Parte sin título 2

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—Entonces, ¿en qué dirección?— preguntó deteniéndose justo fuera de la puerta del salón.

Kagome seguía en sus pensamientos.

— ¿Kagome?... ¡oye, Kagome!, despierta ¿quieres?— le decía pasando su mano frente a su rostro para hacerla reaccionar.

—Etto... yo... ¿eh? Si, ¿que me decías?— realmente estaba desubicada.

— Te pregunte, ¿hacia dónde?— repitió. «Esto no me va a resultar tan complicado» pensó al ver que confundía a la colegiala.

— Bien, hacia acá— dijo girando a la izquierda y ahora fue ella la que lo guio rumbo a la cafetería. — Bueno como puedes ver todo este pasillo es de salones de 3er. semestre, aquí— dijo al llegar a una esquina y señalar a la izquierda —, en este pasillo, están los de 5to. semestre, hacia acá— ahora señalando al lado derecho— están los talleres, debes elegir uno, supongo que eso lo debes de ver con el asesor— le comentó restándole importancia.

— Si, algo me comentaron— dijo mirándola fijamente, de verdad era hermosa.

— Sigamos, aquí derecho está la cafetería— caminaron en el mismo pasillo que llevaba a su salón, solo que ahora rumbo a la cafetería. Antes de entrar, señaló unas puertas y le dijo —: Estos son los baños, son los más cercanos a nuestra clase, comamos rápido y te doy un recorrido de lo que falta del plantel, ¿te parece?— le preguntó sonriéndole cálidamente.

— ¡Cl... claro!— sí era hermosa.

«¿Que rayos me pasa?, sí es linda, pero no es nada fuera de lo común» pensaba, no quería enamorarse, ¿cómo? ¿Él? ¿Inuyasha Taisho, enamorado y tan pronto? Por Dios la acababa de conocer, además estaba el hecho de que ella le ayudaría a ganar una apuesta, de la cual saldría muy beneficiado. «No, tonterías, si me gusta esta niña, pero una apuesta es una apuesta, y voy a ganar, VAS A SER MIA KAGOME HIGUARASHI» tontamente siguió con su idea.

— Pues bien, adelante— atravesó la puerta de la cafetería, pero al instante chocó con alguien quien iba saliendo un tanto de prisa y no la vio venir.

— ¡Auch!... — casi cae, pero Inuyasha entraba justo detrás de ella y alcanzó a tomarla de los hombros, evitando así que al suelo fuera a dar.

— ¿Quieres fijarte por dónde vas?— reclamó Inuyasha de forma altanera, al joven que tenía frente a él, que por el choque, perdió un poco el equilibrio pero no llegó a caer.

— Lo siento— dijo de manera inconsciente, sin ver con quién chocó y mucho menos quien le reclamaba. — ¡Vaya, vaya!, pero mira nada más a quien tenemos aquí— dijo de manera arrogante, ahora si viendo quien le hablaba —, nada más y nada menos que al niño Taisho— y soltó una carcajada que llamó la atención de gran parte de los presentes en la cafetería —. Kagome, no sabía que anduvieras con malas compañías— se burló de la chica que casi tira y ahora ella lo miraba un tanto molesta.

— ¡Déjate de tonterías idiota!— dijo bastante molesto Inuyasha pues lo conocía, ellos dos fueron rivales en las competencias de baloncesto, en las que sus escuelas, antes distintas, se enfrentaban. Definitivamente ese chico era uno de sus mejores oponentes, aunque para su gusto era demasiado confiado y no ponía el suficiente empeño para ser el mejor. Pues en verdad era buen jugador, aunque nunca lo reconocería delante de nadie.

— No son tonterías Inu...yasha!— arrastró el nombre del chico como si asco le provocara.

— Basta ya Bankotsu— habló por fin Kagome ya más tranquila, y queriendo calmar el ambiente que se tornaba un poco hostil —. Sigamos Inuyasha— e intentó jalar al peliplata que miraba retadoramente al moreno.

Mi razón para sobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora