Capítulo 5

883 101 6
                                    



Mis piernas temblaron.

—Pero... ¿Eso no sucedió hace años? Ya debería estar muerto su asesino, tendría por lo menos 100 años o más.

Dijo Levy, buscando alguna solución.  O al menos algo que tuviera sentido.

—Los demás profesores no lo saben, por eso están como si nada.  Creo que aquellos disfraces están bastante extraños. Jamás acordamos eso. Nosotros saldremos, necesitamos que no digan nada. Diremos que Lissana y Cana realizaron una broma y que tardarán en bajar. No quiero que nadie se entere de la verdad ¿entendido?



Dijo el profesor Gildarts.

¡Joder! ¿Tan malo era esto?



Salieron los profesores y nosotras quedamos en el balcón. La habitación donde estaban los cuerpos de Cana y Lissana estaba cerrada.

Vimos como todos corrían. Asustados por aquellas disfraces. Unos par de disfrazados se nos quedaron viendo desde abajo, una punzada de dolor me asusto. Algo iba mal. Enseguida corrieron para llegar hasta nosotras.

Tome a Levy, corrimos por el balcón.

Había una puerta con maderas igual de bloqueada como la que estaba adentro., a su lado una ventana. Tal vez la misma habitación.

Un escalofrío me recorrió y Levy sintió mi miedo que enseguida, consiguió abrir la ventana.

Nos metimos y nos pegamos a la pared. Cerramos la ventana para que no fuera tan obvio.





Escuchamos los pasos de aquellos disfrazados y se nos fue el aliento. Sus sombras se proyectaban en el piso, se quedaron inmóviles viendo hacia dentro de la habitación.

Cerré los ojos y suplique para que se fueran. Pasaron 10 minutos y se fueron.

—¿Qué mierda ha sido eso? ¡No se movieron para nada! ¡Esto ya no es gracioso!

Dijo Levy muerta de miedo.

Pero enseguida que vio mi cara se le fue el alma del cuerpo.

—¿Qué pasa?

Cuando vio a la dirección que yo veía. Si no tapo su boca, se hubiera escuchado uno de los gritos más espantosos.



La habitación estaba quemada, completamente quemada, pero, en el centro había una cama. Encima de ella una chica acostada, de cabellos rubios pálidos y largos.

Sus ojos nos observaban con una mirada bastante escalofriante.

—No te muevas Levy.

Escuche su gemido de miedo.

—Tú ... Tú... Eres... Eres...

Enseguida un grito desgarrador salió de aquella chica de tamaño pequeño, del piso comenzaron a salir llamas, se estaba quemando. Mientras se retorcía Levy me tenía como escudo. Y yo veía. Estaba en Shock.



Enseguida paro el grito, y quedo parada en medio de la habitación, sus ojos estaban negros, su piel quemada. Me miró fijamente y comenzó a caminar hacia nosotras. Lentamente.

—¡Levy abre la puta ventana!

Grite muerta de miedo. Cada vez se acercaba más y más. Levy grito y salió primero. Enseguida salte hacia fuera. Voltee para cerrar la ventana y ella estaba ahí. En la ventana, con la cabeza ladeada.

Al momento de cerrar la ventana, ella tomó mi brazo y comencé a arder.

—¡suéltame! ¡Ayuda!

Comenzó a jalarme. Levy reaccionó y dándose impulso, salto, dándole una patada y soltándome al instante. Cerré la ventana como pude.

—¡El está aquí!

Grito aquella chica o lo que era de ella.



Mi brazo sangro.

Pero de algo nos  habíamos olvidado.

Aquellos dos disfrazados estaban frente a nosotras.

No tenían cara, sus máscaras eran sin ninguna facción, completamente negras. Su vestimenta era de un color gris oscuro.

Si la oscuridad de la noche ya hubiera caído. Jamás nos hubiéramos dado cuenta de ellos.

—¡Joder! ¡Díganme que son normales!




Error. De aquellas máscaras comenzó a brotar sangre.







Comienza la cuenta regresiva mi amor.  ¡Cinco!

Nota: He  regresado.

Alma CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora