Capítulo 9

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¿Qué crees que estás haciendo? —exigió saber Lali, poniendo los brazos en jarras y mirándolo como si quisiera fulminarlo con la mirada.

Peter, que estaba frente a ella en el ascensor, le tomó una foto con su celular y volvió a guardarlo en el bolsillo de su saco. Habían ido al hotel de Lali para recoger sus cosas e irse al de él.

—Documentar nuestra primera pelea.

Por un momento, Lali se quedó confundida, balbuceando algo ininteligible, y él no pudo evitar sonreír divertido, pero luego, en un instante, su enojo volvió.

—Todavía no puedo creer que hayas hecho eso.

—Dale, es para nuestro álbum de recuerdos.

—Sabes muy bien que no me refiero a eso —contestó ella—. Teníamos un trato. Tal vez lo olvidaste —agregó con sarcasmo—. O tal vez no se ajustaba a lo que tú querías y simplemente cambiaste de opinión, ¿no?

Habían llegado al primer piso y las puertas se abrieron silenciosamente.

—Lo segundo, por supuesto —respondió él con una sonrisa traviesa mientras salían.

Lali volvió a lanzarle una mirada furiosa, pero no dijo nada. Tomaron un taxi para ir al hotel de Peter, y una vez que estuvieron en su suite se volteó hacia él como un torbellino.

—Me lo prometiste.

Era verdad, lo había hecho, pero las circunstancias no habían sido las esperadas, y no había tenido más remedio que ponerle los puntos sobre las íes a su prima y compañía.

—¿No escuchaste lo que estaban diciendo de ti? No iba a dejar que esas víboras traicioneras...

Lali levantó una mano para interrumpirlo.

—No me importa lo que dijeran. Lo que me importa es lo que tú me habías prometido. Me preocupa lo que verdaderamente tiene un valor, aquello en lo que puedo creer.

Peter, que no estaba dispuesto a ceder, le sostuvo la mirada.

—Puedes creer que cuando nos casamos juré honrarte, respetarte... y protegerte todos los días de mi vida.

Lali parpadeó, y por un instante se quedó sin palabras.

—Y cuando pronuncié esos votos lo hice dispuesto a cumplirlos. No soy la clase de hombre que se queda a un lado titubeando mientras se meten con su esposa. Esta noche habría querido hacer lo que me pediste, Lali, y pensaba hacerlo, pero entre cumplir mi promesa para no arruinarle el día a tu prima, y romperla para protegerte, no tuve dudas en hacer lo segundo. Siempre te antepondré a todo lo demás.

—Oh —susurró ella.

Tragó saliva para intentar deshacer el nudo de emoción que se le había hecho en la garganta. No podía dejar que unas pocas palabras la volvieran tan vulnerable.

Peter fue hasta ella y la acercó a él, apretándola contra su pecho.

—Perdóname por romper mi promesa, pero no me mantendré al margen si veo a alguien haciéndote daño.

—Yo hubiera podido manejar la situación —le respondió ella. Como había hecho durante toda su vida.

—Pero ¿por qué ibas a tener que aguantar algo así?

—Porque Macarena se merecía ser la protagonista del día —reiteró ella. ¡Y él le había prometido que así sería!

—Sí, pero tú también —Peter agarró su rostro entre ambas manos e hizo que lo mirara—. Solo porque no recuerdes nuestra boda no significa que no cuente.

novela laliter casado al amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora