Parte sin título 24

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El día había pasado casi sin notarlo, ya para la tarde de nueva cuenta Inuyasha y Kagome volvieron a reunirse y esta vez sí lograron terminar el proyecto, ella así se lo había propuesto, a pesar de que el ojidorado quiso distraerla hablando de otras cosas, la total atención de la azabache radicaba en su trabajo.

—¡Por fin!— exclamó emocionada, cerrando la carpeta que contenía el importante trabajo, permanecían sentados en la alfombra de la sala de la colegiala —...apenas puedo creer que terminamos— dijo viendo al joven frente a ella. Ya era muy tarde.

—Claro, que emoción— dijo irónicamente.

—Vamos, nos esforzamos mucho, esto— dijo señalando la carpeta —... se merece una muy buena calificación— aseguró con una sonrisa, pues a pesar de que solo se dedicaron dos días a armarlo, llevaban bastante tiempo recabando información.

—Y supongo que lo mejor de todo, es que ya no tendrás que pasar otra tarde conmigo.

—Por favor Inuyasha... ¿que acaso no podemos ser solo amigos y llevarnos bien? — le preguntó simplemente, ella esperaba que así fuesen las cosas.

—No lo creo Kagome, tú sabes lo que yo siento por ti— le aseguró fijando sus dorados ojos en ella.

—Y tú sabes que yo estoy con Bankotsu... lo siento

—Como sea... estoy seguro que tarde o temprano eso terminará mal — dijo levantándose y tomando sus cosas, no pensaba discutir.

Kagome solo negó con la cabeza y lo imitó al levantarse, no sabía de donde sacaba esa seguridad al afirmar tal cosa, pero confiaba plenamente en que se equivocaba. Lo acompañó a la puerta y se despidió sin más.

...

Al día siguiente por la mañana extrañamente Naraku llegaba algo tarde a la preparatoria, se encontraba en el estacionamiento casi abarrotado por los alumnos, a lo lejos llamó nuevamente su atención ese para él, muy despreciable "niño"; Bankotsu se encontraba en el mismo sitio con Kagome, también iban llegando y se encaminaban a entrar al plantel.

—Vaya, vaya— habló en voz alta y sonrió de manera burlona —así que las cosas van bien entre ustedes, Bankotsu... disfrútalo, que no dudará mucho— aseguró, soltando una cínica risa —de eso... me encargo yo.

—Yo podría ayudarte— escuchó una delicada voz tras de él.

Naraku volteó despacio, esa voz le sonó familiar, pero no llegó a reconocerla —¿usted? — preguntó irónicamente viendo a la chica.

—Por supuesto— aseguró Sara, que por un acto fortuito alcanzó a escuchar la promesa que Naraku se hacía, y ella pensaba apoyarlo, ¿buscaba a alguien que le ayudara a separarlos? Y nadie mejor que él.

—No sé en qué me podría servir tu ayuda... mph, ni siquiera la necesito— contestó despectivamente, ella era del tipo de jovencitas que nunca lo aceptaron en su etapa de estudiante. Por lo tanto, la detestaba.

—Vamos Naraku— se atrevió a tutearlo, Sara se sentía muy superior a cualquiera, incluso a ese "mediocre profesor" —, yo fui novia de Bankotsu, y podría interferir entre ellos— sugirió.

—No te necesito— reafirmó y comenzó a caminar, dejándola parada.

—Ya te dije, yo quiero ayudarte— insistió muy decidida, tomándolo del brazo para impedir que siguiera su marcha.

Naraku se detuvo y volteó a verla hacia abajo ¿qué diablos se creía esa mocosa?... sonrió de medio lado — está bien... pero yo decidiré, cómo y cuándo se hacen las cosas— aceptó, como había dicho, él no la necesitaba, pero esa niña lo había provocado... si quería jugar con fuego, definitivamente se quemaría.

Mi razón para sobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora