Pagué la entrada en Anacks y me dirigí al salón
principal como si me estuviera persiguiendo el
diablo.
Una breve mirada me bastó para saber dónde se
encontraba ___________ con el muy mierda de mi
amigo.
Apreté los dientes y caminé hacia la mesa en la
que se encontraban.
___________ reía a carcajadas y Liam la
acompañaba, sin dejar de mirarla.
Tan sólo con mirarlos, podía señalar cuál estaba
ebrio y quién sólo fingía.
El bastardo de Liam se aprovecharía de ella y
luego diría que él también había estado
borracho. Menudo hijo de perra.
Cuando llegué a la mesa, el castaño se quedó
observándome sin perder esa estúpida sonrisita
arrogante. ___________ siguió la mirada de Liam y
entonces se encontró con la mía.
Sonrió con ganas y se me estrujó el corazón.
«No puedo enojarme contigo.»
Entonces se hizo a un lado en el asiento doble y
palmeó a su lado invitándome a tomar espacio.
Fruncí el ceño.
Murmuró algo y entonces estalló en carcajadas
de nuevo mientras el lamebotas de Liam la
acompañaba.
En la mesa había al menos diez copas, y una
botella vacía.
« ¿Porqué diablos tienes que ser tan
imprudente, ____________?»
« ¿Ha hablado el mismo que está saliendo con
una stripper?» se burló una vocecilla en mi
interior.
-¿Vas a sentarte o no?- dijo la morena elevando
la voz y desafinando. Sonrió de nuevo
arqueando una ceja.
«Hay cosas que nunca se pierden.»
-No, vengo a llevarte a casa. Estás ebria y no
realmente con la persona adecuada- gruñí y me
acerqué pero ella se apartó.
-Oye oye oye… -me detuvo alzando las palmas. –
Tú eres el menos indicado para hablar de
personas adecuadas.
«Ebria y aun manipuladora. Vaya.»
-No tiene sentido discutir esto ahora,
____________- advertí. –Vienes conmigo.
Entonces su sonrisa se desvaneció y en cambio
hizo una mueca.
Refunfuñó y luego se paró pasando a mi lado,
ignorándome completamente.