La casa de los Fields fue el escenario donde se reunió la familia tras el nostálgico episodio del que fue víctima la menor de ellos. El característico olor a canela del lugar les resultó exquisito luego de pasar casi una hora dentro del hospital, a merced de la combinación de aromas entre alcohol etílico y medicamentos. Aunque, a pesar de la calidez que las paredes les brindaban, se sentía una ventisca fría que les calaba hasta los huesos, y ésta no era ocasionada por el clima de la ciudad, sino por algo que iba más allá de lo visible.
La señora Fields se retiró a la cocina sin decir nada, molesta por haber estado sentada en una sala de espera por tanto tiempo; le disgustaban los lugares como los hospitales, fúnebres y repletos de vibras negativas, lo que la dejó malhumorada el resto de la noche. Annie estaba cansada por la presión que sufrió durante el torneo de deletreo, pero se esforzaba en mostrar su mejor sonrisa para hacer más amena la situación tanto para su hermana como para Nico, quien tomó asiento junto a ella en el sillón doble. En cuanto a Andrew, éste permanecía serio, con un semblante de pocos amigos, pero siempre manteniéndose atento con Jackie, a la cual ayudó a sentarse en otro de los sofás de la sala, para después acomodarse a su lado, precavido de sus movimientos.
Alek entró a la casa, no siendo capaz de disimular la ansiedad que lo carcomía. Se quitó la chaqueta y la dejó en el perchero a un lado de la puerta principal. Su rostro estaba cubierto de pequeñas gotas de sudor... de nuevo; se trataba de un reflejo que su cuerpo enviaba como alarma de lo mal que la había pasado en el hospital tras escuchar el diagnóstico del brazo de su pequeña niña. Se limpió con el antebrazo y dejó escapar un profundo y quejumbroso suspiro.
—No tenemos que hacer un escándalo por esto, ¿lo saben? —Jackie miró a cada una de las personas que la rodeaban, percatándose del calor de sus mejillas—. Sólo es una fisura, no es como si nunca más pudiera volver a mover el brazo.
—¿Y qué hay del equipo? Las nacionales son en pocas semanas, no sabemos si estarás lista para ese día. —Alek hablaba con preocupación, sin dejar de mirar la férula que Jackie llevaba en el antebrazo—. Es una oportunidad única que no podemos dejar escapar.
Ante la melancólica mirada de su pareja, Andrew intervino: —Una adecuada rehabilitación será la clave. —No alcanzó la tonalidad adecuada para denotar la seguridad que esperaba. La verdad es que no sabía demasiado sobre el tema, pero intentaba ser positivo.
Alena regresó a la sala con una charola de plástico entre sus manos, sobre la cual llevaba platos con distintos aperitivos para su familia e invitados: pequeños emparedados de jamón, galletas de avena y nuez, frituras de maíz, y una jarra de agua de limón. Dejó la comida en la mesa de centro y comenzó a servir la bebida en los vasos.
—No quisiste escucharme cuando te pedí que faltaras al juego para ir a ver a tu hermana. —Chasqueó la lengua, insatisfecha, mientras negaba levemente con la cabeza—. Fue un triunfo memorable.
El silencio no se hizo esperar. Todos en la sala permanecieron callados, evitando hacer contacto visual con cualquiera de los presentes. Sin embargo, Annie buscó la mirada de su hermana para transmitir sus pensamientos, pero ésta última intentaba disfrazar su frustración detrás de un semblante inescrutable.
—Y si nos hubieras acompañado...
—Mamá, ¡basta! —Annie la interrumpió con brusquedad, sintiéndose avergonzada al recibir la atención de todos. Si bien era cierto que la relación con su hermana ya no era buena, aún se preocupaba por ella a su manera. Le era inevitable sentir cierta vulnerabilidad por la inocencia de Jackie, y el saber que podía perder la grandiosa oportunidad de una beca en la universidad le revolvía el estómago—. Creo que ya se siente lo suficientemente mal como para que le reproches una estupidez. Además, mi victoria no se comparó en nada al triunfo del equipo de lacrosse. —Jackie le dedicó una sonrisa de agradecimiento, a lo que respondió con un guiño del ojo—. Estoy segura de que acabarán con los demás equipos en los nacionales.
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Las diez razones por las cuales te asesiné
Misterio / SuspensoUn mensaje escrito en una de las habitaciones del Sanatorio Mental Kenneth perturbó a las enfermeras y a los internos, pues en él se plasmaron las diez razones por las cuales Annie Fields fue asesinada. La persona que ejecutó a la joven compartí...