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El martes por la mañana se levantó Kagome sin ánimos de ir a la escuela, no sabía que era lo que le esperaba, pues tener de enemigo a un profesor eran otras cosas, con sus compañeros podía de cierto modo lidiar, pero aquello, era mucho más difícil; no podía acusarlo con el director, pues de haberlo hecho hubiese sido ayer mismo, no ahora y de todos modos sería su palabra contra la de un catedrático.
Desanimada buscó un uniforme limpio de su closet, lo dejó sobre su cama y se dio una ducha rápida para comenzar lo que creía sería un mal día. Se vistió y se peinó, a pesar de no arreglarse como antes, lucía muy bien al natural, era una chica coqueta, siempre le llamó la atención lucir bien arreglada y maquillada, aunque ahora ya no lo hiciera tanto.
Se preparó un rápido desayuno y se despidió de su hermanito que bajaba las escaleras aún medio dormido, pues se había acostumbrado al horario que manejaba con Kagome, a su tía ni siquiera la volteó a ver. Sango llegó por ella y se marcharon en su coche, por el camino, como era casi un don de Sango logró animarla un poco, con sus comentarios a veces algo duros, pero enfrentándola con la realidad y sobre todo motivándola.
— Quita ya esa cara, parece que alguien murió— dijo sonriente Sango.
— Pues no tengo otra— contestó agriamente Kagome, apoyando su brazo en la puerta del coche y volteando hacia afuera.
— Mmm... cómo sea, ¿lista para romper maduros corazones? — comentó antes de soltar una sonora carcajada.
— No es gracioso Sango, esto es serio— dijo la azabache volteando a verla.
— Tranquila Kagome, ya verás como todo se soluciona, tu relájate, ignóralo y sobre todo no te dejes; puede que sea un profesor, pero tampoco es intocable— dijo la castaña cambiando su tono a uno serio, para finalizar guiñándole un ojo.
— Supongo que tienes razón... lo bueno de este día es que hoy no asiste, pero mañana seguro lo hará— mencionó un poco convencida de las palabras de su amiga y soltando un suspiro de resignación.
— Ya olvida el tema, mañana será otro día. Además, no sé por qué pero creo que esto se soluciona hoy— dijo con su vista puesta en el camino, con una sonrisa confiada.
Kagome no entendió a qué se refería pero supuso que era un comentario simple, por lo que no le dio importancia. Una vez en el colegio, lo mismo, miradas incriminatorias, otras burlonas y susurros a su espalda seguían siendo acciones comunes a pesar de casi haber trascurrido una semana, aún pesaban sobre ella.
— Vaya parece que nunca se les olvidará lo sucedido— comentó Kagome mientras caminaban por uno de los pasillos escolares.
— No les prestes atención, son carroñeros— dijo encogiéndose de hombros —, buscarán la forma de hacerte sentir mal y vaya que muchos se decían tus amigos... Solo hacen leña del árbol caído— agregó sabiamente, volteando a verla.
— Sí, eso es lo peor... ahora lo sé— dijo siguiendo su camino y devolviendo algunas miradas, tampoco era que se pensara dejar intimidar o pisotear.
— En fin— mencionó Sango volteando a verla —, ayer en la noche estuve viendo el anuario de la secundaria— cambió de tema, pues no tenía caso darle importancia a cosas que ella sabía no tenían sentido —...y, vi entre otras cosas que ¡ YA VIENE TU CUMPLEAÑOS! — gritó emocionada, a ella poco le importaba lo que pensaran de su persona, ya estaba acostumbrada a ser de cierto modo extraña como era catalogada.
— Shhh, cállate, ni lo digas— dijo haciendo un ademán con las manos de guardar silencio y volteando a ver hacia los lados.
— ¿Qué tiene de malo? — preguntó moviendo su cabeza negativamente y viéndola a los ojos.
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Mi razón para sobrevivir
FanfictionEsta historia cuenta la vida de Kagome Higurashi, una joven con una vida complicada, con una madre alcohoica y un padre ausente. Kagome cae víctima de una cruel apuesta y su prestigio y dignidad quedan por los suelos, pero ésto sólo la llevará a cam...