El amor es impredecible, y duele en ocasiones, pero es lo que te mantiene vivo.
Quiero creer en nosotros todo el tiempo, las noches y los días que compartimos juntos, lo único que quiero es aferrarte en mis brazos y nunca soltarte, aunque sé que lo...
• No me duele nuestra lejanía, sino el sentir como te alejas cada vez más y más.
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Salí para encontrarme con Saúl quien me esperaba afuera de su auto, llevaba un traje formal se veía realmente muy bien, me sonrió tiernamente al verme.
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-Eres la chica más hermosa que he visto- dijo dándome un beso en la mejilla- realmente te ves espectacular- le sonreí
-tu no te quedas atrás- dije de la misma manera- el traje te sienta muy bien.
-a ti el color rojo- dijo en mi oído-¿nos vamos?- asentí, abrió la portezuela del lado del copiloto y me ayudó a subir, es realmente caballeroso.
luego subió al auto, y arranco.
-¿a donde vamos?- pregunte curiosa
-si te lo digo no sera sorpresa- dijo guiñandome el ojo viendome por un segundo para luego seguir viendo el camino.
-por favor- dije haciendo pucheros para lograr algo, me vio tierno.
-no me veas asi que no me voy a resistir- dijo serio con un tono divertido.
Durante el corto viaje hacia un lugar desconocido ante mi, charlamos de todo un poco me hacia sentir bien estar con él, me hizo olvidar lo de hace unas horas, Saul es hermoso y me siento muy cómoda, es tan...tranquilo e intenso a la vez. Me gusta.
Saul estaciono el auto y me abrió la portezuela del auto ayudándome a bajar mientras me sonreía, no pude evitar corresponderle el gesto. Nos dirigimos hacia un restaurante muy lujoso en el centro de Madrid.
-Buenas noches,¿tiene reservación?-dijo un señor muy elegante.
-si, está a nombre de Saúl Ñíguez- dijo sonriendo, el señor sonrió también.
-oh claro señor Ñíguez, síganme por favor- dijo, lo seguimos hasta llevarnos hasta una mesa apartada de las demás con una increíble vista hacia las calles iluminadas de Madrid.
-¿te gusta?-preguntó corriendo mi asiento para que me sentara.
-Es hermoso- dije sonriéndole.
-¿qué quieres comer?-preguntó alzando la vista de su carta.
-no lo sé, lo que pidas tu-dije finalmente.
-¿te parece...sorrentinos con salsa napolitana?
-me parece bien-dije sonriendo
Luego de unos minutos llego el mesero y tomó nuestra orden, llevo vino y pocos minutos nuestra orden, hablábamos de nuestras vidas y de todo un poco, la verdad me la estaba pasando increíble.
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Luego de una hora aproximadamente el mesero nos trajo la cuenta, Saúl pago ya que no permitió que lo ayudara con la cuenta...en fin salimos del restaurante.
