevó hacia la mesa de cena, pues era la superficie que estaba más cerca de ellos. La levantó sin hacer esfuerzo y la sentó sobre la superficie fría de madera. La agarró del pelo y bajó los tirantes de la blusa que llevaba puesta para darse espacio para besarle la piel bronceada y caliente.
Anahí se rindió a sus caricias, a su lengua caliente que no dejaba de sentir la piel de sus brazos, de sus hombros, de su cuello... Alfonso descendió a sus senos, bajándole la blusa y rompiéndole uno de los tirantes sin querer. Ella misma se quitó el sostén, dejando sus senos perfectamente delineados al aire. Sus tetillas saltaban, erizadas, invitándole a Alfonso y él aceptó la invitación. Las frotó con sus dedos y oyó como de los labios de Anahí se le escaba un gemido ininteligible, pero cuando se acercó para olerlos, poniendo su rostro sobre los senos de ella, comprendió lo que decía el gemido.
- Más, por favor, más - suplicaba ella.
Alfonso se dedicó a sus senos con pasión. Sintió como el cuerpo de ella temblaba entero al sentir la lengua de él a pasear por sus aréolas. Anahí se aferró a su pelo, atrayéndolo más cerca y casi gritó al sentir la lengua de él sobre sus pezones, succionando despacio.
- Dios...
Mientras sus cuerpos se movían incontrolables buscando el contacto de sus íntimos, se quitaron las blusas y Anahí pudo finalmente acariciar el pecho caliente y delineado de Alfonso, pegó sus pezones tiesos a él y lo oyó gemir su nombre. Se bajó de la mesa, todavía besándolo en los labios, le desabrochó los pantalones y le acarició el miembro sobre el bóxer negro que llevaba.
- Siempre pensé que usarías negro o blanco - susurró ella - minimalista es muy sexy.
Con alguna dificultad, por sentir las manos pequeñas de ella a acariciarle el miembro, Alfonso le desabrochó los pantalones y los bajó. Al llegar a la mitad de sus caderas, Anahí tuvo que ayudarlo porque sus pantalones eran muy pegados y Alfonso estaba perdido en medio a tanta excitación.
Cuando finalmente los pantalones estuvieron fuera, Alfonso se quitó sus propios pantalones, dejándolos caer al suelo, y admiró el cuerpo de Anahí. Apoyada en la mesa, Anahí solo llevaba puesta una pequeña tanguita azul del color del cielo, la más caliente mezcla de ángel y diablo, su perfecta línea frontera entre cielo e infierno.
ESTÁS LEYENDO
(A&A) | Segundo Amor ✓®
RomanceAnahí y Alfonso se hicieron los tontos por muchos años, ocultando las ganas que tenían el uno del otro y esto había sido muy difícil para ellos. Pero más difícil fue lo que vino cuando decidieron por primera vez dejarse llevar y aprovechar lo que se...