El Sanatorio Mental Kenneth nunca estuvo dentro del foco panorámico de la prensa hasta el día en que se condenó a la persona responsable del homicidio de Annie Fields. Decenas de fotógrafos y camarógrafos asistieron a ese quejumbroso evento sólo para inmortalizar el momento en que esa brutal bestia fue recluida y condenada a pasar el resto de sus días dentro de las cuatro paredes de una monocromática habitación.
La fotografía que se llevó el premio de la tarde fue aquella en la que apareció una pareja de guardias arrastrando a la persona mientras ésta sonreía con picardía a los espectadores de su encuentro. Reflejó la excitación que le causaba ser el centro de atención aunque fuese sólo por un día, pues luego de su encierro y el aparente olvido de Annie por el resto de la población, la noticia quedó archivada entre los centenares de homicidios de la historia junto con su fugaz protagonismo.
Sin embargo, meses después, los reflectores volvieron a iluminar las instalaciones del sanatorio luego de que una enfermera llamase entre titubeos al número de emergencias a mitad de la madrugada de un lunes.
—Línea de emergencia —respondió una mujer de voz cansina.
—Su-sucedió un accidente. —Melissa, la enfermera en turno, luchaba contra el nudo en su garganta que obstaculizaba la fluidez de sus palabras—. Ne-necesitamos u-una ambulancia en el Sanatorio Kenneth.
—¿Cuál fue el accidente?
—Ha-hay un cuerpo.
—¿De quién es el cuerpo?
—Yo... yo... —No pudo evitar comenzar a llorar, aprisionada por la impotencia y terror de ver un cadáver en su sexto mes de trabajo en el sanatorio. Sabía lidiar con internos agresivos, pero no con una situación como aquella—. Sólo quiero que me ayuden, no sé qué hacer.
—¿Hay algún otro herido?
—No, no. —Gimoteó, desesperada—. ¿La ambulancia ya viene en camino?
—Tranquilícese, la ayuda va en camino. —La operadora hizo una breve pausa para que la enfermera tuviese el tiempo suficiente para calmarse—. ¿Puede ver si el cuerpo tiene señales de vida?
—No. —Su voz salió como un gorgoteo agonizante—: Es imposible que siga con vida.
* * *
Sanatorio Mental Kenneth, 5 de enero de 2015
04:38 a.m.
Las paredes blancas del Sanatorio se ven teñidas del color intermitente de las sirenas de policía. La entrada principal está abierta de par en par, pero una cinta amarilla con el grabado negro «escena del crimen, no pase» prohíbe que las personas curiosas y los reporteros ansiosos de conseguir una noticia que le aumente un cero a la cantidad de sus cheques se acerquen y contaminen el lugar.
En el interior, tres peritos forenses analizan la escena junto con ocho hombres del cuerpo policial. Toman fotografías de las pruebas, recogen evidencias y ayudan a las enfermeras a trasladar a los internos a las habitaciones más alejadas. En una ciudad tan pequeña como Extomburgo no es usual que acontezcan situaciones tan... peculiares y grotescas. Es el segundo caso que requiere de la atención completa del área de criminalística; el primero se trató del homicidio de Annie Fields, una jovencita de diecisiete años que desapareció un año atrás, donde el hallazgo de uno de sus brazos fue la única prueba contundente de su muerte.
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Las diez razones por las cuales te asesiné
Mystery / ThrillerUn mensaje escrito en una de las habitaciones del Sanatorio Mental Kenneth perturbó a las enfermeras y a los internos, pues en él se plasmaron las diez razones por las cuales Annie Fields fue asesinada. La persona que ejecutó a la joven compartí...