Parte sin título 20

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Y así fue, esa noche ese par de jóvenes la pasaron realmente cómodos el uno con el otro, a pesar del estrecho lugar donde estaban durmiendo. Absolutamente todos los cristales del auto estaban empañados, por la pasional entrega que ahí se vivió, y después por su propia respiración.

Bankotsu mantenía abrazada a Kagome, con la cabeza de la chica recostada sobre su hombro y pecho, no sentían frio, pues el calor de sus cuerpos juntos era realmente confortable, seguían desnudos y realmente cansados. Ambos dormían profundamente, ligeros movimientos eran comunes tratando de acomodarse, pero nunca llegaron a despertarse.

Eran casi las seis de la mañana, comenzaba a desvanecerse la penumbra de la noche, a pesar de que la lluvia parecía no disminuir.

Kagome acostumbrada a su horario de levantarse, comenzaba a revolverse perezosamente entre los brazos del ojiazul, provocando el mismo efecto en él. Ella abrió los ojos, casi sin ánimos, pero al darse cuenta cómo, con quién y en qué circunstancias estaba durmiendo, sus ojos se abrieron grandemente, los recuerdos de hace unas horas vinieron a su mente. Mordió su labio inferior, y casi al instante una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, al sentir que era de nueva cuenta abrazada por el moreno, mismo que aún se encontraba durmiendo, y al recordar que ahora estaban juntos. Se volvió a acomodar con él, se sentía parcialmente nerviosa, eso era relativamente nuevo, aunque tenían más tiempo conviviendo eso no quitaba el hecho de que eran casi extraños hace apenas un mes. Y ahora ahí estaba con él, habían hecho el amor y de verdad se sentía muy bien a su lado.

—Buenos días— saludó adormilado el moreno, girándose y apegándola más a su cuerpo, quedando así de frente.

—Buenos días— respondió escondiendo su cara entre su pecho.

Bankotsu besó su frente y acarició su cabello —Creo que aún es temprano— mencionó, volvió a cerrar sus ojos después de acomodar la cobija y cubrirse.

—Un poco— dijo, aferrándose a él, aunque era un poco raro, se sentía bien, a pesar de esos nervios que trae cada nueva relación —, aunque no podemos seguir aquí... así— agregó viendo hacia abajo, refiriéndose a su desnudez.

Eso hizo sonreír al moreno —¿y por qué no? — preguntó en cierto modo seductor, tomándola de la barbilla y dándole un pequeño beso, para luego verla a los ojos, esperando su reacción; ya la conocía, pero no sabía cómo reaccionaría, Kagome era una joven poco predecible.

—Bu-bueno, es que— la puso más nerviosa, ella no conocía a Bankotsu como novio, solo lo que veía cuando estuvo con Sara, aunque nunca fueron muy efusivos en público; por lo tanto, aparte de ser nuevo para ella, era contradictorio con la imagen que de él tenía.

Bankotsu no la dejó hablar, volvió a tomar sus labios, ahora en un profundo beso, despertando de nueva cuenta el deseo en él. Seguían frente a frente, con su mano libre acarició el contorno del cuerpo femenino, atrayéndola al propio, haciendo notorio para ella, la intensidad de su deseo.

—Bankotsu— dijo apenas dejando sus labios.

Éste la miró atento.

—...creo que ya no es tan seguro... este lugar — concluyó, pues estaba amaneciendo y en cualquier momento podía aparecer alguna patrulla, revisando la magnitud de los daños que la fuerte tormenta ocasionó.

Bankotsu suspiró derrotado, entendió a lo que se refería, ella tenía razón, no podían arriesgarse a ser descubiertos —Bien, supongo que tienes razón— dijo y se sentó pero sus ojos seguían puestos en ella, misma que ahora trataba de cubrir su desnudez.

—Deja de verme así— pidió y volteó su rostro ligeramente sonrojada.

—No veo por qué— dijo sínicamente, él parecía bastante cómodo.

Mi razón para sobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora