-¡________!- me llamó Liam y escuché sus pasos
nuevamente detrás de mí.
Puse los ojos en blanco y di media vuelta.
-¿Qué?
-Recuerda que mi tía quiere hablar contigo.
Bufé y comencé a caminar de nuevo hacia la
oficina de la directora.
Me apoyé contra el panel de madera que había
en la pared al lado de la puerta. Tenía ganas de
arrancarme todo el cabello y comérmelo.
Estaba tan frustrada, y peor aun, dolorida.
No había que ser muy observador para darse
cuenta de que ya no me miraba de la misma
forma. Sentí que algo se había roto. Sí, además
de mí corazón, obviamente.
Luego de cinco minutos la puerta volvió a
abrirse y Harry salió de allí acomodándose el
cabello.
«Oh, cómo adoro cuando haces eso.»
Me dirigió una mirada breve y volvió a sonreír.
No le devolví la sonrisa porque no quería lucir
tan falsa.
Sin dirigirme ni una palabra, caminó a través del
corredor hacia la salida. Con aquellos perfectos
hombros, y esa espalda tan…
-__________ Liejett- escuché a mi lado. Volteé el
rostro para encontrarme con la exuberante
directora Swart. Me observaba expectante,
alzando una ceja en dirección a mi mirada. –
¿Conoce usted al señor Styles?
Me aclaré la garganta y desvié la mirada
sintiendo el rubor llegar a mis mejillas.
-No- mentí. – ¿Podría decirme de qué necesita
hablar tan urgentemente?
La mujer suspiró con paciencia y me hizo una
seña para que entrara.
Con pasos flojos, me adentré en su elegante
oficina, y sin esperarla, me senté frente a su
escritorio.
Ella lo notó e hizo un gesto de desaprobación.
-He solicitado hablar con usted debido a su
notable inasistencia la semana anterior- dijo
yendo directo al grano y colocándose sus gafas.
Abrió el cajón de su escritorio y tomó un
expediente. El mío al parecer.
-No me sentía bien- me excusé vagamente.
-¿Ha ido al médico?
«Sí le dices que sí, va a pedirte un certificado de
salud médico.»