Capítulo 4

981 110 9
                                    





Nos encaminamos a la casona, se veía que ya tenía sus años de construcción. Algunos profesores comenzaban a adornar la parte de afuera, colocando lámparas y velas dandole un toque tétrico, no quiero ni ver como será en la noche.

¿Qué imagen dará?

—¡Lucy! Rápido, aun no han subido todos los estudiantes a la segunda planta. Ahí esta la habitación de mujeres. ¿Interesante no?

Asentí tratando de contagiarme de su emoción, pero era en vano.

En cuanto pise el suelo de madera sentí como una corriente eléctrica recorriendo cada lugar de mi cuerpo.  Una necesidad de ver a alguien comenzó a nacer en mi.

Pero... ¿A quién quiero ver?

Seguí a Levy, varios alumnos veían aquellos muebles viejos, con marcas de fuego.

Subí las  escaleras, el segundo piso era normal, varios pasillos largos, el piso cubierto de una alfombra roja con adornos dorados, una lampara en cada puerta de habitación.

Y la ultima puerta con dos maderas clavadas evitando el paso a ella. Una cruz y varios símbolos.

¿Qué  mierda?

—Ya viste Lucy, esa puerta me da curiosidad, ¿vamos rápido?

Asentí. ¿Desde cuando tenía tantas agallas?

Caminamos hacia el fondo de ese pasillo directo a la puerta. La puerta tenía manchas negras.

—¿Será que aquí mataron a la fundadora?

Íbamos a tocar la puerta al mismo tiempo cuando la Perfecta nos vio.

—¡Señoritas ahí no pueden pasar! ¡Regresen ahora mismo!

Levy se adelantó a contestar.

—Lo siento Miss Meredy, es que nos dio mucha curiosidad. ¡Vamos Lucy!

Pero antes de ir con ella toque la puerta sin hacerlo a  propósito.

Mi corazón comenzó a latir muy fuerte. ¿Porque me siento así?

Fuimos directamente al cuarto donde nos íbamos a quedar, ese cuarto seria para todas las señoritas.

Deje mis cosas en la cama donde me tocaría. Me senté a esperar a Levy, ella había entrado al tocador. Mis brazos comenzaron a arder.

—¡Joder! ¡Duele!

Susurre. ¿Qué me pasaba?

—¿Lucy estas bien?

Me pregunto Lissana, junto con Canna.

—Si, supongo no me cayo bien el viaje. No se preocupen.

Las dos me vieron extrañadas. Levy apareció a su lado.

—Estas pálida Lucy, vamos a que te de el aire.

Asentí, Levy me tomo del brazo por miedo a desmayarme.

Canna y Lissana se habían quedado. Querían acomodar sus cosas. Salimos al balcón. Y la noche comenzaba a caer. El frío igual. Los árboles se veían mas tétricos.

Comencé a platicar de cosas triviales con Lucy, hasta que un fuerte grito nos alertó. Entramos corriendo. Me quede helada.

—¡Lissana! ¡Canna! ¡Ayuda!

Estaban las dos, amarradas a la cama, sangrando de las muñecas y los ojos.

¡Que sea una broma! ¡Que  sea una puta broma!

Todos los estudiantes subieron, pero los profesores taparon las vistas y solo quedamos ahí Miss Meredy y el profesor Gildarts.

—¿Qué a ocurrido?

—Escuchamos un grito y entramos corriendo, creíamos que había sido una broma pero no... Ella nos respiran.

Mas gritos comenzaron a escucharse, salí rápido al balcón junto con Levy, y todos salían corriendo, eran perseguidos por monstruos ficticios. ¿Era una broma?

—¿qué mierda ocurre Gildarts? ¿Es una broma?

Negó.

—Aquí esta Meredy... No es una maldita broma. Tenemos que largarnos de aquí.

Comencé a temblar. ¿Quién está aquí?

—¿Quién... Quién está aquí?

La voz del profesor hizo que me faltara el aire.

—El responsable del asesinato de Mavis.







Nota: La maldad ha regresado, bueno, no exactamente. Pero ya comenzare a publicar constantemente.

Alma CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora