Capitulo I

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No importa donde este. Yo siempre la tendré bajo mi custodia. Hace mucho tiempo que deje de ser un ángel y ahora parece que regrese a mi viejo trabajo. Mi ficción se convirtió en realidad. La perdí una vez mas.

Pero esta vez esto será más difícil. La han borrado la memoria. Es una humana común. Pero hace tiempo atrás también lo fue y regreso a mi lado.

—¿Tú quién eres?

Pregunto aquella niña de ojos café oscuro. Trate de sonreír lo mejor que pude, no quería asustarla.

—Soy tu ángel custodio.

Ladeo la cabeza. ¿Su cuerpo recuerda algunos hábitos? Tal vez.

—¿Mi ángel custodio? ¿Eres como la hada madrina de los cuentos?

Sonrío dejándome ver un espacio entre sus dientes. Apenas tiene cuatro años. Sonreí ante su encantadora y empalagosa inocencia.

—Algo parecido. Soy como el lobo de caperucita. ¿La conoces verdad?

Me senté a su lado. Su cama era grande para una niña tan pequeña. Su frágil cuerpo. Es una muñeca de porcelana.

Se hizo a un lado y me vio. Me recargue en la cabecera.

—¿Pero el lobo es malo, no?

—En esta historia el lobo es bueno. Protege a caperucita del leñador y su abuela.

Frunció su ceño.

—¿porque?

La recosté en mis piernas.

—Por que ellos le quiere hacer daño. Y yo, soy ese lobo, te voy a cuidar toda la vida. Solo que no le cuentes a nadie de mi, esto es entre tu y yo. Conforme crezcas iré desapareciendo pero no te preocupes, no me podrás ver hasta el día que tengas 17.

Me abrazo con sus pequeños brazos.

—Pero aun falta mucho, yo me sentiré sola.

Acaricie su cabeza.

—Jamás estarás sola.





Trece años después.



¡Venga ya! ¡Se me hace tardisimo para la jodida escuela!

—¡Con una mierda Lucy! ¡Baja a desayunar!

Grito mi madre encabronada. Todas las mañanas era lo mismo. Realmente me daba igual.

—¡Trágate tu puto veneno de ratas!

Grite y salí corriendo, mi vida no era color rosa.

Mañana seria el viaje de fin de curso. Fin de la escuela y ahora comienzo de una tormenta.

Así es. En nada entro a la universidad.

Corrí hacia la escuela como alma que lleva el diablo.

—¡Mierda!

Grite mientras que veía como el estupido tren pasaba con toda la lentitud del mundo.

¡Maldita sea, muévete pedazo de fierro!

En cuanto termino de pasar, seguí mi camino, aun faltaba, para poder llegar al colegio.

"Demonios, si no fuera por mi carácter de mierda ha me hubiera encontrado a alguien ahora que fuera por mi, y sigo igual de sola"



Tu nunca estas sola.

Repetí.

¿Eh? ¿Yo dije eso? Da igual. Vi la entrada y se veía a la única que cuidaría de mi si estuviera ebria hasta los calzones.

—¡Levy! ¡Mañana es el viaje!

Grite tomándola del brazo y corriendo hacia el salón de Historia del Arte.

Mañana, jamás pensé que me fuera ir de la mierda.

Alma CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora