Noté el nervioso movimiento de los dedos de
Harry sobre el volante mientras aparcaba. Lo
veía frunciendo el ceño, intentando ocultar su
ansiedad bajo una falsa apariencia de tipo duro.
Reprimí una risita. Yo también me hallaba algo
nerviosa pero en fin… había tenido una serie
charla con mis padres aquella mañana.
Les había dicho que Harry era un buen hombre
y que me hacía muy feliz, por lo que estaría
completamente agradecida si no lo ahuyentaran
con un diligente interrogatorio.
Papá había accedido como era de esperarse,
pero mi madre sólo se había limitado a arquear
una ceja, así que no sabía que esperar de ella.
-Si sobrevivo a esto, recuérdame asesinarte- dijo
Harry abriendo la puerta del copiloto por mí.
Tomé su mano y me bajé del coche. Pude sentir
su pulso acelerado martillando sus dedos.
-No estés nervioso, ellos te adorarán- lo alenté y
me apoyé contra la puerta. –Te adorarán como
yo a ti.
Él se mordió el labio inferior, evidentemente aún
alterado.
Tomé su muñeca y lo acerqué a mí.
-Cualquiera que fuera su opinión…- susurré
refiriéndome a mis padres. –No cambiará nada,
Harry.
Él soltó un suspiro en notorio alivio, y supe que
le había dado al clavo.
-Vamos- le dije entrelazando nuestros dedos.
Caminamos hasta la entrada de aquel caro
restaurante. Un tipo de fino traje nos pidió
nuestros abrigos y otro nos guió hacia la mesa
que había reservado mamá.
Allí se encontraban mis padres en su máxima
elegancia, a pesar de que era pleno mediodía,
ambos iban vestidos de gala como todo el
mundo dentro del lugar.
Gracias al cielo había acertado en mi vestimenta,
y al parecer mi consejo también le había
funcionado a Harry, que se veía más apuesto
que nunca.
Mis padres se pusieron de pie y nos acercamos.
-Mamá, papá… -suspiré y le di un ligero apretón
a la mano de mi novio. –Él es Harry Styles. Mi
novio.
Mi papá estrechó la mano su mano. Harry besó
la de mi madre.
Evité poner los ojos en blanco cuando vi la cara
de satisfacción de mi mamá ante tal educado